Los resultados de la última prueba PISA nos entrega información valiosa para evaluar nuestro sistema educativo. Como es de suponerse, todos los países mostraron un retroceso producto de las medidas de contención y mitigación de la pandemia. Los países más afectados fueron los de más alto desempeño. Chile no fue la excepción. Nuestro país efectivamente retrocedió, pero su retroceso fue leve. De hecho, la brecha con el promedio de los países de la OCDE se redujo de forma significativa. ¿Es esta una buena noticia? No necesariamente.

En primer lugar, la brecha se reduce no porque Chile haya mejorado sus resultados, sino por la dramática caída de los países de alto rendimiento. Podríamos pensar, entonces, que la leve caída de Chile habla bien de su sistema educativo. Pero esta hipótesis es contraintuitiva. Más bien lo que muestra PISA es el valor que agregan los establecimientos escolares al desarrollo de sus estudiantes.

El significativo retroceso de los países de mejor desempeño dice mucho del valor que agregan sus escuelas, mientras que la leve baja que sufrió Chile refleja el poco valor que agregan los establecimientos escolares; y eso debiera ser un llamado de atención. De hecho, si miramos con más atención lo que sucedió en nuestro país, observamos que los jóvenes de mayores ingresos fueron los que más sufrieron un retroceso en sus aprendizajes, mientras que los jóvenes del quintil más pobre incluso mejoraron sus resultados o mantuvieron. ¿Qué valor agrega una escuela si, después de dos años de permanecer cerrada con educación a distancia, sus estudiantes saben lo mismo que aquellos estudiantes previos a la pandemia?

Otro resultado descorazonador que muestra PISA es el aumento en la brecha de género. Mientras los hombres, en promedio, no sufrieron una merma en sus aprendizajes, las mujeres dan cuenta de un retroceso significativo en todas las áreas del conocimiento. El costo de la pandemia en educación lo pagaron las niñas. ¿Cómo se explica eso? ¿Qué nos dice este resultado de nuestra sociedad? No tengo ninguna hipótesis, pero aquí hay una alerta que debemos atender.

Finalmente, PISA nos muestra que el gran problema de Chile es la calidad de la educación. De hecho, según PISA si controlamos por nivel socioeconómico nuestro país se ubicaría dentro de los países con equidad educativa. Por cierto, este resultado se debe al significativo retroceso del quintil de mayores ingresos.

Pero más allá de eso, qué importante es volver a recuperar el sentido de urgencia de la calidad de la educación. Actualmente, uno de cada tres jóvenes de 15 años no tiene las habilitades de comprensión lectora mínimas para desempeñarse efectivamente en el mundo de hoy, en matemática ese porcentaje aumenta a uno de cada dos. Si miramos la trayectoria de nuestro país, desde 2015 sólo hemos retrocedido.

¿Qué estamos haciendo como país para cambiar esta triste trayectoria? Nada. Tenemos un duro diagnóstico, llegó la hora implementar políticas que logren impactar en los aprendizajes de los estudiantes y de abandonar las políticas ideológicas que nos han hecho retroceder.

Por Sylvia Eyzaguirre, investigadora senior CEP

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Columna de Sylvia Eyzaguirre: Lecciones de PISA

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08.12.2023

Los resultados de la última prueba PISA nos entrega información valiosa para evaluar nuestro sistema educativo. Como es de suponerse, todos los países mostraron un retroceso producto de las medidas de contención y mitigación de la pandemia. Los países más afectados fueron los de más alto desempeño. Chile no fue la excepción. Nuestro país efectivamente retrocedió, pero su retroceso fue leve. De hecho, la brecha con el promedio de los países de la OCDE se redujo de forma significativa. ¿Es esta una buena noticia? No necesariamente.

En primer lugar, la brecha se reduce no porque Chile haya mejorado sus resultados, sino por la dramática caída de los países de alto rendimiento. Podríamos pensar, entonces, que la leve caída de Chile habla bien de su sistema educativo. Pero esta hipótesis es contraintuitiva. Más........

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