Apenas se estaban empezando a mover los peones y, de repente, saltaron las dos reinas al ajedrez presidencial. Claudia López y Vicky Dávila son, hasta ahora, las dos jugadoras más poderosas y versátiles de un tablero lleno de fichas más pequeñas. Y a dos años para las elecciones de 2026, ambas saltaron de su tranquila retaguardia y generaron primer gran hecho de campaña.

Las movidas se dieron hace unos días en un álgido debate de Twitter entre López, exalcaldesa de Bogotá, y Dávila, directora del grupo Semana. Para ambas hay una serie de riesgos, según varios estrategas consulados por La Silla Vacía, y un instigador silencioso: Gabriel Gilinski. Pero lo más importante es que la pelea mostró que son las dos candidatas más firmes al inicio, con un trayecto muy largo aún por delante.

En cambio, el presidente, Gustavo Petro, tendrá que gobernar más de la mitad de su mandato en medio de esta campaña. Este panorama ofrece ventajas y peligros más inmediatos. “Es el país perfecto para Petro, mientras todos pelean, se desgastan y él está metiendo las reformas en el Senado”, dice Carlos Suárez de Estrategia & Poder. “No lo veo tan rentable”, afirma Camilo Rojas, de E-Estragtégia, más inclinado a la contracara. “Incluso en medio de su agarrón, Vicky y Claudia impulsan un consenso: que el gobierno Petro va muy mal”.

En el primer trino que puso López después del acalorado intercambio con Dávila fue un meme contra Petro. “El Estado soy yo, el pueblo soy yo, la ley soy yo”, dice la leyenda de un montaje del rey Luis XIV de Francia con la cara del presidente de Colombia. López lo puso para criticar la respuesta de Petro en el tema de los pasaportes este lunes.

Pero el mensaje surgió cuando aún estaban frescos los señalamientos que le había lanzado Dávila el fin de semana: “Claudia López confirma que es la candidata de Petro y que ya empezó a usar los medios oficiales del gobierno como lo son el portal Cambio y sus amanuenses como María Jimena Duzán”. El comentario se refería al artículo de Duzán, periodista que fue negociadora del gobierno con el ELN -–como lo recordó Dávila luego en Instagram—, y quien publicó el texto de portada en Cambio sobre la candidatura inminente de la directora de Semana. “De periodista a candidata”, dice el titular.

“Petro está feliz, abre el celular y empieza a ver las peleas rodar. La gente se mantiene en el morbo de la política, en el show, en vez de poner los ojos en su agenda, deslices, y fracasos”, dice Augusto Reyes, de Poder & Poder, una firma que ha trabajado con López.

“Fíjate como se están destruyendo ellas dos”, dice Suárez, quien ha hecho campañas con Dilian Toro y Alex Char. “Eso mismo pasa con la Cabal y todos los que están entrando en la pelea. Es la destrucción de todos los candidatos entre sí”, agrega. En efecto, en el enfrentamiento de López y Dávila, ambas se han lanzado ataques duros y personales.

Al mismo tiempo, en la pelea la línea de ataque principal contra López, y de la que parece querer mostrar más distancia, es la filiación con el gobierno y con Petro, a quien terminó apoyando en dos campañas presidenciales. “El mensaje sigue siendo corrosivo para el presidente”, dice Rojas, quien ha trabajado con Cambio Radical, “muestra a la gente, en medio del gobierno, ya mirando hacia el futuro”.

En ese futuro, los choques con Dávila hicieron que López sentara una posición muy crítica de arranque contra el presidente, a quien ya califica como una amenaza para el Estado de derecho. Y faltan dos años.

En su artículo, Duzán habla de una encuesta que circula por “los corrillos del poder”. Supuestamente, esa encuesta mide a Dávila, a López, y a una decena más de candidatos presidenciales. Las dos mujeres son quienes pasarían a segunda vuelta, con ventaja sobre los demás aspirantes. Luego, en un video, Duzán afirma que la encuesta muestra que en segunda vuelta Dávila ganaría, “por 15 puntos”.

Dos personas por separado le dijeron a La Silla Vacía que supieron de esa encuesta por Gabriel Gilinski, el dueño del grupo Semana y jefe de Dávila. Ninguno la vio, y ambos pidieron no mencionar sus nombres como condición para contar detalles de la conversación privada. “Él llama para tantear, para regar información y hacer travesuras”. Gilinski no contestó preguntas para este artículo.

Más allá de si se hizo, el rumor sobre su existencia corre desde noviembre. Una de las fuentes que habló con Gilinki dice que empezó a escuchar de la encuesta de boca de un exministro de Petro en noviembre de 2023. Es decir, para cuando Dávila lanzó un mensaje en Twitter (ahora X) que cuestionaba el legado de seguridad de Claudia López, justo el día en que un sicario mató a un empresario, ambas debían saber de la encuesta.

Eso explica por qué López decidió sacar al ruedo a Dávila. “Seguramente ella venía escuchando lo que todos veníamos escuchando y es que la potencial candidatura de Vicky es una realidad. Encontró el momento y la sacó al ruedo”, opina Rojas.

Y ya afuera Dávila no ha dicho que no. Ha lanzado más de una docena de trinos, ha reiterado que ellas “solo es una periodista”, pero no ha desmentido su candidatura presidencial. Por eso, está actualmente en una especie de limbo entre la política y el periodismo que pone en cuestión su posición como directora de Semana, como ella misma ha afirmado.

“Eso le hace daño a Vicky, deslegitima su trabajo como periodista, le pega muy duro a la credibilidad, que ella tiene afectada”, opina Suárez. “La pone en un escenario de contienda política, que ya era, pero no tan de frente”, dice Rojas, quien recuerda una anécdota de la política de los 90 a propósito de la encuesta y la salida el ruedo de Dávila.

Ernesto Samper puso a ganar a Alfonso Valdivieso, el fiscal que investigaba el Proceso 8.000, en una encuesta inventada, “para ver si se retiraba de la Fiscalía y se lanzaba a la presidencia. Y lo logró. Cuando hicieron las encuestas reales ya no le fue tan bien”, recuerda el estratega.

Rojas ve un movimiento doble de Gilinski: estimular el lanzamiento de una candidata que podría funcionar y ganar dos años de paz con el gobierno Petro. “Un gobierno es muy poderoso y a nadie le gusta tener esa una pelea permanente, pero tampoco pueden quedar como débiles sacando a una periodista tan reconocida”, afirma.

En efecto, los Gilinski y Petro se han ayudado mutuamente. En Bogotá, por ejemplo, le ayudaron a Petro a poner presidente en la Cámara de Comercio, y en Antioquia, el presidente hizo un decreto a la medida para facilitar su toma de Nutresa.

El plan de campaña de López era otro. Después de la Alcaldía de Bogotá se fue a estudiar en la prestigiosa universidad gringa para enfriarse un año, antes de la elección presidencial. “Eso le termina haciendo daño porque le anticipa la campaña”, dice Suárez.

Y lo hace frente a una contendora que dirige un portal con medio centenar de periodistas detrás. “Semana le está esculcando todo, no es de solo titulares, sino investigaciones de cuánto se gastó, qué mermelada dio, y cada firma de un contrato en el gobierno tiene sus problemas”, agrega Suárez.

Aunque la credibilidad de Semana pueda estar menguada en un sector de la sociedad, en el establecimiento tiene un público que López, cada más desmarcada de Petro, tiene que conquistar al menos parcialmente. Y la pelea con Vicky la pone a librar una guerra temprana de desgaste simultáneamente con el gobierno, para no dejarse alienar como sucesora, y con la derecha, que López dice que Dávila representa. “Cayó en una trampa muy chimba”, remata Suárez.

En el ajedrez las dos reinas son fichas que pueden avanzar y retroceder. Pero en el juego de la política Dávila y López ya quedaron jugadas.

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La pelea de Vicky y Claudia abre una contienda de doble filo para Petro

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28.02.2024

Apenas se estaban empezando a mover los peones y, de repente, saltaron las dos reinas al ajedrez presidencial. Claudia López y Vicky Dávila son, hasta ahora, las dos jugadoras más poderosas y versátiles de un tablero lleno de fichas más pequeñas. Y a dos años para las elecciones de 2026, ambas saltaron de su tranquila retaguardia y generaron primer gran hecho de campaña.

Las movidas se dieron hace unos días en un álgido debate de Twitter entre López, exalcaldesa de Bogotá, y Dávila, directora del grupo Semana. Para ambas hay una serie de riesgos, según varios estrategas consulados por La Silla Vacía, y un instigador silencioso: Gabriel Gilinski. Pero lo más importante es que la pelea mostró que son las dos candidatas más firmes al inicio, con un trayecto muy largo aún por delante.

En cambio, el presidente, Gustavo Petro, tendrá que gobernar más de la mitad de su mandato en medio de esta campaña. Este panorama ofrece ventajas y peligros más inmediatos. “Es el país perfecto para Petro, mientras todos pelean, se desgastan y él está metiendo las reformas en el Senado”, dice Carlos Suárez de Estrategia & Poder. “No lo veo tan rentable”, afirma Camilo Rojas, de E-Estragtégia, más inclinado a la contracara. “Incluso en medio de su agarrón, Vicky y Claudia impulsan un consenso: que el gobierno Petro va muy mal”.

En el primer trino que puso López después del acalorado intercambio con Dávila fue un meme contra Petro. “El Estado soy yo, el pueblo soy yo, la ley soy yo”, dice la leyenda de un montaje del rey Luis XIV de Francia con la cara del presidente de Colombia. López lo puso para criticar la respuesta de Petro en el tema de los pasaportes este lunes.

Pero el mensaje surgió cuando aún estaban frescos los señalamientos que le había lanzado Dávila el fin de semana: “Claudia López confirma que es la candidata de Petro y que ya empezó a usar los medios oficiales del gobierno como lo son el portal........

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