Fernando Quijano, 54 años, es el director de uno de los dos diarios financieros que hay en Colombia. Con nubarrones económicos por delante, comparte su mirada, forjada dentro de la redacción de La República, sobre lo que viene este año.

¿Cómo define el 2024 para el gobierno de Gustavo Petro?

El 2024 será el año definitivo para entender si el presidente Gustavo Petro y su administración logran hacer lo que dice, ser keynesianos. Es decir, si saben usar la inversión pública y el músculo del Estado para mover la economía. Es la prueba de fuego para saber si es pura carreta o si realmente sabe de lo que habla. Ya vamos para los dos años y el presidente es un personaje que no se ha logrado definir en términos económicos.

Hay unas cosas en las que aboga por la descentralización, pero se vuelve más centralista. Está en contra de los negocios de los privados, pero el Estado es ineficiente y los ministros son los reyes de la cero ejecución. Solamente ejecutan lo que es obligación por la ley: pagar salarios, transferir a los profesores, pagar la salud, pagar las pensiones. Es lo único.

Pasó año y medio y no hay ni una escuela, no hay un puente, no hay un viaducto, no hay un camino vecinal.

¿Y cuál es su perspectiva del 2024 para la economía colombiana?

Miremos los fundamentales.

Uno, la inflación empieza a descender y eso es muy bueno para las 14 millones de familias que hay en Colombia. Mi apuesta, con base en lo que nosotros le preguntamos a los centros de investigación económica, es estar en 9,5%. Un dígito, pero es la tercera inflación más alta de América Latina, después de Venezuela y de Argentina. Sigue siendo altísima, pero el dólar también pinta bien. Los expertos apocalípticos hablaban de dólares a $7.000. Hoy está por debajo de $4.000 y eso va a ayudar al componente importado y a la canasta familiar. O sea que la inflación realmente va a bajar.

Dos, el crecimiento económico. Las noticias de noviembre no fueron buenas. Un decrecimiento del 0,3% es dramático. Además, va a ser el diciembre más malo desde la pandemia. De tal manera que en el consolidado económico en términos de crecimiento vamos a estar en una economía que crece entre 0,8% y 0,9% en 2023.

El 2024 arrancará con un arrastre de inflación a la baja. Y el aumento del salario que decretó el gobierno, en 12%, que es racional. Si la inflación sigue cayendo, el poder adquisitivo va a estar en terreno positivo y eso impulsará el crecimiento.

Además, miremos lo que los nuevos alcaldes van a proponer. Sobre todo qué están pensando en materia de construcción, en obras de infraestructura. Creo que empezarán a hacer lo que el gobierno no ha hecho. Por eso creo que el 2024 va a tener un crecimiento en terreno mucho más positivo.

Ha habido ruidos de racionamiento eléctrico. ¿Cómo se ve el tema del fenómeno del Niño?

Los servicios públicos también van a bajar. ¿Por qué? Un instituto que hay que mandar a rehacer en Colombia se llama el Ideam. Viene vaticinando un fenómeno del niño hace meses. Carreta, en diciembre ha llovido muchísimo. Entonces, en términos de cultivos de productos agropecuarios, también van a estar a la baja.

Creo que el comienzo del año va a ser bueno para la economía. Y si a eso se suma que hay cuatro motores de la economía en Barranquilla, Cali, Medellín y Bogotá, contrarios a las políticas gubernamentalem tratando de hacer cosas. Cuatro pichones de presidenciables que le van a demostrar a Petro que sí se puede hacer. El próximo año va a ser mejor de lo que la gente cree.

¿Qué cree que va a pasar con la agenda de reformas sociales del gobierno?

Yo soy muy pesimista con la reforma laboral, esa creo que no les va a pasar. La de la salud de pronto les pasa, pero no como ellos quieren. Y la que sí pasa, como por dentro de un tubo, va a ser la reforma pensional. Además, Colombia la necesita.

Entonces, en términos de reformas, uno tiene que ser pesimista. Este gobierno ya no va a lograr hacer lo que pretendía y cada día se le pasa más el tiempo. Ahora, seguramente vuelve la crispación, porque de eso sí sabe el presidente. De pronto empieza a hablar de plebiscitos y de constituyentes. Pero este es un país que le dio la oportunidad a un personaje que realmente ha sido inferior a las expectativas en términos de hacer. Son muy, muy ingenuos para hacer cosas.

Es una administración que se le va a pasar el aroma en este 2024 y la expectativa va a estar en los nuevos gobernantes.

¿Cómo ve el ritmo de descenso en la tasa de interés, que ya arrancó el Banco de la República en diciembre de 2023?

Las tasas suben por ascensor y bajan por las escaleras, como dicen. A los miembros de la Junta los nombró casi todos Iván Duque. Y ese cuento de que la Junta del Banco es independiente es carreta. Los nombra el presidente y se deben al presidente.

En enero del 2025 se le vence el periodo a dos y el presidente Petro los puede cambiar. O sea que Petro va a tener Junta Directiva solo en el 2025.

Las tasas de interés están en el 13%, siguen siendo muy altas porque la inflación ya está en 9,4%. Creería yo que en enero le pueden bajar otros 25 puntos, en 12,75%, y en febrero puede bajar 50 puntos. De tal manera que a mediados del año la tasa de interés esté en torno a un 9% y la inflación haya bajado un 7%.

En ese momento, se puede reactivar la compra de vivienda porque las tasas van a estar baja, las hipotecas van a estar en torno al 8%. Sobre todo, la tasa de usura ya debería estar por allá en 27 o 26%, que sería lo razonable.

Ojalá el tema de la inseguridad y de la crispación política no se tiren el año, pero en términos de fundamentales económicos, soy muy optimista. Y aunque el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, es distinto, entre los raritos ha sido ortodoxo.

Esta visión más optimista del 2024 hace pensar que usted cree que el impacto de la reforma tributaria de Ocampo no será el apocalipsis que algunos en la derecha pintan.

No. Es una reforma tributaria que ya se le están cayendo las cosas en la Corte, y de los 25 billones que iba a recaudar ya va como en 18. Sí creo que a final de año, en el segundo semestre, Bonilla va a presentar la reforma tributaria de la que él sabe, que es la territorial.

Los impuestos territoriales no se tocan en Colombia hace 50 años. Con los alcaldes en la oposición y con una reforma tributaria que tenga un énfasis regional, con el catastro multipropósito y los prediales de estas ciudades, puede ser una puja interesante.

Colombia tiene 37 ciudades de más de 100.000 habitantes que son frenéticas en lo económico. Ipiales, Yopal y Pitalito, por ejemplo, son ciudades ya grandes en las que la gente paga muy poquitos impuestos. Los comercios se están llenando el saco, como dicen, porque no pagan los impuestos que se pagan en Cali, Medellín o en Bogotá.

Esa reforma territorial, vinculada al catastro multipropósito, será, si la sacan, muy importante.

Una de las apuestas claves del gobierno es el tema de la industrialización. ¿Cómo la ve?

Eso es carreta. Hay una cosa importante para el próximo año, y es que los ministros se tomen en serio el plan contra cíclico. En el gobierno de Santos se hablaba del Pipe I y el Pipe II. Ahí había ruido, pero también había una plata a través de la banca de desarrollo, de Findeter, para parar la frenada económica.

Pero un plan de industrialización, no hay. ¿Qué plantas han inaugurado? No han hecho nada. Además, industrialización de qué tipo. Ya estamos hablando de la quinta revolución industrial y no fuimos capaces de hacer el negocio con Venezuela de comprarle Monómeros.

¿Y la reforma agraria?

A la ministra la veo muy perdida. Ella debería ser la directora de la Agencia de Tierras. En el tema agroindustrial Colombia tiene un potencial enorme en exportar frutas, tiene un potencial enorme en bosques, en repotenciar el café. Pero la ministra no habla de producción agropecuaria, la ministra habla de tierras, de entregar 5 hectáreas a un campesino acá y otro allá.

Pero la economía agroindustrial es de gran escala, de unión de comunidades, de zonas campesinas, pero con plata y con asistencia técnica. Y eso uno no ve desde el Ministerio.

Los indígenas no hacen sino pedir tierra, pero a la hora de presentar un plan de producción no lo tienen. No exportan porque no hay un plan del Ministerio acompañando.

¿Y cómo ve la transición energética?, sobre todo ahora que empieza a recaer sobre la empresa más grande del país, Ecopetrol.

Es una compañía dorsal para la economía. A mí me parece peligrosamente grande. Cuando una economía depende tanto de una empresa es muy vulnerable. En la bolsa de valores lo es todo. En términos energéticos lo es todo, en términos de infraestructura de transmisión eléctrica, con ISA, también

Una crisis política, una crisis con los accionistas, una crisis de un mal presidente de Ecopetrol pondría en riesgo la economía colombiana.

El cuento de no seguir explorando petróleo, sino que va a meterse en las energías renovables, que todavía no son negocio, puede ser un salto al vacío.

La transición energética va a valer más o menos el 3% del PIB de aquí al 2050. Es una necesidad que es de la humanidad, pero creo que en Colombia ni se ha cuantificado ni se le ha puesto responsables. Yo no sé si ese tema tenga que ver con Ecopetrol, creo que tiene que ver con todo el sector energético colombiano, tiene que ver con la misma explotación de las minas, tiene que ver con el gas. Creo que está muy puesto el foco en Ecopetrol y eso es cargarle muchas cosas a la empresa en ese momento.

¿Y cree que los líos de su presidente Ricardo Roa, los cuestionamientos sobre su papel como gerente de la campaña de Petro, tengan un impacto?

Es un riesgo enorme. Creo yo que ese ruido se lo hubiera ahorrado el presidente, pero es su hombre de confianza. Vamos a ver cómo zanjan el tema. La Junta directiva tendrá mucho que ver en el futuro de Ecopetrol.

En 2024 empezará a tomar cuerpo la política de subsidios del gobierno. Con Renta Ciudadana, Jóvenes en Paz, y a los que no lograron pensionarse, si pasa la reforma. ¿Cree que eso creará un activo político poderoso para el gobierno Petro?

Más o menos 2,5 millones de personas mayores van a recibir una pensión subsidiada para la cual no cotizaron. Eso seguramente son unos eventuales electores, pero creería que la gente en Colombia ha madurado. Yo creo que así tengan 300 mil pesos más, recibir un subsidio no se traduce en votos.

Una de las apuestas económicas realmente transformadoras del gobierno Petro ha sido la eliminación gradual del subsidio de la gasolina y el Acpm. A un enorme riesgo político. ¿Cree que lograrán seguir aumentando los precios hasta que los combustibles no estén subsidiados?

Lo único bueno que ha hecho este gobierno ha sido ir eliminando el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles. Eso no lo había hecho ningún gobierno y ahí hay que darle crédito. No lo hizo Duque, no lo hizo Santos.

Y esa estabilización tiene todo el sentido. El Estado está subsidiando a los que tienen motos y a los que tienen carros, lo cual es injusto. Eso va a generar un poquito de alzas porque es por donde se mueven los productos, pero no creo que sea demasiado inflacionario.

El 2023 fue un año muy movido en el tema empresarial. Desde la toma hostil de Nutresa hasta la reunión de cacaos con el presidente Petro. Ya lo de los cacaos está aterrizando con cosas en La Guajira, con los Sarmiento.

Los empresarios son de siglos, los gobiernos son de cuatro años. Los empresarios tienen que tener buenas relaciones con el gobierno. Y creo que se han abierto puentes para hablar.

Yo creo que eso va a mejorar. Colombia no fue Venezuela porque Colombia tiene una raza de empresarios. Nosotros aquí tenemos una red agroindustrial y bancaria importante. En Venezuela no existía eso, por eso llegó Chávez e hizo lo que hizo. Colombia, no es así.

El año arranca dos tipos de puentes. Uno directo, con los grandes empresarios, donde están los dueños de La República. Otro, con los gremios, donde seguramente habrá más pugnacidad. Con ese panorama, ¿en qué terminará el acuerdo nacional de Petro?

No hay que firmar nada. Es decir, no es cuestión de sacar una declaración, de firmar un gran pacto nacional. Simplemente es que el gobierno entienda qué hacen los empresarios y los empresarios entiendan la importancia del gobierno, y que si al presidente Petro le va bien a los empresarios le va bien.

Hay una cosa que sí hay que cambiar en el ambiente empresarial. A todos los empresarios que pasan por el periódico les preguntamos cómo va el negocio. Casi todos dicen que muy bien. Y usted les dice “¿y cómo va el país?”. Y ahí responden, “yo sí lo veo muy mal. Este tema está complicado, la incertidumbre”. No seamos bipolares. ¿Cómo le puede ir bien a un empresario y mal al país? Hay que entender cómo entenderse.

El 2024 será un año interesante para los empresarios antioqueños. ¿Para dónde va el GEA?

Si el 2023 fue difícil, el 2024 al ser más difícil. Realmente los señores que posaban como dueños no eran dueños, eran los mayordomos de la finca. En la foto con Petro no hay cacaos paisas porque finalmente son empresas en bolsa. Y ese enroque que lograron hacer la Superintendencia Financiera va a declararlo como grupo.

La gran crisis va a estar en Sura. Este año sale Gonzalo Pérez, el presidente, y no se sabe quién lo va a suceder todavía. Entonces, estamos asistiendo a cÓmo se redibujará el futuro del Grupo Empresarial Antioqueño. Hay unos empresarios emblemáticos, por ejemplo Manuel Santiago Mejía, el importador de motos y dueño de Alkosto, pero sí viene un periodo de gran incertidumbre. La pregunta es si hacia el futuro tiene sentido el enroque.

¿Y qué viene en el 2024 para los Gilinski? El año pasado concluyeron una de las movidas empresariales más audaces en décadas y se quedaron con Nutresa, con sus socios árabes.

Se la resumo en dos cosas. Como dice Warren Buffett, hay que comprar barato y vender caro. Jaime Gilinski es fiel a ese consejo judío. Simplemente, valoró con mucho tiempo anticipación una empresa que costaba 7 mil millones de dólares en la bolsa y le metió 2.700. El margen puede estar cercano a 5 mil millones y seguramente va a empezar a dividir la empresa, como debió haber sido siempre. Que el negocio de cárnicos vaya por un lado, y el de galletas por otro, el de chocolates por otro.

Seguramente a cada uno de estos trozos los va a vender y leS va a ganar mucho más de los 7 mil millones de dólares. Es el caso empresarial de la década.

¿Qué va a pasar con el grupo Gilinski? Ellos son banqueros, están en todos los mercados, son muy fuertes en Panamá y hasta en el Reino Unido tienen un banco, el Metro Bank, que está en Londres. Es decir, tienen una cantidad de músculo importante y seguramente van a venir nuevas movidas. No se quedaron con almacenes Éxito, pero son los jugadores en el mercado.

Gabriel Gilinski es un tipo de menos de 35 años, muy ambicioso, jugador en los medios de comunicación y seguramente lo vamos a ver no solo en medios, sino en empresas de alimentos y empresas de servicios.

Pero su expansión en medios regionales, que arrancó con El País de Cali, se frenó con la compra frustrada de El Heraldo.

Todos los periódicos regionales son como la vajilla de la abuela, que los herederos creen que vale mucha plata, pero realmente no valen tanto. En tiempos de redes sociales, de cosas de internet, pues realmente los periódicos no tenían ese valor. Al final no llegaron a un acuerdo por precio. El acuerdo, digamos, la promesa de compraventa, por llamarlo de alguna manera, se venció en octubre.

Ahora no se sabe qué idea tienen entre ceja y ceja. Yo creería que la prensa regional fue una ilusión. Pero bueno, Semana sigue siendo el primero o el segundo medio en audiencias digitales, y eso es una cosa que pesa y vende.

Finalmente, le pregunto por los medios de comunicación, por el negocio, que el año pasado tuvo un golpe duro con la caída del tráfico en internet.

En La República, como un medio especializado, nos fue bien en el tema digital sin las Kardashian, sin el fútbol, sin los videos de robos y todas esas cosas. Pero el problema es que la empresa informativa en Colombia tiene muchos riesgos y no se han sabido monetizar las cosas.

El periodismo a lo Gabriel García Márquez no nos ha permitido ver nuevos negocios. Ahora todo mundo añora los años viejos. Pero yo veo influencers monetizando en el mundo de la farándula, el deporte, el maquillaje. En cambio, uno no ve a los influencers en el campo de la política o el campo investigativo.

Es una palabra muy de la pandemia, nos merecemos reinventarnos. Le tocará a los más jóvenes, a los que apenas están entrando en el oficio.

Pero sí hubo una reinvención. Precisamente ese periodismo de mezclar política y economía con Shakira y Piqué, como lo ha hecho Semana. Fue exitoso, pero parece que tocó techo y va para abajo, según las métricas de tráfico.

Lo que le llaman el periodismo “cáscara de piña”, eso de vender remedios caseros para las hemorroides en la prensa, genera mucha audiencia, pero se cae y no trae anunciantes. El gran reto para los periodistas más jóvenes es entender que el tema es de calidad de contenidos, que el tema es de denuncia, pero denuncia sustentada, que el tema es de rigor periodístico, algo que se ha perdido mucho en Colombia.

Falta mucho, pero hacia finales del 2024 ya se va a empezar a dibujar una baraja de presidenciables.

Aspiraría que llegue el ministro estrella y de ahí nazca el sucesor de Petro. Yo no lo veo todavía. En el partidor seguramente estará Claudia López, Daniel Quintero, Roy Barreras, Luis Fernando Velasco, Francia Márquez e Íngrid Betancourt.

Y para el 2026 en Colombia no veo un Milei. A no ser que sea a una Vicky Dávila, de pronto si alguien le habla al oído. Pero veo con más posibilidades a un personaje con origen en el petrismo, pero que tenga aceptación de centro izquierda y del sector productivo.

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“El 2024 es el año para saber si Petro es pura carreta”: Fernando Quijano

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07.01.2024

Fernando Quijano, 54 años, es el director de uno de los dos diarios financieros que hay en Colombia. Con nubarrones económicos por delante, comparte su mirada, forjada dentro de la redacción de La República, sobre lo que viene este año.

¿Cómo define el 2024 para el gobierno de Gustavo Petro?

El 2024 será el año definitivo para entender si el presidente Gustavo Petro y su administración logran hacer lo que dice, ser keynesianos. Es decir, si saben usar la inversión pública y el músculo del Estado para mover la economía. Es la prueba de fuego para saber si es pura carreta o si realmente sabe de lo que habla. Ya vamos para los dos años y el presidente es un personaje que no se ha logrado definir en términos económicos.

Hay unas cosas en las que aboga por la descentralización, pero se vuelve más centralista. Está en contra de los negocios de los privados, pero el Estado es ineficiente y los ministros son los reyes de la cero ejecución. Solamente ejecutan lo que es obligación por la ley: pagar salarios, transferir a los profesores, pagar la salud, pagar las pensiones. Es lo único.

Pasó año y medio y no hay ni una escuela, no hay un puente, no hay un viaducto, no hay un camino vecinal.

¿Y cuál es su perspectiva del 2024 para la economía colombiana?

Miremos los fundamentales.

Uno, la inflación empieza a descender y eso es muy bueno para las 14 millones de familias que hay en Colombia. Mi apuesta, con base en lo que nosotros le preguntamos a los centros de investigación económica, es estar en 9,5%. Un dígito, pero es la tercera inflación más alta de América Latina, después de Venezuela y de Argentina. Sigue siendo altísima, pero el dólar también pinta bien. Los expertos apocalípticos hablaban de dólares a $7.000. Hoy está por debajo de $4.000 y eso va a ayudar al componente importado y a la canasta familiar. O sea que la inflación realmente va a bajar.

Dos, el crecimiento económico. Las noticias de noviembre no fueron buenas. Un decrecimiento del 0,3% es dramático. Además, va a ser el diciembre más malo desde la pandemia. De tal manera que en el consolidado económico en términos de crecimiento vamos a estar en una economía que crece entre 0,8% y 0,9% en 2023.

El 2024 arrancará con un arrastre de inflación a la baja. Y el aumento del salario que decretó el gobierno, en 12%, que es racional. Si la inflación sigue cayendo, el poder adquisitivo va a estar en terreno positivo y eso impulsará el crecimiento.

Además, miremos lo que los nuevos alcaldes van a proponer. Sobre todo qué están pensando en materia de construcción, en obras de infraestructura. Creo que empezarán a hacer lo que el gobierno no ha hecho. Por eso creo que el 2024 va a tener un crecimiento en terreno mucho más positivo.

Ha habido ruidos de racionamiento eléctrico. ¿Cómo se ve el tema del fenómeno del Niño?

Los servicios públicos también van a bajar. ¿Por qué? Un instituto que hay que mandar a rehacer en Colombia se llama el Ideam. Viene vaticinando un fenómeno del niño hace meses. Carreta, en diciembre ha llovido muchísimo. Entonces, en términos de cultivos de productos agropecuarios, también van a estar a la baja.

Creo que el comienzo del año va a ser bueno para la economía. Y si a eso se suma que hay cuatro motores de la economía en Barranquilla, Cali, Medellín y Bogotá, contrarios a las políticas gubernamentalem tratando de hacer cosas. Cuatro pichones de presidenciables que le van a demostrar a Petro que sí se puede hacer. El próximo año va a ser mejor de lo que la gente cree.

¿Qué cree que va a pasar con la agenda de reformas sociales del gobierno?

Yo soy muy pesimista con la reforma laboral, esa creo que no les va a pasar. La de la salud de pronto les pasa, pero no como ellos quieren. Y la que sí pasa, como por dentro de un tubo, va a ser la reforma pensional. Además, Colombia la necesita.

Entonces, en términos de reformas, uno tiene que ser pesimista. Este gobierno ya no va a lograr hacer lo que pretendía y cada día se le pasa más el tiempo. Ahora, seguramente vuelve la crispación, porque de eso sí sabe el presidente. De pronto empieza a hablar de plebiscitos y de constituyentes. Pero este es un país que le dio la oportunidad a un personaje que realmente ha sido inferior a las expectativas en términos de hacer. Son muy, muy ingenuos para hacer cosas.

Es una administración que se le va a pasar el aroma en este 2024 y la expectativa va a estar en los nuevos gobernantes.

¿Cómo ve el ritmo de descenso en la tasa de........

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