“Reina la paz en el Senado”, repetía desde hace un mes el presidente del Senado, Iván Name, para bajarle a la tensión entre el gobierno y el Congreso por el trámite de la reforma pensional. Name dejó atrás ese mantra ayer cuando se despachó contra el presidente Gustavo Petro por sus declaraciones ofensivas contra los de la Comisión Séptima, le puso trabas a un nuevo intento por revivir la reforma a la salud, levantó la sesión y mandó al congelador a la reforma pensional por una semana más.

El contraataque, que fue azuzado por los archivadores de la reforma a la salud ante unos trinos de Petro, empaña las negociaciones que vienen adelantando los ministros del Interior y Trabajo, y el presidente de Colpensiones, con bancadas clave para darles un nuevo impulso a las otras dos reformas sociales que siguen en camino: pensional y laboral.

A las 9 de la mañana en el Senado ya corría el rumor de que Name le iba a aguar los planes al gobierno. Primero se supo que iba a hablar en la plenaria de las dos de la tarde contra el presidente Petro. El senador verde había compartido con voceros y senadores de oposición una carta para exigir respeto y autonomía frente a las decisiones legislativas.

Lo hacía en respuesta a unos trinos del presidente Petro en los que acusó a los archivadores de la reforma a la salud de defender los intereses de Keralty, la dueña española de la Eps Sanitas. “Es humillante para la nación colombiana que millones de vidas de gentes pobres y de territorios y barrios urbanos excluidos y sin salud, quede sacrificada por tres o cuatro congresistas financiados por dineros extranjeros y por extranjeros que se han robado decenas de billones de pesos de la salud de toda la población colombiana.”, dijo Petro.

Desde temprano también se supo que Name le iba a dar un golpe al intento por revivir el debate de la reforma a la salud. Ante una apelación que presentaron los senadores petristas Wilson Arias y Ferney Silva para exigir que la plenaria del Senado revocara el archivo de la reforma que hizo la Comisión Séptima, el presidente del Senado anunció a sus más cercanos que iba a dejar eso en manos de una comisión poco amable para el gobierno.

El gobierno no pudo contener a Name en esas dos movidas y el veterano senador costeño volvió a mostrar que es el cancerbero de las reformas.

Cuando arrancó la sesión, Name confirmó que la apelación al hundimiento de la reforma a la salud la iba a definir una comisión integrada por los presidentes de las siete comisiones constitucionales.

De los siete, solo Martha Peralta, de la Séptima, está jugada con el gobierno. Los otros son dos liberales (Lidio García y Jaime Durán) que a veces están con gobierno y a veces no; Juan Felipe Lemos, de La U, que suele votar en contra; y los dos conservadores, Efraín Cepeda y Germán Blanco, que están en abierta oposición. El séptimo es Gustavo Moreno de En Marcha que está y no está.

Esa comisión debe tirar línea si la apelación tiene validez o no. Su concepto es clave para que la plenaria vote después. “Sé que tal vez esta comisión no deje contentos a varios”, anunció Name.

Empoderado, procedió con la pensional. Decidió levantar la sesión en la que el gobierno y sus aliados aspiraban a votar los informes de ponencia positiva tras derrotar las dos propuestas de archivo de la oposición. Y así dejó el proyecto para la sesión del lunes 15 de abril, apretando aún más los tiempos de la reforma que tiene plazo hasta el 20 de junio para ser aprobada.

La nueva ruptura Name-Petro, celebrada por los bloques de oposición que llevaron a Name a la presidencia del Congreso, deja en el aire los acercamientos que funcionarios del gobierno vienen adelantando para darles oxígeno a otras iniciativas.

Dos reuniones elevaron el valor del voto de los senadores liberales de cara a la reforma pensional. La primera fue el martes y la pidió el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, como un espacio para escuchar las quejas de sus excompañeros frente al texto propuesto por el gobierno. Fue en su oficina en el centro de Bogotá.

A la cita llegaron seis de los 13 senadores: Alejandro Carlos Chacón, Jhon Jairo Roldán, Fabio Amín, Claudia Pérez, Karina Espinosa y Laura Fortich. Otros, como Alejandro Vega y Miguel Pinto, se excusaron por asuntos personales. A Juan Pablo Gallo y Mauricio Gómez no los invitaron porque ellos están en oposición al proyecto.

Los que fueron, pidieron a Velasco modular el texto de la reforma: que el umbral de cotizaciones obligatorias a Colpensiones baje de tres salarios mínimos a dos; insistieron en crear un fondo que blinde los recursos de los ahorros para que Colpensiones no se los gaste; y plantearon aumentar los subsidios a las mujeres.

Velasco y Jaime Dussán, el presidente de Colpensiones, dieron a entender que eran propuestas aceptables. Una hora después del inicio de la reunión, llegó la ministra de Trabajo, Gloria Ramírez, y trabó el avance. Dijo que el umbral de los tres salarios era innegociable porque solo así se garantizaba la sostenibilidad de la reforma. Hubo tensión.

En un momento, uno de los senadores le hizo unas cuentas en servilleta a la ministra. Le dijo que a hoy, el gobierno puede llegar a tener entre 40 y 45 votos entre sus aliados, sin contar a los liberales. Que perder esa bancada, de los cuales 11 pueden ayudar, sería dejar hundida la reforma. Hubo suspiros.

Entonces la ministra Ramírez dejó abierta la puerta a bajar el umbral a 2.5 salarios mínimos. Los liberales insistieron en dos y dijeron que de no ser así se iban a votación. Jhon Jairo Roldán habló de 2.2 como margen de encuentro. Ni el tres que pide el gobierno ni el 1.5 que están moviendo desde los partidos tradicionales. Al final hubo acuerdo en dejarlo en 2.5 con la posibilidad de subir o bajar, de acuerdo con unos estudios técnicos que debe hacer el Ministerio de Hacienda.

La otra reunión fue para calmar al presidente del partido Liberal, César Gaviria. Fue en su apartamento en los cerros orientales de Bogotá. Ahí asistieron la mayoría de los 13.

Gaviria empezó hablando de sus preocupaciones frente a la reforma, especialmente con el manejo de los ahorros del sistema que van por el orden de los 400 billones de pesos. Pero los senadores que se habían reunido previamente con Velasco hablaron para calmarlo y decirle que había compromiso de matizar los artículos.

En la mitad de la charla, Gaviria puso otro pero: dijo que la reforma no tenía informe de impacto fiscal. A lo que hubo un debate entre quienes decían que no era necesario y los que, como Gómez, decían que sí era un requisito. Luego dijo que la bancada debía actuar en bloque, a lo que hubo discrepancias. A Mauricio Gómez y Juan Pablo Gallo les dijeron que ellos podían no votar si no querían apoyar el proyecto, pero que el resto de los 11 sí estaban dispuestos a dar el debate y buscar que les aprobaran los cambios.

“El presidente Gaviria creyó que con los del Senado podía reclamar el liderazgo que no tuvo con los de Cámara cuando apoyaron la de salud. Y no es así”, dijo un senador asistente.

Ese bloque pro reforma redactó ayer un documento en el que institucionalmente le dice al gobierno cuáles son los puntos que quiere cambiar para entrar de lleno a respaldar la reforma. El documento, conocido por La Silla, recoge cuatro puntos:

“Lo anterior parte del reconocimiento de la urgencia que implica la reforma al sistema pensional”, dice la carta.

Bajo ese acuerdo de moderar el texto, el grueso de liberales está dispuesto a votar en contra de la propuesta de reforma alternativa que presentó la senadora de La U, Norma Hurtado, y que había tomado vuelo. Y entrar a respaldar la del gobierno.

Es la misma idea que está agarrando fuerza en La U. De los 10 senadores, hay siete que entran en las cuentas del gobierno como quedó en evidencia en las votaciones contra el archivo. Con esos dos bloques, más el Pacto, Comunes, unos verdes y otros independientes, la reforma saldría aprobada en la plenaria del Senado.

Ante ese escenario, los conservadores del otro lado también empiezan a cambiar su postura.

Esta semana se reunió la bancada conservadora de la Cámara que quiere ayudar al gobierno. Son unos 28 de 30 representantes. No entran ahí el cristiano Luis Miguel López ni la caldense Juana Carolina Londoño. El encuentro se da después de que el gobierno les dio el Ministerio de Deportes a través de Ape Cuello, quien es el interlocutor.

La conclusión de esa reunión fue que la bancada de Cámara quiere jugar diferente a la del Senado, que ya decidió votar en contra de la pensional. Dicen dentro de ese grupo que de entrada no pueden oponerse a la reforma porque, por un lado, sienten que el texto se está moderando. Y que, por el otro, ven necesario entrar al debate para no quedarse fuera de la foto en el caso de que la pensional llegue a ser realidad y cumpla la promesa de darles un subsidio fijo a los adultos mayores del país.

En el medio está el temor de que el gobierno, tal como está pasando con la reforma a la salud, decida implementar algunos puntos de la pensional por decreto ante un hundimiento. Por ejemplo, que el gobierno disponga de algunos de los recursos ahorrados alegando que son parafiscales que pueden ser de gasto público.

El representante Fernando Niño, vicepresidente de la Cámara y líder de ese grupo, lo resume así: “En la reunión conservadora de la Cámara hoy, acordamos ratificar el apoyo a la ley estatutaria de educación. Frente a la pensional, no tenemos decisión de bancada aún. Esperaremos el texto tras debatirse en el Senado y consideraremos respaldar la iniciativa, previa concertación”. Es decir, dejan abiertas las puertas.

Los conservadores van a ser clave si la pensional llega a la Cámara para tercer y cuarto debate. Porque aun si la posición de la bancada del Senado los obligara a no respaldar la reforma oficialmente, pueden jugar con el quorum, como ya lo hicieron con la reforma a la salud cuando pasó por allá.

Todos estos escenarios, en todo caso, están sujetos al vaivén del presidente del Senado, Iván Name. Quien una semana le da gusto al gobierno citando plenarias durante tres días seguidos- incluso los puso a trabajar en Semana Santa- y en otra levanta la sesión y lo deja viendo un chispero.

O del presidente Petro, porque mientras sus ministros empiezan a tender puentes, él, como lo hizo anoche, sale a decir “que la mayoría del Senado quiere hundir la reforma pensional”, porque “prefieren que los dos grandes banqueros del país sean más ricos, no les importa los millones de viejos en las calles que podrían ser sus padres”.

QOSHE - Con la pensional el gobierno cede y negocia como no hizo con la salud - Jerson Ortiz
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Con la pensional el gobierno cede y negocia como no hizo con la salud

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11.04.2024

“Reina la paz en el Senado”, repetía desde hace un mes el presidente del Senado, Iván Name, para bajarle a la tensión entre el gobierno y el Congreso por el trámite de la reforma pensional. Name dejó atrás ese mantra ayer cuando se despachó contra el presidente Gustavo Petro por sus declaraciones ofensivas contra los de la Comisión Séptima, le puso trabas a un nuevo intento por revivir la reforma a la salud, levantó la sesión y mandó al congelador a la reforma pensional por una semana más.

El contraataque, que fue azuzado por los archivadores de la reforma a la salud ante unos trinos de Petro, empaña las negociaciones que vienen adelantando los ministros del Interior y Trabajo, y el presidente de Colpensiones, con bancadas clave para darles un nuevo impulso a las otras dos reformas sociales que siguen en camino: pensional y laboral.

A las 9 de la mañana en el Senado ya corría el rumor de que Name le iba a aguar los planes al gobierno. Primero se supo que iba a hablar en la plenaria de las dos de la tarde contra el presidente Petro. El senador verde había compartido con voceros y senadores de oposición una carta para exigir respeto y autonomía frente a las decisiones legislativas.

Lo hacía en respuesta a unos trinos del presidente Petro en los que acusó a los archivadores de la reforma a la salud de defender los intereses de Keralty, la dueña española de la Eps Sanitas. “Es humillante para la nación colombiana que millones de vidas de gentes pobres y de territorios y barrios urbanos excluidos y sin salud, quede sacrificada por tres o cuatro congresistas financiados por dineros extranjeros y por extranjeros que se han robado decenas de billones de pesos de la salud de toda la población colombiana.”, dijo Petro.

Desde temprano también se supo que Name le iba a dar un golpe al intento por revivir el debate de la reforma a la salud. Ante una apelación que presentaron los senadores petristas Wilson Arias y Ferney Silva para exigir que la plenaria del Senado revocara el archivo de la reforma que hizo la Comisión Séptima, el presidente del Senado anunció a sus más cercanos que iba a dejar eso en manos de una comisión poco amable para el gobierno.

El gobierno no pudo contener a Name en esas dos movidas y el veterano senador costeño volvió a mostrar que es el cancerbero de las reformas.

Cuando arrancó la sesión, Name confirmó que la apelación al hundimiento de la reforma a la salud la iba a definir una comisión integrada por los presidentes de las siete comisiones constitucionales.

De los siete, solo Martha Peralta, de la Séptima, está jugada con el gobierno. Los otros son dos liberales (Lidio García y........

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