La advertencia de la calle
Los gobiernos o más propiamente los gobernantes, suelen permanecer sordos a las señales que les envía la calle. Acochinados como dice el argot taurino, en terrenos cómodos en los que nadie osa meterles mano, no se fían nada más que de sus más estrechos e íntimos asesores, los magos del big data, para tomar decisiones. Son pasto de las encuestas, de las tendencias, de los flujos sociales y de lo que quieren susurrarles al oído sus más íntimos consejeros, sus gabinetes y sus amigos si es que en esto de la política se pueden –que no creo- cultivar amistades. Hasta que la goma se........
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