Os deseo Felicidad con este sencillo Christmas. Veo la Navidad como una sábana tendida al sol. Camino y voy rompiendo la escarcha. Y así, inmediata, cercana, está esa que fue de mis padres y que seguiré llamando mi casa.

Es grande esta llave metálica. No es un llavín ni una tarjeta informática. Es la llave de mi casa. Y entro lento, muy despacio porque estoy convencido de que es un sancta sanctorum, un lugar sagrado pues la bata de mi madre aún cuelga como entonces de la preciosa percha de la entrada. Todo está igual, me digo y me miento porque no hay nadie…pero finjo que se abrirá una puerta y mi padre se pasará sus mimosos dedos por el bigote y se hará una luz. Rebuscará en el bolsillo izquierdo y me dará una moneda y media para que me compre un cuento de hazañas bélicas. Qué bien. Y les robaré un terrón de azúcar y ella, mi madre, me perseguirá de broma y diciendo mecachis.

De pronto me quedo mirando el aparador y tiro de la manilla del cajón que es un lagarto dorado. Aún me observa ese lagarto atornillado y me saca la lengua como si me conociese de siempre. Realmente es un cajón de sastre. Allí amontonados o desperdigados están tantos y tantos cacharros, en fin… tesoros callados: Un dado del parchís que mandaba tanto y nos ordenaba que de puente a puente nos llevase la corriente. Me da recelo el tocarlo porque ahora muestra un seis y así gano la tirada. Un silbato amarillo con el que daba por buenas o malas las jugadas. Yo de aquellas no era un gran jugador, pero sí un buen chico y me ponían a arbitrar aquellos campeonatos del mundo que jugábamos en la acera de la farmacia. En ese momento pienso en aquel mundo de entonces y sólo soy capaz de recordarlo como un jardín con jazmines y albahacas.

Hay un caballito de goma, blanco y cojo. Si tuviese más pesetas, pensaba, lo llevaría a ese hombre de la bata blanca que vivía un poco más abajo, ese veterinario amigo de los pájaros y médico de los perros, los gatos, las nubes y las vacas. Y un romano de plástico con escudo y espada con el que he ganado las mejores batallas. Ese romano nunca, creo yo, ha matado a nadie y su mayor hecho heroico fue, cuando lo ponía, sobre la alfombra, espantar a mi gata. Hay una pequeña agenda desharrapada. Como está abierta como los sueños de un niño, me pongo a ojearla y leo. Con aquella letra redondilla, aún no dominada, había escrito los nombres de mis amigos y qué pena… porque muchos ya se han ido al cielo, que es ese sitio en el que decía mi abuela que no habría enfermedades, ni toses, ni mocos, sólo chuches y santas de porcelana. Y una goma de borrar. Qué maravilla; en una goma Milán, allí dentro, hay un colegio entero con sus alumnos, sus profes y una bedel que toca la guitarra. Cuando cierre la puerta de mi casa y se acabe injustamente la Navidad, este tiempo en el que vuelvo a mi casa, me llevaré conmigo para siempre ese olor a goma de borrar y estornudaré con el polvo de la pizarra.

Ahora mismo cierro y salgo. Con las emociones apretándome y abrigándome la garganta. Y veo en aquel escaparate a un Niño Jesús, que nos mira tierno mientras nieva despacio ese amor blanco y algodonoso, pura escarcha, que se posa en las ventanas de nuestras casas.

Van cayendo los copos ateridos y se posan tímidos los recuerdos que guardamos en ese cajón de sastre del alma. Ya sabes que en un santiamén será… Nochebuena. Dulce nostalgia.

QOSHE - Terrón de azúcar - Plácido Blanco Bembibre
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Terrón de azúcar

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17.12.2023

Os deseo Felicidad con este sencillo Christmas. Veo la Navidad como una sábana tendida al sol. Camino y voy rompiendo la escarcha. Y así, inmediata, cercana, está esa que fue de mis padres y que seguiré llamando mi casa.

Es grande esta llave metálica. No es un llavín ni una tarjeta informática. Es la llave de mi casa. Y entro lento, muy despacio porque estoy convencido de que es un sancta sanctorum, un lugar sagrado pues la bata de mi madre aún cuelga como entonces de la preciosa percha de la entrada. Todo está igual, me digo y me miento porque no hay nadie…pero finjo que se abrirá una puerta y mi padre se pasará sus mimosos dedos por el bigote y se hará una luz. Rebuscará en el bolsillo izquierdo y me dará una moneda y media para que me compre un cuento de hazañas bélicas. Qué bien. Y les robaré un terrón de azúcar y ella,........

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