El ensayo distópico por el que las argentinas y argentinos han optado en las elecciones del pasado domingo, nos ha llevado a contener la respiración y reflexionar en torno a la pulsión social que lleva al país de los pañuelos verdes a votar por un fascismo de mercado. Entre las múltiples razones para preocuparse por este personaje (propuestas insensatas, una personalidad agresiva, intolerancia a distintos puntos de vista, entre otras), quisiera enfocarme en un aspecto en particular: las múltiples amenazas que Milei, siendo candidato, se ha despachado en contra de los derechos de las mujeres.

La periodista argentina Agustina Paz sostiene con propiedad que, a pesar de las apariencias, Milei no es un loco sino un liberal, y uno absolutamente consistente con el neoliberalismo. Y es un claro ejemplo de esa combinación de “libertario” en lo económico, pero profundamente conservador en lo social. Un hijo sano del patriarcado y el capitalismo.

Cuando habla de economía, Milei suele ser incomprensible, excepto por su pulsión por poner a la venta todo. Es muy conocida su posición en torno a la venta de órganos, o la privatización de los ríos, y cuando se le pregunta ¿y la venta de hijos e hijas? Su respuesta es por demás ambigua: “depende en qué términos estés pensando”. Tal vez él no pensó que su respuesta normaliza, por ejemplo, la venta de niñas como esposas de hombres adultos, una práctica que viola cualquier principio de la libertad individual que él exalta.

Al plantearse la venta de órganos, Milei se pregunta: «¿Por qué no puedo decidir sobre mi cuerpo? ¿Cuál es el problema? Mi primera propiedad es mi cuerpo». Esta irrestricta libertad es legítima, excepto si eres mujer. Cuando se trata del derecho de las mujeres a decidir sobre un embarazo no deseado, el argumento cambia: «La mujer puede elegir sobre su cuerpo, pero lo que tiene dentro del vientre no es su cuerpo, es otro individuo», opina.

Otra de las propuestas del candidato libertario es eliminar la Educación Sexual Integral (ESI) de las escuelas públicas, por ser un mecanismo para “deformarle la cabeza a la gente”. Y esta posición fue “complementada” por Lilia Lemoine, candidata a diputada por el partido de Milei, quien impulsa una ley para que los padres varones puedan renunciar a la paternidad. “No me parece justo que un hombre tenga que hacerse cargo económicamente de una criatura cuando no lo quiso tener», indicó la libertaria.

Por último, en Milei, el negacionismo del cambio climático corre en paralelo con su rechazo del concepto de feminicidio, patriarcado y discriminación de género. Ante una pregunta de la periodista María O’Donnell sobre la brecha salarial, afirmó: «Si las mujeres ganaran menos que los hombres, las empresas estarían llenas de ellas». Una afirmación que pone en entredicho, por ejemplo, 50 años de investigación de la premio Nobel de Economía Claudia Goldin.

Uno de los elementos comunes a todas las nuevas derechas es el antifeminismo y el discurso antigénero. Ya lo advirtió Nancy Fraser al referirse a los votantes de Trump: los hombres blancos trabajadores heterosexuales estaban hartos de que los derechos fueran para las mujeres, población LGBT, minorías étnicas, comunidades migrantes… todos menos para ellos. Y, como seguramente les gusta afirmar a muchos, “ la culpa de todo la tienen las feministas”. Y parece que algunos argentinos también sienten vulnerados sus privilegios. Una tuitera lo resumió de esta manera, “el backlash es tal que las víctimas del feminismo van a ganar las elecciones”.

Es lógico, entonces, que Milei odie al feminismo y que las feministas seamos recíprocas en ese sentimiento.

Lourdes Montero es cientista social.

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¿Por qué las feministas odiamos a Milei?

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26.11.2023

El ensayo distópico por el que las argentinas y argentinos han optado en las elecciones del pasado domingo, nos ha llevado a contener la respiración y reflexionar en torno a la pulsión social que lleva al país de los pañuelos verdes a votar por un fascismo de mercado. Entre las múltiples razones para preocuparse por este personaje (propuestas insensatas, una personalidad agresiva, intolerancia a distintos puntos de vista, entre otras), quisiera enfocarme en un aspecto en particular: las múltiples amenazas que Milei, siendo candidato, se ha despachado en contra de los derechos de las mujeres.

La periodista argentina Agustina Paz sostiene con propiedad que, a pesar de las apariencias, Milei no es un loco sino un liberal, y uno absolutamente consistente con el neoliberalismo. Y es un claro ejemplo de esa combinación de “libertario” en lo económico, pero profundamente conservador en lo social. Un hijo sano del patriarcado y el........

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