En las pasadas fiestas quedó probado que tengo poderes adivinatorios y es terrible. He tardado en hablar del asunto, por ver si se me pasa. Me consta que cada vez hay más gente con brotes de telepatía, a causa quizás de esta sobreexposición a las ondas descontroladas. Lo mío empezó una tarde tonta, cuando me acordé de un amigo y justo recibí un watsap suyo diciendo que paseaba junto a mi casa, con M, su pareja. La clásica coincidencia. “Telepatía: pensaba en ti”, escribí. Bromeamos sobre quién había enviado o recibido la señal, y lo dejamos correr. Hasta que llegó el día de organizar la cena de Nochevieja, que celebrábamos en su casa. Iba a escribirle que llevaría el vino cuando entró su watsap: “¿Traes el vino?”. “Estamos asistiendo a otro episodio telepático”, escribí, “no os mováis, hay que averiguar quién es: sospecho de M, tan silencioso”. “Está cortándose las uñas, no parece que sea él”. “¿Podría estar pensando en la Nochevieja mientras se corta las uñas?”. “Podría”. “Es él”. Pero mi amigo cree que soy yo, y me propone la prueba definitiva: “Intenta adivinar qué vamos a hacer de cena este año”. Y entonces yo escribo, poseída por una idiotez visionaria y pegajosa: “Algo que empieza con R… Oigo una R… Rape no creo… espera… rosbif”. “¡Sí!”, dice mi amigo aterrorizado.

Ser adivina es una desgracia. No tengo paz. Por la calle no sé dónde mirar. Cualquier cosa que se me ocurra podría ocurrir. Voy a comer a casas de amigos y acabo encerrada en el baño por seguridad. En el autobús leo mentes que me dejan seca. Solo deseo que todo vuelva a ser como antes, insondable de cabo a rabo.

Ojalá, amable lectora o lector, no se vea usted jamás en esta situación, al parecer, cada vez más común. Si sospecha que sufre este don, no indague. No toque nada. Yo ya no puedo parar de adivinar y pululo por el mundo con mi carga en pijama. Usted está a tiempo. No juegue. Si intuye la palabra que viene ahora, Dios, deje de leer ipso facto y haga otra cosa. Saque la basura, lo que sea, no vaya a acertar. Si cree saber lo que piensa alguien que tiene cerca, en el sofá o el metro, no lo mire y finja leer estas líneas. Rápido. Ocúltese aquí y no se pase de lista. Al principio a mí también me hizo gracia adivinar ese rosbif que ahora me trae por la calle de la amargura. (Continuará, lo veo).

QOSHE - Adivinar el rosbif - Clara Sanchis Mira
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Adivinar el rosbif

6 0
09.03.2024

En las pasadas fiestas quedó probado que tengo poderes adivinatorios y es terrible. He tardado en hablar del asunto, por ver si se me pasa. Me consta que cada vez hay más gente con brotes de telepatía, a causa quizás de esta sobreexposición a las ondas descontroladas. Lo mío empezó una tarde tonta, cuando me acordé de un amigo y justo recibí un watsap suyo diciendo que paseaba junto a mi casa, con M, su pareja. La clásica coincidencia. “Telepatía: pensaba en ti”, escribí. Bromeamos sobre quién había enviado o recibido la señal, y lo dejamos correr. Hasta que llegó el día de........

© La Vanguardia


Get it on Google Play