Hace unos días nuevamente quedamos consternados ante un salvaje asesinato de un soldado en el municipio de San Matías del departamento de Santa Cruz. Según información escueta, el soldado Edwin Veizaga, de 23 años, apareció sin vida en el Regimiento 14 de Florida, luego de ser entregado por los dueños de una casa donde supuestamente “fue sorprendido robando”. Un carnicero de la región fue quien habría encontrado al soldado dentro de su inmueble. Una vez reducido, habrían entregado a Veizaga al personal de guardia del cuartel. “El joven ingresó caminando, pero al día siguiente apareció sin vida en las piletas del regimiento”, denunciaron los habitantes del municipio.

Según la acusación de los pobladores, varios (¿muchos?) militares instructores de esa unidad ordenan a los soldados a hacer “misiones de robo” fuera del regimiento. Esta práctica es muy común en todos los cuarteles del país. ¿Cómo es posible justificar la instrucción militar, obligándo a ser ladrones a los soldados? Según la psicología social, solo el ladrón/a o ladrones tienen la idea en su mente de que lo que “saben hacer mejor” (en este caso robar) puede ser útil para los otros, en este caso conscriptos que prestan el servicio militar obligatorio. Si se actúa y se permite esta lógica, ¿hoy cuántos ladrones solapados de militares existen en las Fuerzas Armadas? Hago énfasis en esta última afirmación, porque eliminar a los soldados mediante formas de violencia atroz ya no es nueva, cada año existen casos similares al del soldado Veizaga y con culpables que pocas veces son sancionados, o no se identifica a los autores intelectuales, que siguen gozando de ascenso y privilegios.

A pesar que el ministro de Defensa sustituyó al teniente coronel Fernando Seltzer Barbosa del Regimiento de Infantería 14 Florida, o al sargento Milton García se le haya encarcelado por 20 años, no se está sancionando a todos los culpables.

Milton García cínicamente reconoció haber instruido a otros conscriptos aplicar a Veizaga el castigo del “paño húmedo”, que consiste en hacer ahogar a una persona. Una institución que no entiende y menos practica lo que es vivir en democracia y con el respeto a los derechos humanos plenos, no cambiará en la aplicación de la violencia extrema y el comportamiento de buenos cleptómanos de los militares bolivianos. Obviamente existen algunas excepciones, pero creo que son muy pocos/ as o cada vez más reducidas.

Pero suceden varias acciones paradójicas en las Fuerzas Armadas. El ciudadano común se pregunta, ¿cómo se demuestra tanta brutalidad frente a soldados jovencitos y no así frente a los grandes contrabandistas? Hay que recordar que en varias operaciones militares, los contrabandistas resultaron triunfantes frente a los “luchadores contra el contrabando”. Otra ciudadana, más directa, dijo en algún medio de comunicación que entre los contrabandistas y las Fuerzas Armadas existe una hermandad natural. Todo es posible en nuestro país, lamentablemente.

Otro hecho ocurrió hace un par de años en las instalaciones del colegio militar, donde se pretendía hacer una demostración de “valentía militar” con saltos suicidas, para los que no estaban preparados. El resultado fue el fatal accidente de algunos cadetes. Existe la mentalidad de pensar que son competentes, pero en la realidad son incompetentes en lo mental y físicamente, por eso el uso de la violencia extrema para demostrar que supuestamente son mejores. Desgraciadamente, las Fuerzas Armadas se están quedando como una institución parasitaria que solo aprendió a usufructuar tan descaradamente de la sociedad, como posicionarse en el golpe de Estado de 2019 o como tener la jubilación al ciento por ciento, etc. ¿Qué respuesta tiene el pueblo? El servicio militar obligatorio no es más que estar expuestos a morir acusados de ser ladrones.

En estos últimos días, las redes sociales se han inundado de opiniones y críticas duras. Recojo algunas. “¿Para qué queremos a las Fuerzas Armadas si no coadyuvan en la convivencia humana y menos saben respetar los derechos humanos?” Otras más drásticas dicen: “promoveremos la extinción de las Fuerzas Armadas y todo ese dinero se destine para la educación y la salud que tanta falta hacen”. Incluso, se dice que “deberíamos ser como Costa Rica, sin Fuerzas Armadas y no es invadido por ningún país, ¿no es posible imitar esa iniciativa?”, en fin. Jach’a pallapallanakaxa jaqi jiwayañakqhay yatipxchixa. Waynanakaruxa jank’akijay jiwayapchixa. Ma pitatay chhaqtayañaspa uka ñanqhankaruxa, ¿ janicha?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo

QOSHE - Otra vez el espíritu cleptómano de los militares - Esteban Ticona Alejo
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Otra vez el espíritu cleptómano de los militares

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07.01.2024

Hace unos días nuevamente quedamos consternados ante un salvaje asesinato de un soldado en el municipio de San Matías del departamento de Santa Cruz. Según información escueta, el soldado Edwin Veizaga, de 23 años, apareció sin vida en el Regimiento 14 de Florida, luego de ser entregado por los dueños de una casa donde supuestamente “fue sorprendido robando”. Un carnicero de la región fue quien habría encontrado al soldado dentro de su inmueble. Una vez reducido, habrían entregado a Veizaga al personal de guardia del cuartel. “El joven ingresó caminando, pero al día siguiente apareció sin vida en las piletas del regimiento”, denunciaron los habitantes del municipio.

Según la acusación de los pobladores, varios (¿muchos?) militares instructores de esa unidad ordenan a los soldados a hacer “misiones de robo” fuera del regimiento. Esta práctica es muy común en todos los cuarteles del país. ¿Cómo es posible justificar la instrucción militar, obligándo a ser ladrones a los soldados? Según la psicología social, solo el ladrón/a o ladrones tienen la idea en su mente de que lo que “saben hacer mejor” (en este caso robar) puede ser útil........

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