En esta gestión escolar 2024, otra tarea todavía pendiente es la toma de conciencia y autocrítica por parte de estudiantes del nivel secundario y la educación superior, léase escuelas normales, universidades e institutos.

Sucede que hay alumnos que pasan más tiempo viendo y aprendiendo las cosas malas del internet, las redes sociales o chateando sobre asuntos que nada tienen que ver con su formación y tampoco con aspectos que sean complementarios de temas que llevan en sus unidades educativas o en su formación profesional en las normales y las universidades.

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Del mismo modo, hay jóvenes estudiantes que se han acostumbrado a dedicar gran parte de su tiempo a los juegos informáticos o videojuegos, que también los tienen aislados de todo contexto didáctico y formativo. Con toda propiedad, alguien denomina “autismo cibernético” a la excesiva adicción de esta población a estos juegos.

Cuando jóvenes acuden a un café internet no buscan, por ejemplo, un software pedagógico o algo similar para su autoformación, sino que van por otras cosas contraproducentes y perjudiciales para ellos y, muchas veces, se convierten en malos hábitos que van a contrarruta de los valores humanos que reciben en sus entornos familiares.

También resulta preocupante advertir que hay estudiantes que saben mucho más de la farándula y los chismes de las redes sociales, pero desprecian la lectura de libros, tienen una pésima ortografía, una pobreza alarmante de su léxico y son muy reacios a redactar algo; por ejemplo, las frases bonitas de expresión de sentimientos puros y sublimes han sido reemplazadas por memes o imágenes.

Dicho de otra manera, existe un alarmante empobrecimiento de la lectura, la mala redacción, la pésima ortografía, así como del razonamiento lógico y verbal. Lamentablemente, estas falencias han llegado igualmente a personas mayores, profesionales e inclusive a maestros y directores, al utilizar abreviaturas incorrectas y errores de ortografía en mensajes de texto de los celulares.

Por consiguiente, resulta imperioso revertir esta desagradable situación en la educación. En ese contexto, los maestros deben darse maneras para crear en los estudiantes una conciencia crítica de su formación porque no puede haber transformación en la educación si trabajamos cada año sobre lo mismo. Hay “cambio” cuando se trabaja sobre algo nuevo, diferente, sobre lo inédito, lo que debe traducirse en una permanente innovación didáctica y pedagógica.

(*) Guido Romay es periodista, profesor y escritor

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Educación: Tiempo de corregir errores (III)

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01.03.2024

En esta gestión escolar 2024, otra tarea todavía pendiente es la toma de conciencia y autocrítica por parte de estudiantes del nivel secundario y la educación superior, léase escuelas normales, universidades e institutos.

Sucede que hay alumnos que pasan más tiempo viendo y aprendiendo las cosas malas del internet, las redes sociales o chateando sobre asuntos que nada tienen que ver con su formación y tampoco con aspectos que sean complementarios de temas que llevan en sus unidades educativas o en su formación profesional en las normales y las universidades.

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