Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un político carismático y del tipo popular que tiene un liderazgo basado en lealtades. El afecto que le tienen sus seguidores es proporcional al odio de sus detractores. Los que lo odian, lo odian a muerte y los que lo quieren, estarían dispuestos a todo por él.

El actual presidente de México nació en un pueblo de Tabasco rodeado de agua y pantanos, al que solo se llegaba en lancha. Desde niño conoció la pobreza, aunque nunca se dio cuenta, pues sus amigos, hijos de lancheros, pescadores, campesinos e indígenas chontales, vivían como él.

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En 1973 se fue a estudiar Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM, donde tuvo como maestros a exiliados bolivianos, chilenos y argentinos que dieron sustento a sus convicciones y fortaleza a la hora de enfrentar al régimen autoritario y antidemocrático mexicano, al que Mario Vargas Llosa calificó en los años 90 como “la dictadura perfecta”.

Fue candidato a la presidencia en tres ocasiones, 2006, 2012 y 2018. En la primera elección le hicieron un fraude, científicamente comprobado, y en la segunda perdió porque el gobierno de entonces gastó cientos de millones de pesos en la compra de votos. La tercera fue la vencida, y con un nuevo partido, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ganó con el 53,19% de los votos.

El lema del gobierno de AMLO es “por el bien de todos, primero los pobres”, porque después de 40 años de neoliberalismo, más de 60 millones de mexicanos habían caído en la pobreza, en un país desmantelado, corrupto y sometido a una oligarquía depredadora que evidenció los extremos: hasta hace poco, el hombre más rico del mundo era el mexicano Carlos Slim, con una fortuna de $us 100.000 millones, según Bloomberg.

A la cabeza de un movimiento transformador, López Obrador obligó a los empresarios a pagar impuestos, estableció una política de austeridad, limpió de corruptos el aparato público y encarceló a millonarios que habían estafado al Estado. Con el dinero recuperado instauró apoyos económicos a campesinos, jóvenes, discapacitados y ancianos. Con los bienes confiscados, creó el “Instituto para devolver al pueblo lo robado”, de donde salen otro tipo de ayudas. Saneó la economía mexicana sin préstamos, sin subir impuestos, sin devaluaciones y subió casi al triple el salario mínimo.

En octubre de este año dejará la presidencia con un 73% de aprobación y conservando, según Morning Consult, el segundo lugar como líder mundial más popular, después de Narendra Modi de la India. En cada lugar al que va, la gente le pide que extienda su mandato: “seis años más” le gritan y él tiene que calmarlos, también a gritos, diciéndoles que su ciclo acabará, que no hay imprescindibles, que nadie es más importante que el proyecto político; que su afán no es el poder, que no cree en la reelección y en los líderes únicos e irremplazables. Que el movimiento transformador de México debe continuar sin él.

En 2019, firmó un documento ante notario público en el que se comprometió a no buscar la reelección. «… no quiero que le pongan mi nombre a ninguna calle, a ningún parque, que no me hagan ningún monumento, que no le pongan mi nombre a ningún ejido, a ninguna colonia, a nada… tengo palabra, lo más importante en mi vida es mi honestidad; no soy un ambicioso vulgar… uno de los principales errores de los dirigentes es no saber retirarse a tiempo… Un buen dirigente tiene que ser autocrítico y tener capacidad para rectificar. No se puede caer en la autocomplacencia… cuando se acepta el error, es imprescindible ofrecer disculpas y rectificar, con humildad”, ha dicho y ha escrito en sus libros.

Andrés Manuel se irá a su casa en donde solo quiere vivir en paz, dijo. Que no lo busque nadie, ni para pedirle consejo, advirtió. Quizás ahí, por fin, tenga la calma necesaria para disfrutar esa canción de Silvio Rodríguez que tanto le gusta y que pareciera estar dedicada a esos dirigentes que han perdido el rumbo. La que se titula Ese hombre, que en su último párrafo dice: “Ese hombre que por hechos o por dichos es amado tanto/ Ese hombre que por dichos o por hechos es alabado tanto/ Se cuide de sí/ Se cuide de él solo/ Porque hay un placer perverso en creer merecerlo todo/ Se cuide de sí/ Se cuide de él solo/ Porque el mismo don que lo levantó puede ahogarlo en lodo”.

(*) Javier Bustillos Zamorano es periodista

QOSHE - La lección de AMLO - Javier Bustillos Zamorano
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La lección de AMLO

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19.02.2024

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un político carismático y del tipo popular que tiene un liderazgo basado en lealtades. El afecto que le tienen sus seguidores es proporcional al odio de sus detractores. Los que lo odian, lo odian a muerte y los que lo quieren, estarían dispuestos a todo por él.

El actual presidente de México nació en un pueblo de Tabasco rodeado de agua y pantanos, al que solo se llegaba en lancha. Desde niño conoció la pobreza, aunque nunca se dio cuenta, pues sus amigos, hijos de lancheros, pescadores, campesinos e indígenas chontales, vivían como él.

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En 1973 se fue a estudiar Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM, donde tuvo como maestros a exiliados bolivianos, chilenos y argentinos que dieron sustento a sus convicciones y fortaleza a la hora de enfrentar al régimen autoritario y antidemocrático mexicano, al que Mario Vargas Llosa calificó en los años 90 como “la dictadura perfecta”.

Fue candidato a la presidencia en tres ocasiones, 2006, 2012 y 2018. En la primera elección le hicieron un fraude,........

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