El neurocientífico estadounidense Eric R. Kandel, premio Nobel de Medicina y Fisiología del 2000, publicó en el 2006 un libro que lleva por título En busca de la memoria. El investigador, de 94 años, ha dedicado su vida de neurólogo, biofísico, psicólogo, profesor universitario a descubrir por qué medios recordamos lo que vemos, lo que nos sucede. El cerebro es el instrumento de que se valen tanto los animales como los seres humanos para fijar los recuerdos, para tener memoria. A corto y también a largo plazo.

Una niña refugiada del norte de Gaza

Eso que en un estado saludable nos parece tan fácil, tan lógico, requiere cambios funcionales en las neuronas para la memoria a corto plazo, mientras que para la memoria a largo plazo se requieren cambios anatómicos, se exigen más proteínas. Por lo demás, nos dice Kandel que la evolución utiliza lo que ya tiene a su alcance, sirviéndose del mismo tipo de genes, pero de una manera algo diferente.

Y en su búsqueda de la memoria en el cerebro, el científico bucea en el deterioro senil de esta, en el alzheimer, y también en la industria farmacéutica con capacidad no solo para paliar esas enfermedades sino para mejorar la memoria de la gente sana. Y se pregunta: ¿sería conveniente, ético, tomar una droga para rendir más en los exámenes? Su respuesta es que no, considerando que un estudio bien encarado es el mejor y más sano potenciador de la memoria. Y más allá, un paso más adelante concierne a identificar qué genes determinan el comportamiento; simple en los irracionales, complejo en hombres y mujeres.

Un conjunto de cuestiones que invitan a desear que, de igual forma que se han desvelado los recovecos de la memoria, se desentrañaran los de la maldad. ¿En qué neuronas reside la crueldad? Descubrir qué impulsa a los violadores, los asesinos, los genocidas. A los que ordenan bombardear, destruir, matar, sin que sus actos les quiten el sueño. Conocer la ubicación cerebral de la maldad y hallar después una droga para modificar las células nerviosas responsables. Ciencia ficción ahora, posible neurociencia efectiva en un futuro. Estudiar el cerebro hasta hallar si el cambio ha de ser funcional o anatómico, hasta lograr que la maldad ya sea imposible en el ser humano.