Las prisas no son nunca buenas consejeras. Y las campañas electorales, el peor escenario para tomar decisiones. Dos obviedades para reflexionar sobre el inesperado anuncio esta semana por el Gobierno de la Generalitat de la construcción de una gran desalinizadora flotante en el puerto de Barcelona. Iría acompañada de una docena más que podrían moverse a lo largo de la costa catalana y que echan por la borda la opción hasta ahora favorita de barcos cargados de agua proveniente de Sagunt.

La planta flotante ha pillado a todos con el pie cambiado y, en el caso del Ayuntamiento barcelonés, muy a la contra por enterarse por las noticias y no en alguna de las solemnes comisiones conjuntas institucionales que tratan las soluciones a la sequía. Encima se anunció en plena polémica por el decreto precedente sobre el uso de las piscinas privadas y hoteleras este verano, que aún se está matizando por parte de la Generalitat dadas sus contradicciones.

Pero volvamos a las desalinizadoras que, en un repentino volantazo, parecen ser para el Govern la prioridad en este momento y echemos un vistazo a la Comunidad Valenciana, donde ya tienen experiencia. Se construyeron en su costa un buen número de desalinizadoras, muchas inactivas o infrautilizadas por el alto coste energético que supone su funcionamiento y que encarece el precio del litro. Solo los países del golfo Pérsico, situados en una península desértica, se lo pueden permitir al ser millonarios en hidrocarburos. La de Barcelona nos dice el Govern que produciría agua más barata que la que podrían traer los barcos. Yo me pierdo con las cifras de los costes, pero parece extraño, en plena campaña electoral, que se anuncie una medida que no ha sido ni presentada ni discutida previamente y se haga además dándola por hecha, empresa constructora incluida en el anuncio, Abengoa.

Vuelvo al principio: las prisas, en cosas importantes, no son buenas compañías. Y la sequía, el uso de las piscinas, el precio y la calidad del agua que consumimos todos los ciudadanos son lo suficientemente importantes como para que formen parte de un pacto y un acuerdo bien debatido y explicado con tiempo y todos los detalles. No sea que acabemos ahogándonos como país en un dedal de agua, desalinizada o no.

QOSHE - Gota a gota - Glòria Serra
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Gota a gota

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21.04.2024

Las prisas no son nunca buenas consejeras. Y las campañas electorales, el peor escenario para tomar decisiones. Dos obviedades para reflexionar sobre el inesperado anuncio esta semana por el Gobierno de la Generalitat de la construcción de una gran desalinizadora flotante en el puerto de Barcelona. Iría acompañada de una docena más que podrían moverse a lo largo de la costa catalana y que echan por la borda la opción hasta ahora favorita de barcos cargados de agua proveniente de Sagunt.

La planta flotante ha pillado a todos con el pie cambiado y, en el........

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