El presidente de Estados Unidos siempre viaja acompañado por un asistente militar que custodia el maletín con los códigos necesarios para activar el botón nuclear. Y otros mandatarios de grandes potencias también tienen a su alcance pulsar un botón que, sin lugar a dudas, sería el principio del fin del orden mundial. Hasta hoy, todos pueden activarlo, pero nadie lo hace porque los efectos de esa decisión son incalculables y comportan, inevitablemente, causarse daños a uno mismo.

En términos políticos, algo semejante ocurre con la nueva legislatura española que acaba de empezar. Después de ceder por todos los flancos, por la izquierda, por la derecha, por el centro, en lo político, en lo económico y en lo social, Pedro Sánchez ha conseguido armar una mayoría absoluta para ser investido presidente con ocho partidos (nueve, si contamos que dentro de Sumar está Podemos). El bloque de la investidura formado por PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu y PNV, además de BNG y Coalición Canaria, que no son indispensables, tendrá que hacer grandes equilibrios y tragarse contradicciones para poder superar las votaciones en el Congreso. Todos estos partidos tienen un botón nuclear que puede hacer descarrilar la legislatura, pero está por ver si alguien está realmente dispuesto a utilizarlo porque todos dudarán entre si es peor el remedio o la enfermedad.

El pegamento que une la amalgama de partidos que conforman el bloque de la investidura es, básicamente, que consideran el PSOE como un mal menor en comparación con un gobierno en blanco y negro formado por PP y Vox. Pero más allá de eso, existen importantes diferencias ideológicas, especialmente en el terreno económico. Veremos, por ejemplo, cómo encaja el acuerdo patrocinado por Podemos y anunciado como una conquista de la izquierda de reducir la jornada laboral con los planteamientos más a la derecha de PNV y Junts.

Y es que, además de las cuestiones más ideológicas, muchos de estos partidos son competidores electorales directos entre ellos, y eso va a tener eco en las escenificaciones de las votaciones que se vayan sucediendo, especialmente cuando coincida con periodos electorales de comicios autonómicos o europeos. Bildu y PNV en el País Vasco, igual que Esquerra Republicana y Junts en Catalunya, lógicamente tomarán decisiones también en función de sus urgencias electorales y, como en el famoso anuncio de detergente, tratarán de demostrar que lavan más blanco.

Pero, previsiblemente, uno de los mayores factores de desestabilización puede llegar desde las filas del socio de gobierno del PSOE. Sumar, con Yolanda Díaz a la cabeza, fiel escudera de Pedro Sánchez, consiguió 31 diputados en las elecciones del 23 de julio, cinco de los cuales pertenecen a Podemos, el partido fundado por Pablo Iglesias. Ya con la confección de las listas electorales, luego durante la campaña, y después con la formación del gobierno, Sumar y Podemos se han quitado los ojos en público sin ningún disimulo.

El último ejemplo lo hemos visto en el traspaso de carteras cuando las ministras de Podemos salientes se despidieron lamentando que Pedro Sánchez las hubiera echado del gobierno, cosa que calificaron de error, porque sin ellas desaparece el guardián de los postulados de izquierda que nadie más defenderá. Fue un ejercicio de inmodestia y un dardo contra su compañera Yolanda Díaz, que consideran que hace seguidismo acrítico del PSOE. En ese escenario, los cinco diputados de Podemos pueden tener, también, el botón nuclear de la legislatura.

La gran pregunta es si alguien está dispuesto realmente a apretar ese botón. Hoy por hoy todos tienen mucho que perder y poco que ganar. Y no parece una buena estrategia amenazar cada semana con pulsarlo porque las amenazas solo son creíbles si se llevan a la práctica ya que, si no, suenan a caricatura y a retórica.

Sánchez no tendrá barra libre creyendo que nadie se atreverá a pulsar el botón electoral. Tendrá que estar a la altura de las exigencias de sus aliados, especialmente las que se han rubricado en los pactos de investidura, y cumplir con lo pactado porque en cada votación importante surgirán nuevas oportunidades de demostrar su fragilidad parlamentaria. Y tampoco hay que olvidar que, en el acuerdo más polémico, la ley de amnistía, habrá algunos jueces y tribunales que también tendrán a su alcance un botón nuclear para interferir en la vida política, y ya hemos visto que en este caso no dudarán en activarlo.

QOSHE - El botón nuclear - Carles Mundó
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El botón nuclear

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24.11.2023

El presidente de Estados Unidos siempre viaja acompañado por un asistente militar que custodia el maletín con los códigos necesarios para activar el botón nuclear. Y otros mandatarios de grandes potencias también tienen a su alcance pulsar un botón que, sin lugar a dudas, sería el principio del fin del orden mundial. Hasta hoy, todos pueden activarlo, pero nadie lo hace porque los efectos de esa decisión son incalculables y comportan, inevitablemente, causarse daños a uno mismo.

En términos políticos, algo semejante ocurre con la nueva legislatura española que acaba de empezar. Después de ceder por todos los flancos, por la izquierda, por la derecha, por el centro, en lo político, en lo económico y en lo social, Pedro Sánchez ha conseguido armar una mayoría absoluta para ser investido presidente con ocho partidos (nueve, si contamos que dentro de Sumar está Podemos). El bloque de la investidura formado por PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu y PNV, además de BNG y Coalición Canaria, que no son indispensables, tendrá que hacer grandes equilibrios y tragarse contradicciones para poder superar las........

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