He pasado una semana maravillosa, ilusionante, como cuando los Reyes Magos me echaban una manzana y una peseta, que guardaba enseguida mi madre para que no la perdiera (yo, no ella). El mundo se me ha presentado color de rosa y hasta con clima tropical. Incluso, creo que un día atisbé el mar, tranquilo, sugerente, por detrás de la Cuesta Gorda, en el camino de Valdeáguila. Todo ha sido felicidad, esperanza, sueños de grandeza o, como mínimo, de no perder más y de ir recuperando lo desaparecido, lo que se fue por el albañal del ayer. Todavía sigo en éxtasis. Miro por la ventana y no veo escarcha, sino un amanecer luminoso, radiante. Salgo a la calle y el hielo de los charcos se ha trasformado en un lago plagado de vida. El viento zumbón suena a música celestial, a "El amor brujo", a la danza ritual del fuego que me enamoró hace décadas y me trasporta por el éter cada vez que la escucho (joder, que cursi me estoy volviendo hoy, día de San Sebastián, patrón de San Miguel de la Rivera, donde nació mi abuela Ignacia de la que guardo una frase que llevo muy dentro: "lee, hijo, lee mucho").

¿Y a qué se debe este cambio, este milagro, este impulso casi sobrenatural? Me lo he preguntado muchas veces, pero no daba con la respuesta hasta que encontré el recorte de una entrevista publicada el pasado domingo en este periódico y firmada por Carlos Gil. Entonces, me impactó; supongo que por eso la guardé. Ahora, al releerla, me ha estremecido hasta el punto de ser la principal responsable de este terremoto mental que me tiene sobrecogido desde hace ocho días y que me lleva volando entre las nubes del optimismo y el resucitar de las más amplias sonrisas.

-¿De qué me está usted hablando, don Ednodio?

-Pero, hombre, don Heliverio, ¿todavía no se ha enterado usted de lo que ha dicho la delegada de la Junta en Zamora, doña Leticia García? Yo continúo asombrado. Repaso la interviú cada poco tiempo y siempre hallo motivos para estar alegre. Es la mejor noticia desde el Motín de la Trucha o desde el anillo de San Atilano, una joya.

-Pues, sigo sin caer; ya sabe usted que soy poco dado a la lectura y menos de los periódicos. Decía el señor Joaquín, el de mi pueblo, que solo dicen dos verdades: el precio y la fecha. Claro que él vivía en Madrid y allí todo es distinto.

- Habrá que explicárselo detenidamente, don Heliverio; ya verá como merece la pena.

Don Ednodio se refiere a una frase pronunciada por Leticia García Sánchez que encabezó la citada entrevista. Admírenla: "Este año se han sentado las bases del desarrollo económico y empresarial de Zamora". Juro que me enganchó, que me atrapó, que me condujo, sin paradas ni peajes, a una Jauja futura, al edén del porvenir. ¡Desarrollo económico!, ¡desarrollo industrial!, ¡Zamora!, y, hala, todo junto. Palabras, conceptos que parecían incompatibles y que se daban coces entre sí aglutinados en la misma frase, ensamblados, abrazados como si fueran familia; daban ganas de perpetrar la expresión, de esculpirla en bronce y colocarla por las cuatro esquinas de la provincia, de enmarcarla y repartirla para que brillara en todos los hogares zamoranos. ¡Qué maravilla, qué potencialidad, qué fuerza; en fin, qué prodigio!

En medio del referido éxtasis me asaltaron algunas dudas, bah, cosa de poco, nimiedades. Por ejemplo: dice doña Leticia "este año". Óigame: si el PP (o AP) llevan gobernando en Castilla y León desde 1987 (la era deslumbrante de Aznar), qué han hecho hasta llegar a "este año"?; ¿por qué sus antecesores en el cargo no han podido exhibir, y presumir, de algo similar a lo que usted está diciendo?, ¿se ha perdido todo este tiempo por abandono, negligencia o porque nadie había reparado en ello? (Lo mismo cabría decir de los gobiernos centrales, los de Madrid, aunque ahí se han alternado PP y PSOE sin que, en Zamora, se notara la diferencia).

Volvamos a la frase de la señora García Sánchez. Afirma que "este año se han sentado las bases del desarrollo económico e industrial de Zamora". ¿Solamente se "han sentado las bases"? ¿Cuándo va a construirse el edificio, ya sabe usted que con los cimientos no basta? Hay que concretar más; aquí estamos muy escaldados con ese tipo de promesas. ¿Se acuerda usted de aquel famoso Plan Zamora, que únicamente sirvió, manipulado por su partido, para desactivar las protestas de la sociedad zamorana? Ahora hablan del "Plan de Impulso de Zamora". Han añadido "impulso". Veremos hasta donde llega. Ya nos dirá, doña Leticia. Somos todos oídos.

QOSHE - Ya era hora (o a buenas horas…) - Luis Miguel De Dios
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Ya era hora (o a buenas horas…)

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21.01.2024

He pasado una semana maravillosa, ilusionante, como cuando los Reyes Magos me echaban una manzana y una peseta, que guardaba enseguida mi madre para que no la perdiera (yo, no ella). El mundo se me ha presentado color de rosa y hasta con clima tropical. Incluso, creo que un día atisbé el mar, tranquilo, sugerente, por detrás de la Cuesta Gorda, en el camino de Valdeáguila. Todo ha sido felicidad, esperanza, sueños de grandeza o, como mínimo, de no perder más y de ir recuperando lo desaparecido, lo que se fue por el albañal del ayer. Todavía sigo en éxtasis. Miro por la ventana y no veo escarcha, sino un amanecer luminoso, radiante. Salgo a la calle y el hielo de los charcos se ha trasformado en un lago plagado de vida. El viento zumbón suena a música celestial, a "El amor brujo", a la danza ritual del fuego que me enamoró hace décadas y me trasporta por el éter cada vez que la escucho (joder, que cursi me estoy volviendo hoy, día de San Sebastián, patrón de San Miguel de la Rivera, donde nació mi abuela Ignacia de la que guardo una frase que llevo muy dentro: "lee, hijo, lee mucho").

¿Y a qué se debe este........

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