Tras dos semanas de campaña electoral, los vascos acuden hoy a las urnas para poder elegir un nuevo lehendakari, que será el encargado de formar gobierno. Dicha campaña ha sido relativamente tranquila. Empezó muy centrada en las necesidades cotidianas de los vascos, se abrieron en ella sendos paréntesis motivados por la victoria copera del Athletic y el fallecimiento del exlehendakari José Antonio Ardanza, y experimentó una sacudida cuando el candidato de EH Bildu rehusó calificar de terrorista a la banda ETA.

Pero, a la postre, este paso en falso fue poco utilizado como arma arrojadiza por sus rivales en posteriores debates entre candidatos y, en cierta manera, temas como la sanidad pública, por cuya gestión el PNV ha recibido críticas, o la economía, que va razonablemente bien, recuperaron protagonismo. En resumen, la campaña terminó más o menos como empezó, pese a las incidencias registradas en su transcurso.

Desde el primer momento, esta pugna electoral ha tenido un marcado sesgo bipartidista. En una esquina del cuadrilátero, el PNV, formación que ha ganado las doce elecciones precedentes, controlando once legislaturas, y que lógicamente ha acumulado desgaste y perdido fuerza a lo largo de los años, según se ha comprobado ya en comicios recientes. En la otra esquina, EH Bildu, actual representante de la izquierda abertzale, que a diferencia de los peneuvistas vive un ciclo alcista, impulsado por un programa de fuerte contenido social, que le ha granjeado amplio apoyo entre los electores más jóvenes. Y, como horizonte inmediato, la posibilidad de que, por primera vez en la historia, esa izquierda abertzale gane en número de votos al PNV. Se trata de una posibilidad atemperada por el hecho de que, aun de cumplirse, y si los sondeos no se equivocan, sería muy probable que el apoyo del PSE al PNV permitiera a ambas fuerzas reeditar la coalición de gobierno de la anterior legislatura.

Podría añadirse por tanto que la campaña se ha desarrollado siguiendo un determinado guion, con un partido, hasta ahora hegemónico, en retroceso, aunque con muchas posibilidades de retener el poder, y con un aspirante al alza, pero con pocas posibilidades de hacerse con él, por más valor simbólico que pudiera tener su hipotético triunfo en las urnas.

Nada de lo dicho hasta aquí significa que la campaña haya carecido de enseñanzas. La primera, obvia, es que el PNV, tras tantos años de gobierno, tiene crecientes dificultades para garantizar esa buena gestión que otrora fue su divisa, y además está por ver que la renovación generacional encarnada por su candidato baste para revertir la tendencia adversa. La segunda, y acaso más relevante, es que EH Bildu, si de veras quiere consolidar su progreso y llegar algún día a tomar las riendas del gobierno vasco, debe condenar el terrorismo sin ambages y, así, diferenciarse de los planteamientos de formaciones que le antecedieron como representantes de la izquierda abertzale, siendo más condescendientes con ETA. Y la tercera enseñanza es que la izquierda de implantación estatal puede pagar su fractura con la desaparición en el Parlamento vasco, mientras que el PSOE seguramente conservará la llave de la gobernabilidad, y el PP, aunque sigue teniendo allí un respaldo limitado, podría disponer del llavín si los socialistas no bastaran para aupar al PNV.

Todas estas cábalas se desvanecerán hoy. En cambio, los fantasmas del pasado son persistentes. Y, como apuntábamos antes, EH Bildu debe elegir, sin recurrir a las medias tintas, entre no incomodar a ese sector de su militancia que se niega a condenar a ETA o satisfacer al grueso de la sociedad vasca que no acepta blanquear el terror.

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Los vascos acuden hoy a las urnas

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21.04.2024

Tras dos semanas de campaña electoral, los vascos acuden hoy a las urnas para poder elegir un nuevo lehendakari, que será el encargado de formar gobierno. Dicha campaña ha sido relativamente tranquila. Empezó muy centrada en las necesidades cotidianas de los vascos, se abrieron en ella sendos paréntesis motivados por la victoria copera del Athletic y el fallecimiento del exlehendakari José Antonio Ardanza, y experimentó una sacudida cuando el candidato de EH Bildu rehusó calificar de terrorista a la banda ETA.

Pero, a la postre, este paso en falso fue poco utilizado como arma arrojadiza por sus rivales en posteriores debates entre candidatos y, en cierta manera, temas como la sanidad pública, por cuya gestión el PNV ha recibido críticas, o la economía, que va razonablemente bien, recuperaron protagonismo. En resumen, la campaña terminó más o menos como empezó, pese a las incidencias registradas en su........

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