Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

Mientras en Venezuela discutimos al aire libre sobre la mejor manera de recobrar el Esequibo, en Bolivia tenemos un espécimen que en materia de saltos asombrosos dejaría boquiabierta a la propia Yolimar.

En todas las denuncias que en ese país se hacen por la televisión siempre aparece el nombre de Carlos Gil a quien enseguida los denunciantes reseñan como “venezolano”… lo que sin duda y en estos momentos allí es sinónimo de corrupción.

Dado que ni el gobierno nuestro y menos aún la oposición se da por enterada… desde esta columna yo protesto en resguardo de nuestro llamado “gentilicio”.

El ciudadano en cuestión ni nació en Venezuela porque vio la luz en Uruguay… ni es hijo de padres venezolanos como siempre han exigido nuestras constituciones… como requisito para que a uno lo llamen venezolano. Y su nombre es Carlos Gil.

Un ciudadano que aterrizó en Venezuela a finales del siglo pasado cuando un uruguayo nacionalizado venezolano luchaba por mantener el control del banco entonces privado y con mayor solera y por medio de su connacional se abrió camino en la banca nuestra.

Carlos Gil es su nombre y hoy día en Venezuela eso no dice nada… al menos para la gente normalita.

Junto a un hermano y ya despachado el connacional que le facilitó el aterrizaje en Venezuela… llegó a ser uno de los factores más importantes de nuestra banca.

Y desde esa atalaya fue uno de quienes más presionó para que el presidente Caldera no le entregara el poder al comandante Chávez… que había ganado las elecciones.

Luego como los topos que en invierno bajan la actividad y dormitan… “le bajó dos” aunque en esos años iniciales del siglo nunca dejó de ser formalmente opositor… pero ya entonces había aprendido que en materia de ayudas… solo se le dan a algunos… hasta que llegó el golpe de Carmona.

En esos días comenzó a cimentarse una leyenda urbana que mencionaba un avión con matrícula estadounidense, que supuestamente se dirigía a la base de la Orchila donde tenían detenido al presidente Chávez.

Repuesto Hugo en Miraflores se especuló que esa nave era de la CIA, de la DEA o del Comando Sur… y cómo nadie desmintió… aún se menciona el hecho.

La verdad es otra: era el avión personal de Carlos Gil que había comenzado su carrera cómo saltador de talanqueras y puso a disposición su avión personal para llevar al Presidente a La Carlota.

No pudo el granuja lograr su objetivo porque los militares sospechaban de ese ciudadano y decidieron que mejor era bajar al Presidente directamente en Miraflores.

Pero ya Carlos Gil era otro y cuando la banca dejó de ser un gran negocio porque a todas esas instituciones las habían quebrado sus dueños… el saltador de talanqueras se fue apagando en Venezuela… para aparecer a lo grande en la Bolivia de Evo Morales.

Allí ha comprado dos líneas de ferrocarriles para furia de la oposición que recuerda cuando el presidente Morales dijo que “los ferrocarriles se deben nacionalizar”… lo cual se hizo hace 10 años… pero ahora las cosas cambian.

Bien: sobre el dinero de origen dudoso que en ese país les atribuyen a funcionarios del gobierno de Venezuela… no opino por carecer de pruebas y por ser asunto de los bolivianos.

Sobre la última pirueta de Carlos Gil que hasta hace poco llamaba a cada rato al interino y era curruña de una gafa que allí pusieron como embajadora… tampoco.

Pero sobre la raya que nos cae a los venezolanos cada vez que en la TV de Bolivia recuerdan a Carlos Gil y sus andanzas como “venezolano”… si reclamo.

Al menos al embajador nuestro ante ese país vaya a la TV a explicar que Carlos Gil es uruguayo y que busquen la manera de anular la nacionalización de ese campeón mundial en salto de talanqueras.

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Domingo Alberto Rangel: Campeón mundial

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22.01.2024
Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

Mientras en Venezuela discutimos al aire libre sobre la mejor manera de recobrar el Esequibo, en Bolivia tenemos un espécimen que en materia de saltos asombrosos dejaría boquiabierta a la propia Yolimar.

En todas las denuncias que en ese país se hacen por la televisión siempre aparece el nombre de Carlos Gil a quien enseguida los denunciantes reseñan como “venezolano”… lo que sin duda y en estos momentos allí es sinónimo de corrupción.

Dado que ni el gobierno nuestro y menos aún la oposición se da por enterada… desde esta columna yo protesto en resguardo de nuestro llamado “gentilicio”.

El ciudadano en cuestión ni nació en Venezuela porque vio la luz en Uruguay… ni es hijo de padres venezolanos como siempre han exigido nuestras constituciones… como requisito para que a uno lo llamen venezolano. Y su nombre es Carlos Gil.

Un ciudadano que aterrizó en Venezuela a finales del........

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