El centro de Tennessee tiene un pie metafórico en el Medio Oeste y otro en el Sur Profundo. Esperamos una cierta cantidad de latigazo climático aquí, incluso sin tener en cuenta los extremos del cambio climático, pero enero ha sido un paseo de carnaval. Tormentas y tornados seguidos de un frío brutal y luego de una nieve como no habíamos visto en años. Ocho pulgadas en nuestra casa, hasta 10 en otros vecindarios de Nashville.
Este tipo de clima es alarmante, incluso para alguien que ha llegado a amar el invierno y le preocupa que esté desapareciendo por completo en las fauces de la calamidad climática.
Lea también: La naturaleza de la alegría
Cuando nieva en el sur, con su escasez de quitanieves y su escasez aún mayor de conductores con experiencia en la nieve, la vida cotidiana se detiene bruscamente. Muchas personas pierden trabajos que no pueden permitirse perder, mientras que otras arriesgan sus vidas para conseguir empleos que no pueden perder. Luego está la cuestión urgente de cómo proteger a los que no tienen vivienda: ¿dónde pueden ir cientos de personas sin hogar para mantenerse calientes cuando la temperatura máxima es de 12 grados? Un clima como este también es un riesgo para la vida silvestre.
Durante la mayor parte de una semana fuimos ermitaños, el calendario quedó limpio de todas las citas. Las clases fueron canceladas para mi esposo, maestro de escuela. También se cancelaron todas las reuniones que me había organizado en una resolución de Año Nuevo para buscar una conexión encarnada. Al tercer día de nevada, mi sociable esposo se estaba poniendo inquieto, pero yo soy una ermitaña por naturaleza. Me encanta especialmente una ermita construida de silencio y nieve.
En Memphis, la gente bailaba en las calles nevadas. En el condado de Wilson y en Knoxville, las nutrias de río parecían estar haciendo lo mismo. Desde todas las habitaciones de nuestra casa, podía escuchar los trineos chirriar en la colina justo después de nuestro jardín. Sus perros saltaban alegremente a su lado, al menos hasta que descubrieron las bolas de sebo en nuestros comederos para gusanos de la harina. No nos importó. Es difícil culpar a un perro resfriado por comer un bocadillo hecho principalmente de mantequilla de maní.
En El libro de (más) delicias, el poeta y ensayista Ross Gay escribe sobre el regalo del tiempo que se abre cuando inesperadamente llega temprano a una cita o cuando la persona con la que planea reunirse llega tarde. Estos cambios no planificados en la agenda pueden parecer, escribe, “como si el universo acabara de dejar caer un ramo de tiempo, y a menudo un ramo luminoso de tiempo, en tu regazo”.
Así es como se siente aquí un día de nieve. Un día de nieve en el sur de Estados Unidos en un planeta sobrecalentado es exactamente como un extravagante ramo de tiempo luminoso que surge de la nada y dura tanto como quiere, en un cronograma que no podemos predecir del todo, y mucho menos controlar. La semana pasada el cielo ofreció un inesperado regalo de tiempo. Gracias a Dios no tuve más remedio que aceptarlo.
(*) Margaret Renkl es columnista de The New York Times
Un regalo inesperado
8
0
23.01.2024
El centro de Tennessee tiene un pie metafórico en el Medio Oeste y otro en el Sur Profundo. Esperamos una cierta cantidad de latigazo climático aquí, incluso sin tener en cuenta los extremos del cambio climático, pero enero ha sido un paseo de carnaval. Tormentas y tornados seguidos de un frío brutal y luego de una nieve como no habíamos visto en años. Ocho pulgadas en nuestra casa, hasta 10 en otros vecindarios de Nashville.
Este tipo de clima es alarmante, incluso para alguien que ha llegado a amar el invierno y le preocupa que esté desapareciendo por completo en las fauces de la calamidad climática.
Lea también: La naturaleza de la alegría
Cuando nieva en el sur, con su escasez de quitanieves y su escasez aún mayor de conductores con experiencia en la........
© La Razón
visit website
login
who are we?
contact us
qosheapp
Toi Staff
Gideon Levy
Belen Fernandez
Rami G Khouri
Donald Low
Mort Laitner
Ali Fathollah-Nejad
Nikkei Editorial
Michael Kwet
