Lo leí y aprendí hace muchísimos años: "Navidad es cualquier día del año en que un hombre se acerca a otro hombre, lo llama hermano y lo trata como tal". Eran otros tiempos en que, como se puede observar, el lenguaje inclusivo no estaba de moda. Porque lo lógico hubiera sido incluir también a las mujeres. Lo pensaba entonces y lo sigo pensando ahora. Bueno, el caso es que desde que la cita de arriba llegó a mis manos la he utilizado en mis felicitaciones y en conversaciones sobre las cosas extraordinarias que realizamos durante estos días. Porque nos llamamos por teléfono, nos enviamos wasaps, mensajes y fotografías, nos deseamos felicidad y amor, nos mandamos abrazos y muchos besos, nos disfrazamos para salir de fiesta, intercambiamos regalos, etcétera. ¡Qué bonito, qué maravilloso, qué alegría tan grande! Y digo yo: ¿pero por qué no será Navidad siempre? ¿Pero por qué razones no instauramos por decreto ley que los 365 días del año (366 cuando sea un año bisiesto) sean como lo que estamos viviendo en estos momentos? Y en aquellos países que no celebren estas fiestas porque sus tradiciones religiosas o paganas sean otras, que hagan lo mismo. Pienso en China, India, los países musulmanes y las tribus indígenas de la Amazonia o de África, Nueva Zelanda y Australia. Sería muy fácil llegar a un acuerdo. Porque los rituales festivos sirven para celebrar que estamos vivos y, ya de paso, crear vínculos sociales, que refuerzan la cohesión de las personas. Entonces, si es así, ¿por qué motivos no lo hacemos?

Vale, ya sé que ahora mismo habrá lectores o lectoras que digan: "Este escribiente está un poco majareta. Hoy patina. Tiene muchos pájaros en la cabeza. Se nota que las vacaciones producen ensoñaciones. Como si unir al personal fuera tan fácil". Incluso algunas personas pensarán lo mismo que yo y, por no dar que decir, no se atreverán a compartirlo con nadie. ¿Para qué recibir críticas, insultos o malas palabras de quienes no discurren como uno mismo? Pues miren: ¡necesitamos proyectos, utopías, ilusiones, sueños, afanes, pasiones, locuras, efervescencias! Sin estos ingredientes, la vida es un valle de lágrimas. ¿O ustedes prefieren las discordias, las rupturas, los desencuentros, las peleas, las peloteras? Imagino que no. Y es que mientras uno está bailando, comiendo, riendo, moviendo el esqueleto y pasándoselo bien, no hay tiempo para lanzarse los trastos a la cabeza ni para enviar a nadie al otro barrio, es decir, al más allá. Yo creo que al menos podríamos intentarlo en alguna ocasión. Por ejemplo, ahora que está tan de moda celebrar años internacionales y mundiales (¿usted sabía que en 2023 hemos celebrado el Año Internacional del Mijo? ¿Y que en 2024 vamos a celebrar el Año Internacional de los Camélidos? ¿Y que en 2026 se celebrará el Año Internacional de los Pastizales y los Pastores?), desde esta esquina del periódico propongo instaurar el Año Internacional de la Fiesta y el Jolgorio. Sólo tenemos que elegir el año. Y estoy seguro de que sería un hito en la historia de la humanidad.

QOSHE - Año Internacional de la Fiesta y el Jolgorio - José Manuel Del Barrio
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Año Internacional de la Fiesta y el Jolgorio

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24.12.2023

Lo leí y aprendí hace muchísimos años: "Navidad es cualquier día del año en que un hombre se acerca a otro hombre, lo llama hermano y lo trata como tal". Eran otros tiempos en que, como se puede observar, el lenguaje inclusivo no estaba de moda. Porque lo lógico hubiera sido incluir también a las mujeres. Lo pensaba entonces y lo sigo pensando ahora. Bueno, el caso es que desde que la cita de arriba llegó a mis manos la he utilizado en mis felicitaciones y en conversaciones sobre las cosas extraordinarias que realizamos durante estos días. Porque nos llamamos por teléfono, nos enviamos wasaps, mensajes y fotografías, nos deseamos felicidad y amor, nos mandamos abrazos y muchos besos, nos disfrazamos para salir de fiesta, intercambiamos regalos, etcétera.........

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