El Congreso de los Diputados ha elegido presidente del Gobierno por mayoría absoluta patchwork que empezará a nombrar ministros para arrancar una nueva legislatura. Este es un resumen aséptico y desapasionado de esta semana, pero la obligación de los periodistas es ponerle marco, contexto y expectativas. Ya saben que esta columna es partidaria de la desinflamación como medida anticáncer democrático, por lo que intentaremos seguir por este flemático camino.

Primero: ¿seguirán las muñecas eróticas de plástico, las banderas franquistas y los rosarios junto con la violencia neonazi en las calles de Madrid? Presumiblemente esta movilización de la parte más cafetera de la extrema derecha se trasladará a su lugar natural: las redes sociales que tanto hacen por nuestra convivencia y la difusión de mentiras.

Pero el extremismo verbal de la derecha presuntamente más centrada, la que quiere a Sánchez exiliado dentro de un maletero o le menta a la madre, seguirá. Viviremos una legislatura similar a la recta final de González o Zapatero, pero con el potente altavoz de las redes sociales facilitando la revolución permanente conservadora hasta los próximos hitos electorales.

Los comicios en Galicia, Euskadi y el Parlamento Europeo serán el intento de ofrecer a la parroquia anti-Sánchez un relato alternativo a una segunda legislatura en la oposición.

¿Se harán realidad las advertencias al nuevo gobierno de los socios de los socialistas durante el debate de investidura? Posiblemente. Vascos (PNV y EH) y catalanes (ERC y JxCat) son competidores electorales entre sí y eso condicionará su relación con el Ejecutivo. Además, la independencia traumática que prepara Podemos y que va anunciando su líder espiritual, Pablo Iglesias, comprometerá la estabilidad interna del gobierno de coalición PSOE-Sumar.

Estas serán las principales pruebas de la gincana que le espera al nuevo gobierno. Sin contar imprevistos, que Sánchez atrae como un imán: pandemia, volcán, crisis energética y climática o dos guerras lo certifican. Lo iremos siguiendo, como siempre. Personalmente, solo tengo una petición general: si puede ser, vayamos tirando sin dramas ni aspavientos innecesarios.