La ciudad se construye mediante procesos socioculturales y recursos materiales que se van superponiendo en determinados momentos históricos. En lenguaje técnico, la imagen de esas superposiciones se conoce como paisaje urbano, la síntesis edificada de la historia sociocultural de nuestra sociedad.

Podemos ir más allá y afirmar que ese paisaje urbano puede ser de larga data o de pocos años atrás. Y esta puntualización es muy importante en una sociedad de gran movilidad social como la nuestra porque los cambios en la forma arquitectónica y urbana pueden ser discontinuos y traumáticos. Dicho en otros términos: los cambios en el paisaje urbano pueden ser tan disruptivos que afectan, en períodos muy breves, la conducta humana. Repasemos algunas transformaciones urbanas de las ultimas décadas.

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Las fuerzas centrifugas, depredadoras y deshumanizantes, del capitalismo dependiente están libres y someten a nuestro espacio urbano con intensas prácticas sociales, sobre todo del comercio, transporte, construcción y de la catarsis política. Con ellas, el paisaje urbano se construye de cero en cualquier barranco natural o modificando la arquitectura existente como en algunos edificios —patrimoniales o contemporáneos— del centro invadidos por un comercio precario (en un Estado con una enorme población en empleo informal, la lógica gremial del “día a día” ha conquistado los territorios urbanos, y su avance no reculará si no se transforma, estructuralmente, el empleo en Bolivia). Estas prácticas son como una lava volcánica que se escurre por toda la ciudad. Y esa manera contemporánea de hacer ciudad —que mezcla necesidades extremas y expresiones amorfas— dibuja un horizonte urbano ininteligible, estéticamente discutible y culturalmente muy complejo; ergo: un paisaje urbano ideal para turismo antropológico. Prueba irrefutable del horizonte descrito es el manejo kafkiano de la casa patrimonial del Colegio de Arquitectos en Sopocachi. Ahí, en la casa de los profesionales mandados a construir arquitectura y hacer ciudad, se ha materializado todo el menú procedimental y estético de la enmarañada sociedad paceña de este tiempo.

A pesar de ello, todos sin excepción alguna tenemos derecho a la ciudad, y ejercer diariamente ese derecho da fuerza a reaccionar. Algunos lo hacen con rabietas eurocéntricas, otros con indiferencia, y muchos con estupor. Todos reaccionamos ante la paradoja urbana. Pero, algunos viven y explican el nuevo paisaje urbano con decimonónica discriminación; para ellos, la declaración del filósofo francés Michel Serres es categórica: “es necesario construir una especie de multiculturalismo que terminará produciendo un nuevo humanismo”.

(*) Carlos Villagómez es arquitecto

QOSHE - Paisaje urbano - Carlos Villagómez
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Paisaje urbano

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26.01.2024

La ciudad se construye mediante procesos socioculturales y recursos materiales que se van superponiendo en determinados momentos históricos. En lenguaje técnico, la imagen de esas superposiciones se conoce como paisaje urbano, la síntesis edificada de la historia sociocultural de nuestra sociedad.

Podemos ir más allá y afirmar que ese paisaje urbano puede ser de larga data o de pocos años atrás. Y esta puntualización es muy importante en una sociedad de gran movilidad social como la nuestra porque los cambios en la forma arquitectónica y urbana pueden ser discontinuos y traumáticos. Dicho en otros términos: los cambios en el paisaje urbano pueden ser tan disruptivos que afectan, en períodos........

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