El proyecto de ley que les permitiría a los congresistas cambiar de partido sin tener que renunciar a sus curules – más conocido como transfuguismo- está listo para ser aprobado en el segundo debate de la Cámara de Representantes. Detrás de la iniciativa se está ambientando una nueva propuesta: la eliminación de una regla que les prohíbe a los partidos hacer alianzas sin restricciones para presentar superlistas conjuntas al Congreso.

Es un cambio que le sirve al Pacto Histórico para repetir la fórmula al Senado en 2026 ante el dilema de ser o no un solo partido. Los movimientos que componen el Pacto han pasado de seis a 10 partidos con personerías jurídicas. Eso les dio poder a los movimientos pequeños, que ahora reciben financiación estatal y avalan candidatos, y se oponen a la eventual unificación que ha propuesto el presidente Gustavo Petro.

Ante esa indefinición, el camino pasa por ampliar el margen de las coaliciones.

Es una modificación que también es del interés de partidos tradicionales como La U y el Conservador. Podría impactar al centro político que se juntó en 2022 bajo la “Centro Esperanza” y quiere ampliar su espectro. La propuesta se ha ido camuflando en una técnica legislativa que se llama “consecutividad” que permite insertar esos artículos casi sobre el final de los debates.

El proyecto de transfuguismo superó sobrado su primer examen. Veinte representantes de la Comisión Primera de la Cámara le dieron el sí, frente a ocho que dijeron que no. Era un resultado esperado teniendo en la cuenta que cuando se radicó el documento llevó la firma de 118 congresistas de casi todos los partidos políticos.

Con esa fuerza es más que probable que también sea aprobado en el segundo debate que se hará en la plenaria en la Cámara en la próxima semana. Una muestra de que en todos los partidos hay afán de que la reforma prospere de cara a las elecciones de 2026.

La iniciativa llega a ese segundo debate con un único artículo. Dice que dentro de los cuatro meses siguientes de ser aprobada, les permitirá a los “miembros de los Cuerpos Colegiados de elección popular, a renunciar al partido o movimiento político o consejo comunitario que los avaló sin renunciar a la curul o incurrir en doble militancia”. Es decir, a congresistas, diputados, concejales o ediles.

Para que luego de eso “puedan inscribirse en un partido o movimiento político, consejo comunitario o en un grupo significativo de ciudadanos”.

Sin embargo, el trámite del proyecto muestra que detrás persiste un interés de meter otros artículos más adelante que pueden terminar cocinando una reforma política más amplia. Los ojos están puestos en tumbar las restricciones a las coaliciones entre partidos para hacer superlistas conjuntas.

Desde 2018 se permiten las coaliciones en listas a Congreso, Asamblea y Concejo, pero solo para partidos minoritarios. Por eso, la norma aplica siempre y cuando los partidos aliados cumplan con un requisito: que su votación sumada en la elección anterior no sobrepase el 15 por ciento de los votos válidos.

La lista del Pacto Histórico de 2022 cumplió porque en las elecciones del Senado de 2018 el Polo Democrático sacó el 4.8 por ciento de los votos y el bloque de la UP, Mais y ASI obtuvo el 3.4 por ciento. Máximo sumaron un 10 por ciento.

Pero en 2026 el Pacto no puede repetir la fórmula en el Senado porque en 2022 sacó el 19 por ciento de los votos, ni, por ejemplo, en la Cámara de Bogotá porque estuvo cerca del 16 por ciento. Otros potenciales aliados como Comunes, Fuerza Ciudadana o Independientes tampoco no podían entrar a la coalición.

La coalición “Centro Esperanza” estuvo cerca del 13 por ciento, bajo la actual norma podría repetir, pero no sumar otros aliados. Y eso podría influir en una apuesta política que incluye una candidatura presidencial.

En medio de la discusión del transfuguismo, Luis Carlos Albán, representante de Comunes, ponente de la reforma e integrante del Pacto, presentó una propuesta para modificar ese umbral y ampliarlo hasta el 40 por ciento. La razón, dice él, es que no debería existir ese tipo de restricciones a la democracia.

“Unir esfuerzos con otros partidos para la obtención del poder, que es la razón de ser de la existencia de los partidos políticos, es una decisión política que no debe tener limitaciones ni restricciones, y mucho menos discriminaciones”, dice Albán.

Es una posición contraria a la del representante Albán de 2021, que estaba en oposición y minoría. Ese año, los partidos de La U y Conservador, presentaron una propuesta similar para eliminar la restricción pidiendo igualdad de condiciones. Especialmente en La U que venía de ser superpoderoso en los gobierno Santos y pasó a perder terreno con Iván Duque.

En esa discusión, Albán votó por hundir la propuesta. “Es un tema que va en contra de la democracia”, dijo Albán en ese debate de abril de 2021. Similares argumentos usaron otra voces del petrismo como Inti Asprilla, argumentando que eso era poner en desventaja a los partidos minoritarios de la época como la lista Decentes – hoy Pacto- o Comunes.

Aunque por ahora la propuesta de Albán no está incluida en el articulado de transfuguismo para el 2026, no es aislado ni fortuito que haya quedado como parte de la discusión en el documento que recoge la ponencia que pasará a la plenaria.

Dentro de la técnica legislativa hay algo que se llama principio de consecutividad. Tiene que ver con la justificación para introducir artículos en el desarrollo de un proyecto, incluso, en los debates finales. Para eso se requiere que esos artículos nuevos hayan tenido una discusión previa, ya sea con constancias como las que hizo Albán y que están consignadas en la ponencia.

En otras palabras, al plantear ese tipo de discusiones desde un principio, se abre la puerta para que haya cambios en otros momentos del trámite del proyecto. Por eso, Albán dice que va a retomar su propuesta en la plenaria de la Cámara. “Que se puedan hacer las coaliciones para que se pueda consolidar el Pacto, el partido Liberal, el Centro Democrático, los que quieran, por qué esa restricción a la democracia”, dice tras su cambio de opinión.

Además de la de Albán, al menos siete proposiciones más se han presentado para hacerle ajustes al transfuguismo. Pero solo la del representante de Comunes tiene un desarrollo en el documento de la ponencia.

Que la propuesta esté pasando hasta ahora con un bajo perfil no significa que tenga poco respaldo. La bancada del partido de La U también se está moviendo para ambientarla como lo hizo en 2021.

La U es un partido que viene perdiendo terrero. De 21 senadores que alcanzó a tener con Santos, se relegó a 10 en el gobierno Petro. Es un partido con fricciones internas que se apalanca de dos bloques que trabajan separados. El de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, y el de la bancada costeña, que se apoya en caciques como José David Name o Antonio Correa. Eso explica que hoy tenga dos copresidentes: Clara Luz Roldán, del lado de Toro, y el exregistrador Alexander Vega, del lado costeño.

Alfredo Deluque, que está en la comisión Primera del Senado a donde irá el transfuguismo en tercer debate, históricamente ha compartido la idea de eliminar la restricción. “La norma está concebida para una realidad política anterior”, dice.

A un sector del partido Conservador también le suena modificar el umbral de alianzas. Especialmente por el tema regional. Ese partido perdió varias cupos en la Cámara de Representantes en 2022 porque sus listas se quedaron sin votos. Por ejemplo, en el Huila, Jaime Felipe Lozada buscaba su tercer periodo, pero la lista conservadora quedó fuera porque los partidos de izquierda se juntaron en el Pacto y alcanzaron la cuarta curul.

Al abrir ese espectro de las coaliciones, los conservadores podrían retomar alianzas regionales con sectores afines como el Centro Democrático, Salvación Nacional o incluso Cambio Radical. Como se vio recientemente en las elecciones regionales.

La posibilidad de eliminar la restricción, en todo caso, se enfrenta a opositores vocales. El liberal Juan Carlos Losada, promotor del transfuguismo, dice que no le jala a la idea de las coaliciones ilimitadas. “Yo me opuse en 2021 y me opondré si vuelve a presentarse la propuesta. Uno no puede hacer cambios a la medida de sus necesidades”, dice.

El conservador Juan Carlos Wills también se aparta. “La restricción se debe mantener y garantizar para las minorías. Es una protección a las minorías, entrar en discusión para quitar la restricción las pone en algún grado de riesgo”, dice.

Hay afán de que el transfuguismo avance en el Congreso. Y no solo porque se trata de un acto legislativo que necesita ocho debates, de los cuales cuatro deben darse antes del 20 de junio. El tiempo corre porque puede influir en las elecciones del 2026, cuyo calendario electoral arranca pronto.

Resulta que en noviembre de 2024 empieza la inhabilidad que tienen los actuales congresistas para cambiarse de partido, si así lo quieren, y poder aspirar a las elecciones de 2026.

Actualmente, sin transfuguismo, los que se quieran cambiar de partido deben renunciar a sus curules en noviembre de 2024 para no inhabilitarse, pues deben hacerlo con un año de antelación al inicio de las inscripciones, en noviembre de 2025. De lo contrario, les puede pasar lo que le sucedió, por ejemplo, a Roy Barreras, quien debía renunciar a La U para poderse pasar al Pacto Histórico, como no lo hizo, le aplicaron doble militancia y lo sacaron del Senado.

Si el transfuguismo queda aprobado en octubre, los congresistas que se quieren cambiar de partido en las siguientes elecciones no tendrían necesidad de renunciar a sus curules. Porque el artículo del proyecto les da esa gabela por una única vez. Así como se hizo en 2003 y 2009.

Estratégicamente, los promotores del transfuguismo se la jugaron por designar de ponentes a congresistas que necesitan cambiarse de partido y tienen cercanía con la oposición. La coordinadora de la ponencia es Marelen Castillo, quien logró su curul por haber sido la fórmula vicepresidencial de Rodolfo Hernández con la Liga Anticorrupción. Castillo está peleada con Hernández y la Liga y se quiere ir de ahí. Para poder hacerlo y volver a aspirar en 2026 necesita el transfuguismo.

En la defensa del proyecto ha insistido en que no es algo para beneficiar al Pacto Histórico. Aunque de muchas maneras sí lo es.

QOSHE - Detrás del transfuguismo se cocina la supervivencia del Pacto en 2026 - Jerson Ortiz
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Detrás del transfuguismo se cocina la supervivencia del Pacto en 2026

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03.05.2024

El proyecto de ley que les permitiría a los congresistas cambiar de partido sin tener que renunciar a sus curules – más conocido como transfuguismo- está listo para ser aprobado en el segundo debate de la Cámara de Representantes. Detrás de la iniciativa se está ambientando una nueva propuesta: la eliminación de una regla que les prohíbe a los partidos hacer alianzas sin restricciones para presentar superlistas conjuntas al Congreso.

Es un cambio que le sirve al Pacto Histórico para repetir la fórmula al Senado en 2026 ante el dilema de ser o no un solo partido. Los movimientos que componen el Pacto han pasado de seis a 10 partidos con personerías jurídicas. Eso les dio poder a los movimientos pequeños, que ahora reciben financiación estatal y avalan candidatos, y se oponen a la eventual unificación que ha propuesto el presidente Gustavo Petro.

Ante esa indefinición, el camino pasa por ampliar el margen de las coaliciones.

Es una modificación que también es del interés de partidos tradicionales como La U y el Conservador. Podría impactar al centro político que se juntó en 2022 bajo la “Centro Esperanza” y quiere ampliar su espectro. La propuesta se ha ido camuflando en una técnica legislativa que se llama “consecutividad” que permite insertar esos artículos casi sobre el final de los debates.

El proyecto de transfuguismo superó sobrado su primer examen. Veinte representantes de la Comisión Primera de la Cámara le dieron el sí, frente a ocho que dijeron que no. Era un resultado esperado teniendo en la cuenta que cuando se radicó el documento llevó la firma de 118 congresistas de casi todos los partidos políticos.

Con esa fuerza es más que probable que también sea aprobado en el segundo debate que se hará en la plenaria en la Cámara en la próxima semana. Una muestra de que en todos los partidos hay afán de que la reforma prospere de cara a las elecciones de 2026.

La iniciativa llega a ese segundo debate con un único artículo. Dice que dentro de los cuatro meses siguientes de ser aprobada, les permitirá a los “miembros de los Cuerpos Colegiados de elección popular, a renunciar al partido o movimiento político o consejo comunitario que los avaló sin renunciar a la curul o incurrir en doble militancia”. Es decir, a congresistas, diputados, concejales o ediles.

Para que luego de eso “puedan inscribirse en un partido o movimiento político, consejo comunitario o en un grupo significativo de ciudadanos”.

Sin embargo, el trámite del proyecto muestra que detrás persiste un interés de meter otros artículos más adelante que pueden........

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