Anoche me encontré un turista triste. Se había perdido y lloraba desconsoladamente. Estaba sentado en la acera de una calle sin ningún atractivo turístico, por lo que al principio dudé de si era un Turista o solo un Borracho Extranjero. Como ustedes sabrán, ambas especies –el Turista y el Beodo No Aborigen– se parecen mucho entre sí como guepardo y leopardo, referéndum y consulta. Al comprobar que hablaba como un niño turista de dos años, vestía como uno de seis y gesticulaba como un jubilado de ochenta, turista también, decidí que se trataba de un Turista. Triste, pero Turista. No sabía cómo acercarme a él.

Me senté a su lado y le pregunté qué le pasaba. Si su crucero de lujo había zarpado sin él o si habían cerrado el Museu del Barça sin haberlo podido ver. Negó a todo con la cabeza. Simplemente se había perdido y no sabía volver. No recordaba el nombre del hotel y se fue alejando del centro de la ciudad siguiendo a un conejito blanco de la Generalitat que llegaba tarde a no sabía qué. El turista triste al comprobar que, al cambiarse de bermudas, había salido sin móvil, había tomado sus precauciones. Decidió dejar granitos de arroz de paella durante el itinerario. Nada sabía de las palomas o de las cotorras contratadas para acabar con aquellas ni de los buitres para terminar con las cotorras. Tampoco de lo escurridizos que pueden ser los candidatos a president de la Generalitat. En definitiva, cuando quiso volver, no había granos de arroz ni conejito blanco.

Probó suerte, pero en vez de acercarse al Centro, se alejaba de él, hacia la periferia. Sin Gaudí ni camisetas de Lewandowski, sin camareros con idiomas ni experiencias en la playa. Cansado, se rompió y se puso a llorar. Traté de consolarle diciéndole que Barcelona era un buen lugar para quedarse a vivir, pero, al parecer, no sabía que Barcelona estaba en Barcelona.

QOSHE - Un turista triste - Carlos Zanón
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Un turista triste

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05.04.2024

Anoche me encontré un turista triste. Se había perdido y lloraba desconsoladamente. Estaba sentado en la acera de una calle sin ningún atractivo turístico, por lo que al principio dudé de si era un Turista o solo un Borracho Extranjero. Como ustedes sabrán, ambas especies –el Turista y el Beodo No Aborigen– se parecen mucho entre sí como guepardo y leopardo, referéndum y consulta. Al comprobar que hablaba como un niño turista de dos años, vestía como uno de........

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