Dos meses después del discurso de posesión, algunas secretarías de la Alcaldía de Cali siguen funcionando a media máquina. La ciclovía está cerrada, y cerca de 90 mil personas que se alimentaban en comedores comunitarios están pasando hambre. Los retrasos no son extraordinarios si se comparan con las administraciones anteriores, pero tienen detrás un cambio de estilo en la manera de contratar.

El alcalde Alejandro Eder le está pasando un tamiz a los procesos de selección de contratistas. Busca quitarles poder a los grupos políticos y fomentar buenas prácticas en las dependencias, pero en el proceso arriesga su relación no solo con los políticos, también con los trabajadores y las comunidades que venían participando de los programas.

En promedio, la administración de Jorge Iván Ospina tuvo a su cargo 12 mil prestadores de servicio, de acuerdo con el laboratorio Mi Cali Contrata Bien. Los contratistas representaron el 90 por ciento de la fuerza laboral de la Alcaldía, que solo tiene 1.500 cargos de planta, la proporción más alta entre las grandes ciudades de Colombia.

Ese fenómeno caleño ha convertido a la contratación en un botín político, y está normalizado que los concejales cuenten con cientos de cupos. De acuerdo con dos fuentes del Concejo y un asesor del despacho, habrá un recorte generalizado de contratistas y hay concejales que pasarán de tener 1000 contratistas de su línea, a tener entre 100 y 200.

“Ningún político hoy tiene mil contratistas como antes, ni los va a tener. Nosotros no podemos entregar la el control operativo de la administración”, dijo el asesor quien pidió la reserva de su nombre por no ser vocero.

A dos meses del arranque, esta administración ha contratado a cerca de 4.500 contratistas de los 12 mil que había antes. El secretario de gobierno, Andrés Stapper, le dijo a La Silla que efectivamente habrá un recorte y al referirse a las cuotas de los concejales no las negó ni las confirmó. Respondió que están recibiendo recomendaciones de diferentes sectores, que incluyen la academia, los concejales y la ciudadanía.

“Uno de los objetivos del alcalde es tener el mejor equipo técnico posible. Cada uno de los jefes de las unidades ejecutoras están buscando los perfiles idóneos”, explicó Stapper. “Esperamos que en abril, cuando estén estabilizados los procesos administrativos, tengamos una cifra más certera respecto a los profesionales que nos van a acompañar”, agregó.

Para el concejal Carlos Pinilla, del Partido Liberal, el tamizaje que está haciendo la administración puede retrasar los tiempos de ejecución de los programas, cuyas demoras han desencadenado plantones y debates de control político.

“Las otras administraciones siempre han comenzado con los equipos de base, que son los que pueden dar respuesta rápidamente. Esta administración se está deteniendo a revisar a absolutamente todos los movimientos”, dijo el concejal liberal Carlos Pinilla. “Eso es bueno, pero no se pueden tomar mucho tiempo”, agregó.

Ya sea por austeridad o por idoneidad, el recorte implica riesgos operativos y políticos. 16 de los 21 concejales no acompañaron la campaña de Eder, pero han respaldado su liderazgo desde la independencia. Sin embargo, los cambios van a poner a prueba su retórica conciliadora.

“El matrimonio con el Concejo se puede acabar, porque se están demorando mucho en cumplir los compromisos”, le dijo a La Silla uno de los cabildantes, que prefirió mantener la reserva para no comprometer su relación con la Alcaldía. Desde otra curul, señalan a la administración de romper con la “memoria institucional”, al suspender la continuidad de trabajadores que venían de administraciones anteriores.

“El mensaje de la paz política que da el alcalde es positivo, significa que se debe trabajar con todos los sectores, pero no ha sido correspondido por las personas que hacen parte de su equipo”, afirmó el concejal Rodrigo Salazar, del Partido Verde, quien fue secretario de la administración pasada. “Se ha cambiado la memoria institucional, no la han convocado. Eso es grave porque la experiencia le aporta mucho a la gestión pública”, añadió.

La administración, por su parte, niega tal amnesia y dirige la discusión hacia la idoneidad de los perfiles. Sostiene que hay apertura para trabajar con personas aptas, sin distinción de sus orígenes políticos.

“Hemos hecho énfasis en la contratación de un gran equipo con perfiles adecuados para ofrecer servicios con la mejor calidad, eso toma tiempo”, dijo Ana Martínez, directora del Departamento de Contratación Pública. “Valoramos la experiencia y la experticia. Si un contratista es bueno en algo y ha trabajado en otras administraciones, por supuesto que contamos con ellos”, respondió.

La directora Martínez anunció que se están creando nuevos pliegos que buscan transversalizar los lineamientos de las diferentes dependencias a la hora de contratar, para promover mayor transparencia y competencia.

Eso implica un cambio de rumbo respecto a la administración anterior. De acuerdo con datos de Mi Cali Contrata Bien, durante la Alcaldía de Ospina los organismos centralizados firmaron 104 mil contratos, que sumaron $5,3 billones de pesos. El 98% se realizaron mediante modalidades no competitivas.

Eder busca adelantar modalidades más competitivas, lo que explica, por ejemplo, la demora en la ejecución de algunos programas como la ciclovía.

“Las tres administraciones anteriores adjudicaron el primer año de forma directa, por convenio administrativo, lo que es más ágil. Eso es legal y no está mal, pero nosotros, por principio, quisimos hacerlo de forma competitiva”, le dijo a La Silla Felipe Montoya, secretario de Deporte. “El alcalde ha sido claro. En la medida en que los escenarios y la comunidad nos lo permita, la idea es hacer todo por convocatoria pública”, agregó.

Pero la competencia puede poner a tambalear procesos que vienen funcionando y tienen arraigo popular, como en el caso de los comedores comunitarios, que venían siendo operados por la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Cali, una institución de la iglesia Católica con amplio reconocimiento en los barrios.

“Le he manifestado a la nueva administración distrital mi desacuerdo con cambiar lo que está funcionado de manera adecuada, como los comedores comunitarios”, dijo Roberto Ortiz, excandidato a la Alcaldía y concejal por el estatuto de oposición. “A pesar de mis enormes diferencias con Jorge Iván Ospina, debo reconocer que los comedores comunitarios venían funcionado de manera óptima”, agregó.

La reciente discusión alrededor de los perfiles “técnicos” en la administración pública tiene su capítulo caleño, pero a la inversa. Mientras los nombramientos del gabinete del presidente Petro causan críticas por su ausencia de técnica, el de Eder suscita críticas por exceso.

“Hay una falta reconocimiento de algunos secretarios y directores sobre cómo funciona la institucionalidad”, dijo la concejal Ana Erazo, del pacto histórico. “Son perfiles muy buenos, perfiles académicos, pero que quizás en la gestión pública se quedaron cortos”, agregó.

Hasta el año pasado, en Cali había 762 comedores comunitarios que atendían cerca de 90 mil raciones diarias. Fue uno de los programas bandera en la anterior administración y aunque va a continuar, esta vez el proceso será más competitivo.

Elisabeth Flórez es la encargada de un comedor comunitario del barrio Laureano Gómez, al oriente de la ciudad. Está funcionando desde hace tres años, pero desde diciembre los fogones permanecen apagados.

“Todo está paralizado y nadie dice nada. Nos habían dicho que en febrero, pero ni siquiera nos han pedido la documentación”, afirmó la líder del comedor la semana pasada. “Le da a uno la sensación de que a esta Alcaldía no es muy abierta a trabajar con las comunidades”, continuó.

Otros programas que siguen parados son las Unidades de Transformación Social, que atienden a niños de barrios vulnerables y los educadores de los niños con discapacidad. Además, en redes sociales hay quejas de contratistas que no han renovado y de ciudadanos que reclaman respuestas oportunas de las entidades.

Las explicaciones de la Alcaldía varían caso a caso, pero buena parte de ellas corresponde a problemas presupuestales. Este año, el presupuesto aprobado en papel por el Concejo bajó $1 billón en términos reales, afectando principalmente a secretarías como Bienestar Social, que tuvo una reducción de casi un 40 por ciento. Esa reducción presupuestal, puede cambiar a lo largo del año con nuevas adiciones.

“Influyó el tema presupuestal, las reservas que no se hicieron y los presupuestos que no existían”, dijo la directora Martínez, refiriéndose a la pasada administración de Ospina. “Nos tocó priorizar la operatividad de cada dependencia”, explicó.

Otro asunto tener en cuenta es que los cambios administrativos no tienen la misma velocidad que los cambios políticos. Las nuevas administraciones están sujetas al plan de desarrollo y al presupuesto de sus antecesores. “Cuando llega una nueva administración, lo primero que puede contratar son los pliegos que ya abrió la administración anterior”, explicó Gissel García, directora del laboratorio Mi Cali Contrata Bien. Los nuevos procesos deben pasar por varias etapas: estudios previos, sondeo de oferentes, la construcción del pliego y la evaluación posterior.

De acuerdo con los planes del despacho, se espera que el próximo 11 de marzo se adjudique el contrato de los comedores comunitarios, cuyo proceso ya está publicado en el Secop. Para las Unidades de Transformación Territorial se está a la espera de la firma del convenio con el ICBF. Y para la ciclovía ya hay seis proponentes que están en etapa de evaluación, por lo que, si no hay contratiempos, se debería adjudicar esta semana.

Por eso desde la Alcaldía niegan que haya ninguna demora extraordinaria. “Rotundamente no. Al 29 de enero logramos nuestra primera meta que era poder tener contratadas la vigilancia, el aseo, el PAE, sin aducir a modelos de contratación de menor cuantía, fraccionamientos de contrato o urgencias manifiestas”, dijo el secretario Stapper.

El alcalde Alejandro Eder prometió sanear la Alcaldía de Cali para blindarla de la corrosión de la corrupción. Las buenas prácticas que aumentan la transparencia, pero toman tiempo, pueden interrumpir procesos valiosos y ponen a prueba el apetito voraz de los políticos caleños.

QOSHE - La tecnocracia de Eder prueba la paciencia de políticos y comunidades - Julio César Caicedo Cano
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La tecnocracia de Eder prueba la paciencia de políticos y comunidades

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05.03.2024

Dos meses después del discurso de posesión, algunas secretarías de la Alcaldía de Cali siguen funcionando a media máquina. La ciclovía está cerrada, y cerca de 90 mil personas que se alimentaban en comedores comunitarios están pasando hambre. Los retrasos no son extraordinarios si se comparan con las administraciones anteriores, pero tienen detrás un cambio de estilo en la manera de contratar.

El alcalde Alejandro Eder le está pasando un tamiz a los procesos de selección de contratistas. Busca quitarles poder a los grupos políticos y fomentar buenas prácticas en las dependencias, pero en el proceso arriesga su relación no solo con los políticos, también con los trabajadores y las comunidades que venían participando de los programas.

En promedio, la administración de Jorge Iván Ospina tuvo a su cargo 12 mil prestadores de servicio, de acuerdo con el laboratorio Mi Cali Contrata Bien. Los contratistas representaron el 90 por ciento de la fuerza laboral de la Alcaldía, que solo tiene 1.500 cargos de planta, la proporción más alta entre las grandes ciudades de Colombia.

Ese fenómeno caleño ha convertido a la contratación en un botín político, y está normalizado que los concejales cuenten con cientos de cupos. De acuerdo con dos fuentes del Concejo y un asesor del despacho, habrá un recorte generalizado de contratistas y hay concejales que pasarán de tener 1000 contratistas de su línea, a tener entre 100 y 200.

“Ningún político hoy tiene mil contratistas como antes, ni los va a tener. Nosotros no podemos entregar la el control operativo de la administración”, dijo el asesor quien pidió la reserva de su nombre por no ser vocero.

A dos meses del arranque, esta administración ha contratado a cerca de 4.500 contratistas de los 12 mil que había antes. El secretario de gobierno, Andrés Stapper, le dijo a La Silla que efectivamente habrá un recorte y al referirse a las cuotas de los concejales no las negó ni las confirmó. Respondió que están recibiendo recomendaciones de diferentes sectores, que incluyen la academia, los concejales y la ciudadanía.

“Uno de los objetivos del alcalde es tener el mejor equipo técnico posible. Cada uno de los jefes de las unidades ejecutoras están buscando los perfiles idóneos”, explicó Stapper. “Esperamos que en abril, cuando estén estabilizados los procesos administrativos, tengamos una cifra más certera respecto a los profesionales que nos van a acompañar”, agregó.

Para el concejal Carlos Pinilla, del Partido Liberal, el tamizaje que está haciendo la administración puede retrasar los tiempos de ejecución de los programas, cuyas demoras han........

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