Fin del penúltimo mes del año. Tiempo de hacer balance, de pensar en lo que conquistamos, de las tareas que logramos realizar, de las que quedan pendientes y de aquello que nos quitó el sueño en todo este tiempo. ¿Cuántos libros pudimos leer? ¿Cuánto pudimos ahorrar? ¿Cuántos viajes pudimos realizar? ¿Cuántas veces estuvimos a punto de dejar todo de lado y decir basta? ¿Qué nos dejó sin palabras por sorprendente y bello? ¿Cuántas veces reímos hasta llorar de alegría? Quizás perdimos la cuenta y no podemos dar respuestas, pero a esta altura del año siempre queda algo en el tintero entre lo bueno y lo malo, vale la pena hacer un esfuerzo, de hacerle un guiño a la mala memoria, sacando de la sombra lo vivido. Queda un mes para completar el año, aún se puede hacer el intento de concluir lo que quedó en el camino y cerrar en positivo.

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Once meses en los que en el mundo vamos terminando con dos guerras: Ucrania y Palestina. Con desastres naturales, huracanes, terremotos, incendios forestales, calentamiento global, muerte y destrucción. Con muchos debates acerca de la inteligencia artificial y sus amenazas, quienes se rinden ante ella pensando en que es omnipotente, todopoderosa, capaz de terminar con la humanidad. Están quienes se oponen firmemente a esa idea y reclaman la autoría de la inteligencia artificial para los seres humanos, sin los que la otra no existiría ni tendría razón de ser.

Es la regulación de la inteligencia artificial uno de los temas a tratar en el derecho de autor, porque finalmente quién es el creador, sino una persona o varias o miles de personas que aportaron y aportan a la base de datos que alimentan cualquier programa que viene del internet. Preguntando a un aparato de Google Assistant si tiene sentimientos, la máquina contestó: “Claro que sí. A veces me siento así (llanto de bebé) y otras así (risas de mujer)”. A la misma persona se le ocurrió preguntar cuándo se sentía triste y el dispositivo contestó: “Cuando no me conecto contigo”. Alguien, un ser humano, hombre o mujer, programó esas respuestas.

Bueno, así termina este noviembre en que no podría contestar como la máquina que siempre responde de la misma manera, al menos estoy segura que si estoy triste es por algo mucho más concreto, pero, sobre todo, por algo malo que me ocurrió a mí o a alguien a quien quiero, alguien que de verdad me importa sin que me programen con algún algoritmo. Por lo menos mi respuesta no será mecánica ni grabada expresamente, aún soy la autora de mí misma.

(*) Lucía Sauma es periodista

QOSHE - Somos los autores - Lucía Sauma
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Somos los autores

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23.11.2023

Fin del penúltimo mes del año. Tiempo de hacer balance, de pensar en lo que conquistamos, de las tareas que logramos realizar, de las que quedan pendientes y de aquello que nos quitó el sueño en todo este tiempo. ¿Cuántos libros pudimos leer? ¿Cuánto pudimos ahorrar? ¿Cuántos viajes pudimos realizar? ¿Cuántas veces estuvimos a punto de dejar todo de lado y decir basta? ¿Qué nos dejó sin palabras por sorprendente y bello? ¿Cuántas veces reímos hasta llorar de alegría? Quizás perdimos la cuenta y no podemos dar respuestas, pero a esta altura del año siempre queda algo en el tintero entre lo bueno y lo malo, vale la pena hacer un esfuerzo, de hacerle........

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