La escena es tensa, tierna, eléctrica. La chica está en el mar, las olas cubren y descubren su nariz, su boca, su cuello. Está observando, mira fijamente por encima del oleaje. Este mece una plataforma de madera, donde media docena de chavales más o menos de su edad se agarran, luchan, intentan tirarse al agua. Ni están muy musculados ni dejan de estarlo, son chicos del montón. El rumor de sus empujones sobrevuela la escena. La cámara la busca varias veces, su mirada penetrante, observa unas pieles que rebosan testosterona, observa a los gladiadores en bañador. Sin necesidad de palabras se entiende todo. Mila está descubriendo el deseo sexual. Acaba de descubrir a los hombres. A Mila le gustan los hombres. Le gustarán los hombres.

La Mila adolescente, observando a sus amigos

En realidad ya lo sabemos porque la película ha empezado con una Mila adulta, que se acaba de mudar con su pareja a la que fue su casa de veraneo, en aquella playa, en el Empordà. Vive con Marcel, a quien desea de una forma no lineal, no masculina: al inicio de la película, ambos están a punto de dormir cuando ella lo busca. Se abrazan, se besan, se desnudan. Al poco ella se desdice. El sí muta. Se echa atrás, duda, algo horada su deseo. Stop. Marcel no entiende nada.

La Mila adulta es Elena Martín, actriz y directora de esta obra maestra que es Creatura, la película que anteanoche triunfó –seis premios– en los Gaudí, es simplemente una obra maestra. Se lo dice alguien que pudo ser uno de aquellos bonobos luchando en la plataforma.

Martín, que también está exquisita como actriz, explica con economía espartana cómo la niña Mila empieza a descubrirse o más aún a manifestarse como una mujer heterosexual con sólo cinco o seis años. No hay morbo ni engaño: la pequeña simplemente prefiere jugar con el padre que con la madre, tocarlo, retozar con él, y se entiende con muy poco el embrión heterosexual que reina en ella. La película envuelve en seda este tabú.

El rodaje de 'Creatura'

Por contraste, también retrata al otro lado. En un momento dado, la Mila adulta trata de averiguar si su padre se considera cariñoso. Este –un fenomenal Álex Brendemühl– pues no sabe. Es algo en lo que nunca había pensado.

Una obra maestra, en realidad una moneda con cara y cruz, llena de implícitos. Los que van a la mandíbula.

QOSHE - Creatura: una lección sobre sexo - Ignacio Orovio
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Creatura: una lección sobre sexo

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06.02.2024

La escena es tensa, tierna, eléctrica. La chica está en el mar, las olas cubren y descubren su nariz, su boca, su cuello. Está observando, mira fijamente por encima del oleaje. Este mece una plataforma de madera, donde media docena de chavales más o menos de su edad se agarran, luchan, intentan tirarse al agua. Ni están muy musculados ni dejan de estarlo, son chicos del montón. El rumor de sus empujones sobrevuela la escena. La cámara la busca varias veces, su mirada penetrante, observa unas pieles que rebosan testosterona, observa a los gladiadores en bañador. Sin necesidad de palabras........

© La Vanguardia


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