Ese monstruo es la guerra. La sempiterna, sin calificativos añadidos, ni localizaciones, ni temporalidad, eso que la humanidad ha admitido por los siglos de los siglos. Y a tal monstruo se ha pretendido imponerle reglas, que no acabar con él.

Ya en el siglo XI surgió el movimiento Tregua de Dios, que determinaba que ni mujeres, ni niños, ni por supuesto sacerdotes podían ser matados en ninguna circunstancia, por agudas que fueran las hostilidades. Transcurridos 900 años de oídos sordos, surcados de atrocidades militares cada vez mayores, en 1949 surgió un nuevo intento de dictar reglas para el monstruo. Bajo el epígrafe de Convenios de Ginebra, se determina que son infracciones graves los ataques a la población civil, a los puestos fijos o unidades móviles del servicio de sanidad, los cuales deben ser respetados y protegidos por las partes en conflicto. Se establece que en ningún caso podrán ser objeto de ataques los hospitales ni los medios de transporte de heridos y enfermos, de material sanitario o alimentos.

¿En las guerras de Corea o Vietnam fueron respetados hospitales y ambulancias? Es difícil encontrar crónicas al respecto, si bien es posible que en alguna ocasión no lo fueran. Por otro lado, una de las noticias que conmocionaron mundialmente fue el bombardeo de un hospital de Médicos sin Fronteras en Kunduz (Afganistán) por un avión estadounidense. Sucedió en octubre del 2015 y causó la muerte de 30 personas e hirió a 37 entre sanitarios y pacientes. MSF exigió una investigación independiente para esclarecer si el ataque había ocurrido por error, como aseguraba EE.UU., o no. “Necesitamos que nos digan si las leyes de guerra siguen estando vigentes, porque son las que protegen a los civiles y a quienes intentan llevarles ayuda cuando todo se desmorona”, clamaron.

Hoy, en Gaza se destruyen hospitales sin margen de error. Tampoco hay error en los ataques de cualquier guerra a la ciudadanía, como los de Rusia destruyendo centrales para dejar sin energía a millones de ucranianos. Hasta el siglo XIX, los campos de batalla eran ajenos a la población civil, no había muertos bajo las bombas. ¿Hacia dónde vamos? Hacia una humanidad peor, sin ponerle remedio.

QOSHE - Reglas para un monstruo - Eulàlia Solé
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Reglas para un monstruo

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20.11.2023

Ese monstruo es la guerra. La sempiterna, sin calificativos añadidos, ni localizaciones, ni temporalidad, eso que la humanidad ha admitido por los siglos de los siglos. Y a tal monstruo se ha pretendido imponerle reglas, que no acabar con él.

Ya en el siglo XI surgió el movimiento Tregua de Dios, que determinaba que ni mujeres, ni niños, ni por supuesto sacerdotes podían ser matados en ninguna circunstancia, por agudas que fueran las hostilidades. Transcurridos 900 años de oídos sordos, surcados de atrocidades militares cada vez mayores,........

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