El estrafalario pleno del Congreso de la semana pasada terminó con la supervivencia parcial del Gobierno (aprobó dos de sus tres decretos) y con una fiesta en Waterloo, donde asistieron desde la distancia a una nueva humillación de la democracia española a manos de un prófugo acusado de sedición (hasta que Sánchez eliminó el delito), y de malversación (pero menos, desde que Sánchez redujo las penas por este segundo delito).

Carles Puigdemont dispone del mando a distancia que abre o cierra a su voluntad la llave que hace llegar el oxígeno a Moncloa. Pero el presidente del Gobierno muestra su entusiasmo por las victorias parlamentarias (da igual el método para conseguirlas), realizando un uso generoso de determinadas frases hechas como «buscar los votos debajo de las piedras», o «hacer de la necesidad virtud» o «bien está lo que bien acaba». De momento, Sánchez evita la máxima que define con mayor precisión este momento histórico de España: «el fin (de mantenerse en el poder) justifica los medios (sin complejos)».

Sánchez acumula una semana más en Moncloa, que es su objetivo. Pero, por el camino, quedan algunos lesionados. La lesionada más evidente es Yolanda Díaz, que ha intentado ocultar el fracaso de su decreto con la imposición a los empresarios de un nuevo salario mínimo por las bravas. Pero no podrá esquivar la realidad de que el fundador de Podemos, desde sus altas ocupaciones en las redes sociales, forzó la derrota de la líder de Sumar. La venganza es moneda corriente en política, pero lo es aún más entre enemigos íntimos comunistas. Está en su naturaleza. Y, en plena desazón, Yolanda Díaz dejó una conmovedora declaración, reconociendo que «así no se puede gobernar». Debería decírselo a Sánchez, pero el jefe del Gobierno no atiende a muestras de debilidad como esa. El presidente no tiene recato para dar o quitar aquello que se necesite dar o quitar con la finalidad de seguir al mando. Y al otro lado del hemiciclo, Feijóo ha entrado en fase melancólica: «no me habría dedicado a la política de haber sabido en qué consistía esto». Dicho después de tres décadas en política.

QOSHE - El fin y los medios - Vicente Vallés
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El fin y los medios

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15.01.2024

El estrafalario pleno del Congreso de la semana pasada terminó con la supervivencia parcial del Gobierno (aprobó dos de sus tres decretos) y con una fiesta en Waterloo, donde asistieron desde la distancia a una nueva humillación de la democracia española a manos de un prófugo acusado de sedición (hasta que Sánchez eliminó el delito), y de malversación (pero menos, desde que Sánchez redujo las penas por este segundo delito).

Carles Puigdemont dispone del mando a distancia que abre o cierra a su voluntad la llave que hace........

© La Razón


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