Fin de año es un buen momento para explicar por qué uno escribe sobre ciertos temas. Con mayor razón si uno es columnista op-ed, es decir, columnista en el espacio opuesto al editorial.

Los periodistas califican mi presencia en el mundo de los columnistas con un simpático denominativo: opinólogo. Acepto parcialmente ese apelativo que, en mi caso personal, lo interpreto como: un arquitecto con opiniones sobre diversos temas, en una miscelánea temática que carece de la “sustancia medular” que poseen los periodistas de cepa.

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Acepto, soy nomás un intruso que se atreve a expresar sus opiniones en un medio que le es extraño, usando palabras y no ladrillos. Pero, quisiera que mi audacia sea compartida. Sería grato ver a los colegas columnistas proyectar y supervisar un edificio de mil metros cuadrados. Si puedo expresar sin temor mis pensamientos en la prensa, ¿por qué no expresan los periodistas su creatividad en el espacio de la arquitectura? Prometo no decirles opinólogos de la arquitectura; al fin y al cabo, la mitad de la ciudad está construida sin arquitectos.

Pero escribo columnas por otra razón en particular. La sociedad visibiliza mucho más a los periodistas que a los arquitectos. Y como ello da una ventaja considerable decidí expresarme en la prensa, con la necesidad vital de desarrollar temas en un espacio de construcción cultural. Y la prensa escrita es, sin duda, el espacio privilegiado de nuestra construcción cultural (aunque sea una prensa que solo reitera temas que, a mi parecer, son poco edificantes: la política, los crímenes y el fútbol).

Por otra parte, mis pocos lectores me reclaman mayor contundencia en las notas. Interpreto ese reclamo como falta de definición política. Debo aclarar esto por escrito: no voy a desarrollar pensamientos teñidos de inclinaciones políticas, no seré portavoz del sector oficialista 1, ni del sector oficialista 2, ni de la oposición. Tampoco estoy en op-ed como arquitecto para rajar contra el gobierno municipal por todo y por nada. Escribiré siempre sobre temas que creo son para compartir con todos, aunque ello signifique el ninguneo del gremio.

Escribo sobre arte, películas, la descolonización, sobre las nuevas tecnologías; y de vez en cuando, sobre la ciudad y su arquitectura desde una óptica culturalista. Es decir, desarrollo temas diversos, con algún apoyo bibliográfico, y en un tono que se aleja de la lógica bipolar de la mayoría de las columnas periodísticas que son, a mi parecer, obviedades sin autocrítica. Prefiero la duda de las reflexiones honestas.

En 2024 seguiré en ello, fiel a mis convicciones intelectuales, y eligiendo temas al garete. Les deseo a todos un feliz Año Nuevo.

(*) Carlos Villagómez es arquitecto

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Sobre mis temas

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29.12.2023

Fin de año es un buen momento para explicar por qué uno escribe sobre ciertos temas. Con mayor razón si uno es columnista op-ed, es decir, columnista en el espacio opuesto al editorial.

Los periodistas califican mi presencia en el mundo de los columnistas con un simpático denominativo: opinólogo. Acepto parcialmente ese apelativo que, en mi caso personal, lo interpreto como: un arquitecto con opiniones sobre diversos temas, en una miscelánea temática que carece de la “sustancia medular” que poseen los periodistas de cepa.

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