Lo que la celulosa sabe
Ya hace casi 20 años de aquello. En St. Louis, justo al inicio de la clase de matemáticas, nuestra profesora anunció que nos tenía preparada una sorpresa. Sabedora de que el tema de las parábolas no era particularmente emocionante para ningún adolescente, decidió echar mano de la tecnología para inspirarnos. Entonces, el conserje entró empujando una curiosa estructura cableada de la que colgaban en suspensión energética 30 portátiles de visos púrpuras y una incandescente luz LED azul, una destellante notificación de que estaban vivos. Aquel fue mi primer contacto con el uso de pantallas en las aulas, la promesa de un futuro donde los microchips harían del papel un nostálgico recuerdo de un tiempo pasado anterior.
Pero, por fortuna, tal........
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