Una mala tarde la tiene cualquiera. En plena campaña de las elecciones gallegas, que se celebrarán este domingo, el presidente del Partido Popular ha complicado las expectativas de su partido marcándose un gol en propia puerta a cuenta de su posición con los indultos y la ley de Amnistía. Durante una charla informal con periodistas, reconoció que se plantearía el indulto a Carles Puigdemont si, tras ser juzgado y condenado, este renegaba de sus convicciones políticas. Lo relevante del comentario no es tanto lo que dice, que por otra parte no es más que un brindis al sol, sino lo que se entiende. En una frase, Alberto Núñez Feijóo enmienda y contradice todo el discurso sostenido por el PP desde hace meses, basado en criminalizar y señalar como traidor a todo aquel que intente encauzar políticamente el conflicto que existe entre Catalunya y el Estado.

En política uno vale lo que valga su credibilidad. Decir una cosa y pensar la contraria, y que todo el mundo lo vea, es el camino más corto para salir borroso en la foto. En su competición con Vox, los populares han mostrado su cara más intransigente contra el independentismo y contra cualquier fórmula para facilitar el diálogo entre las partes.

El propio Feijóo no ha tenido reparos a la hora de alimentar el despropósito de la acusación de terrorismo que promueven algunos jueces para calificar las manifestaciones de Tsunami, pero al mismo tiempo admite que mantuvo conversaciones con Junts per Catalunya para explorar un pacto para su investidura. Son demasiadas contradicciones y demasiado oportunismo en poco tiempo.

Alberto Núñez Feijóo llegó a Madrid como la gran esperanza de los populares para remontar la etapa de Pablo Casado, que dejó el partido como un solar. Le precedía su fama de político moderado y de buen gestor tras haber gobernado la Xunta de Galicia con mayoría absoluta durante 13 años. Pero las cosas no están saliendo como se esperaba. Tener que abrazarse a Vox para retener comunidades autónomas y ayuntamientos y quedarse fuera de la Moncloa porque no puede pactar con nadie más que con la ultraderecha, le ha restado la posibilidad de consolidar el liderazgo de su partido.

El resultado de las elecciones gallegas de este domingo puede significar el final político de Feijóo, porque no hay nada más doloroso que perder jugando en casa. Si el PP pierde la Xunta, será el presidente del partido quien pagará el precio político de la derrota, pero lo paradójico para Feijóo es que ganar no le garantiza reforzarse en la presidencia del PP. El ala más dura del PP, inspirada por José María Aznar, no disimula su oposición al presidente del partido y le marcan el paso o lo corrigen en público sin ningún disimulo.

Isabel Díaz Ayuso lleva meses calentando en la banda para salir a jugar el partido cuando Feijóo quede fuera de juego. Toda la estrategia de la presidenta de la Comunidad de Madrid está diseñada pensando en ser la próxima candidata de unas futuras elecciones generales. Habla de todo menos de los problemas que tienen los madrileños con los servicios públicos que debería gestionar. Permanentemente está de gira fuera de la comunidad y salta de plató en plató para opinar de cualquier tema. Y, por supuesto, su tema recurrente es Catalunya. Sin despeinarse puede poner en una misma frase la sequía y la amnistía con tal de arrancar un titular.

El principal obstáculo del PP para llegar a la Moncloa es Vox. Los pactos con la formación de ultraderecha lastran su capacidad de llegar a acuerdos con otras formaciones, como el PNV e incluso Junts, y está arrinconado en el extremo del tablero político. La única forma de recuperar la centralidad es que los votantes de Abascal vuelvan a su espacio tradicional, que había sido el Partido Popular. A la vista está que Núñez Feijóo no será capaz de conectar con esos votantes, pero Isabel Díaz Ayuso, que se mueve como pez en el agua en los mares del populismo, ya ha demostrado que sí puede hacerlo­.

Lo que se decidirá en Galicia no es la continuidad de Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP. Su sentencia ya está dictada. Lo que se decidirá este domingo es el ritmo de la caída de un presidente que no sirve a los intereses de la maquinaria de la calle Génova. Ayuso está esperando su momento. Solo está por ver si Juanma Moreno, el presidente de la Junta de Andalucía, también querrá jugar esa partida.

QOSHE - Feijóo se la juega - Carles Mundó
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Feijóo se la juega

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16.02.2024

Una mala tarde la tiene cualquiera. En plena campaña de las elecciones gallegas, que se celebrarán este domingo, el presidente del Partido Popular ha complicado las expectativas de su partido marcándose un gol en propia puerta a cuenta de su posición con los indultos y la ley de Amnistía. Durante una charla informal con periodistas, reconoció que se plantearía el indulto a Carles Puigdemont si, tras ser juzgado y condenado, este renegaba de sus convicciones políticas. Lo relevante del comentario no es tanto lo que dice, que por otra parte no es más que un brindis al sol, sino lo que se entiende. En una frase, Alberto Núñez Feijóo enmienda y contradice todo el discurso sostenido por el PP desde hace meses, basado en criminalizar y señalar como traidor a todo aquel que intente encauzar políticamente el conflicto que existe entre Catalunya y el Estado.

En política uno vale lo que valga su credibilidad. Decir una cosa y pensar la contraria, y que todo el mundo lo vea, es el camino más corto para salir borroso en la foto. En su competición con Vox, los populares han mostrado su cara........

© La Vanguardia


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