Al paso de los años aumentan las voces agoreras que proclaman la extinción del periodismo y de los periodistas. Las opiniones al respecto están divididas, hay quienes respaldan abiertamente que ahora cualquiera puede ser periodista desde las redes; cualquiera puede enviar imágenes de lo que presencia, de lo que ve y quizás lo hace con mayor rapidez y entusiasmo que un periodista. Quienes disienten de estas premisas sustentan su opinión arguyendo que los periodistas buscan las causas de lo que ocurre, contraponen fuentes y no divulgan una noticia sin verificarla. Ambas opiniones esgrimen razones y el debate podría alargarse al infinito, quizás termine en tablas emulando al ajedrez cuando ningún oponente tiene el juego ganado, convirtiéndose en imposible de continuar.

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Sin entrar en la discusión sobre la extinción o no del periodismo me remito a lo que está sucediendo en distintas partes del mundo, demostrando la vigencia de una profesión que suele exigir más allá de las fuerzas de personas que entregan todo por sacar a luz los hechos que hacen a la vida o la muerte de pueblos enteros. En México, el periodismo es la profesión más riesgosa. Desde 2000 llevan asesinados 163 periodistas. ¿Por qué será? Generalmente cuando algo está en extinción es porque deja de ser de interés público y se convierte en obsoleto, deja de ser peligroso para cualquiera. Parece que no es el caso.

Esta semana en Ecuador, un grupo de encapuchados irrumpió en un canal de televisión durante una transmisión en vivo, obligó al presentador, a los periodistas, a los camarógrafos a echarse en el piso, mientras en actitud de pandilleros dieron vueltas mostrándose ante las cámaras. La noticia dio la vuelta al mundo en un instante. ¿No es que casi nadie mira televisión, lee periódicos o escucha radio? Por lo visto parece que no es así.

En Gaza, cerca de 80 periodistas murieron desde que hace cuatro meses se iniciara el conflicto. Se trata de periodistas en su mayoría palestinos y libaneses que a costa de su vida decidieron mostrar al mundo lo que sucede en las calles, en los hospitales, en las escuelas atacadas por Israel, para que salga a luz algo que podría quedar oculto. Parece que el periodismo, el verdadero periodismo, los verdaderos periodistas, aquellos que valoran su profesión no están en extinción. Son absolutamente necesarios.

Claro que hay un periodismo que ya se ha declarado extinto, rendido ante las redes sociales, reemplazado por las fake news, o por la realidad virtual a la que boquiabiertos y sin ninguna resistencia decidieron ceder sus puestos. A estos periodistas no necesitamos dedicarles más líneas. Todo el esfuerzo en hacer un periodismo de excelencia, de servicio, será para rendir un sentido homenaje a quienes lo dieron todo para que los hechos no queden escondidos, para acercarse lo más posible a la verdad.

(*) Lucía Sauma es periodista

QOSHE - Periodismo vigente - Lucía Sauma
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Periodismo vigente

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11.01.2024

Al paso de los años aumentan las voces agoreras que proclaman la extinción del periodismo y de los periodistas. Las opiniones al respecto están divididas, hay quienes respaldan abiertamente que ahora cualquiera puede ser periodista desde las redes; cualquiera puede enviar imágenes de lo que presencia, de lo que ve y quizás lo hace con mayor rapidez y entusiasmo que un periodista. Quienes disienten de estas premisas sustentan su opinión arguyendo que los periodistas buscan las causas de lo que ocurre, contraponen fuentes y no divulgan una noticia sin verificarla. Ambas opiniones esgrimen razones y el debate podría alargarse al infinito, quizás termine en tablas emulando al ajedrez cuando ningún oponente tiene el juego ganado,........

© La Razón


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