O bien el equipo de Ayuso entendió que le da más votos reconocer que su jefa le soltó un joputa a Sánchez, o bien, cansados y hartos de la presión de los medios para que se explicaran, optaron por admitir que sí, que culo, que había dicho culo. Como el padre del chiste de Eugenio, optaron primero por explicar que búhos, búhas, buhitos y buhitas son aves de rapiña, de cabeza y ojos redondos, las orejas de punta y el pico curvado, y que a la presidenta de la Comunidad de Madrid le gusta la fruta. Pero la lectura de los labios era clara y cedieron.

“Me gusta la fruta” ha sido tendencia en las redes como perífrasis del insulto. Alguien en el PP lo recuperó. Pensó que era una nueva ocurrencia... Pero es trumpismo. Supura frustración y es una muestra más de infantilización de la política.

En octubre del 2021, cuando Trump ya hacía meses que había dejado de ser presidente, la reportera Kelli Stavast de la NBC malinterpretó unos cánticos de la afición de la Nascar. “ Fuck Joe Biden”, gritaban. Entendió “ Let’s go, Brandon”. Brandon Brown era el piloto que entrevistaba en directo, el que había ganado la carrera. “¡Puedes oír los cánticos de la multitud, ‘ Vamos, Brandon!’”, le dijo la periodista.

A partir de aquí, el error se hizo viral, hizo gracia a los republicanos y a su clase política y se confeccionaron camisetas jocosas, ha estado presente en mítines, se han hecho canciones de rap anti-Biden, se han pirateado paneles de iglesias para que luciera el eslogan. La broma todavía dura.

“Me gusta la fruta” es la versión castiza del “ Let’s go, Brandon”. Telemadrid ya ha hecho un reportaje del marketing que genera. Para @PatxiBarco, “‘Me gusta la fruta’ es el reflejo de “gente sin ingenio que usa un eslogan infantil fruto de una respuesta infantil de una dirigente infantil”.

Todo lo que desencadena el lema es populismo, y en manos de políticos infantiliza la opinión pública. Se ha cantado ya en las protestas contra Sánchez. “Hay riesgo de que la gente se comporte cada vez menos como adultos responsables y más como niños caprichosos que atienden a su interés inmediato (...). Niños que pueden pelearse por cualquier cosa”. Lo escribe, sobre el populismo, Rajoy, en Política para adultos . Es del PP. Como Ayuso. Y es el PP el que trucó la foto oficial de los miembros del nuevo Gobierno ayer para juntar a Puigdemont y al socialista. Infantilismo.

Infantilizar la política funciona. Pero es peligroso, en todos los sentidos. Que se lo digan si no a aquel que le llegaba olor a leche cuando olfateaba un caniche poco días antes de que alguna otra se oliera una remontada.