“No, no quiere, dice que ella entregó en dólares cuando firmamos el contrato anticrético y ahora le debemos devolver en dólares”. Esta conversación se parece a muchas otras que se escuchan en la calle, en el transporte público, en las filas frente a las puertas de un negocio o un banco. La persona de la conversación también argumentaba que había recurrido al Banco Central y allí le dijeron que debía registrarse vía internet para adquirir dólares al precio oficial. Lo había intentado por meses, pero completar el registro era imposible, siempre le salía la odiosa frase “intente más tarde”. En el banco le aconsejaron que ingrese entre 07.00 y 09.00 porque solo aceptan a 200 personas por día en ese horario, insistir después es inútil. El consejo no surtió. También envió una carta al BCB para que atiendan su pedido de compra de la moneda estadounidense con el respaldo necesario, pero no obtuvo respuesta. Sin embargo, ella constató que quienes estaban en la fila de compra al precio oficial de Bs 6,97 en la entidad estatal son librecambistas, quienes luego revenden los dólares a más de Bs 7.

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Otra persona en las puertas del BCB con la misma necesidad de adquirir dólares, decía que necesitaba comprar esa moneda porque, si bien el boliviano es una moneda fuerte en el país, en el exterior nadie recibe bolivianos y él tiene programado un viaje a Estados Unidos. Hablaba así con el pasaje en mano para demostrar que no era un invento o pretexto. Como respuesta en la caseta de entrada al BCB le dijeron que “haga la prueba de enviar una carta con fotocopia del pasaje, no es seguro pero quizás consiga algo”.

¿Por qué la gente que tiene estas urgencias no puede conseguir dólares y sin embargo centenares de casas de cambio, que se reprodujeron como hongos, especulan con el precio y desesperan a la gente contestando de la forma más despectiva “no hay dólar”.

Hay otra situación que debe ser atendida: el envío de dinero a familiares que por razones de estudio o salud viven en el exterior y su manutención depende de esos giros. La primera traba es que las entidades financieras que deberían realizar esa operación reciben dólares para enviarlos en la misma moneda y no a la inversa. La segunda traba es que cobran una comisión del 9% o más. Esto es realmente inadmisible. ¿Por qué un padre de familia que debe enviar dinero a su hijo que estudia en otro país debe pagar una comisión leonina?

Nada de esto es justo para la persona común y corriente que no es un especulador cuando solo pretende cubrir la devolución legal de un anticrético, o pagar los gastos de un viaje al que tiene derecho, o finalmente la necesidad de que su familiar pague la vivienda, la alimentación y el transporte en el lugar donde vive. Esta situación es como si al ciudadano lo arrojasen a una jaula de fieras y esperan que se las arregle como pueda, mientras los domadores y dueños del circo se regodean vendiendo las entradas y celebrando el festín que se están dando los leones.

(*) Lucía Sauma es periodista

QOSHE - Aquí no, en la otra esquina… - Lucía Sauma
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Aquí no, en la otra esquina…

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25.01.2024

“No, no quiere, dice que ella entregó en dólares cuando firmamos el contrato anticrético y ahora le debemos devolver en dólares”. Esta conversación se parece a muchas otras que se escuchan en la calle, en el transporte público, en las filas frente a las puertas de un negocio o un banco. La persona de la conversación también argumentaba que había recurrido al Banco Central y allí le dijeron que debía registrarse vía internet para adquirir dólares al precio oficial. Lo había intentado por meses, pero completar el registro era imposible, siempre le salía la odiosa frase “intente más tarde”. En el banco le aconsejaron que ingrese entre 07.00 y 09.00 porque solo aceptan a 200 personas por día en ese horario, insistir después es inútil. El consejo no........

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