Al ver el tamaño de las protestas de Egipto de 2011, su gobierno decidió cortar internet. Una combativa periodista, Nora Younis, entonces redactora del diario Al-Masry Al-Youm , se enteró de que en el hotel InterContinental Cairo Semiramis sí que tenían. Era perfecto, porque tenía vistas sobre la mismísima plaza Tahrir, donde la represión del régimen era salvaje, con las fuerzas del orden disparando y atropellando a la multitud. Younis lo filmó y lo colgó en la web de su medio, y de ahí saltó al resto del mundo.

Internet fue una pieza clave de aquella revolución, y de las que incendiaron algunos de los países vecinos.

En 2016, cuando Egipto volvió al autoritarismo, aquella periodista montó un medio propio, Al Manassa, en el que se combinaban aportaciones espontáneas con periodismo de investigación.

Una protesta de la Primavera Árabe en Egipto

Un año después, Al Manassa desapareció de la red. Aunque sólo en Egipto; en el resto del mundo estaba accesible, pero de poco servía.

De manera que Younis cambió de servidor, hasta que la descubrieron y caparon. Y volvió a cambiar y la volvieron a capar.

En los tres años siguientes migró una docena de veces por otros tantos servidores. En esa estrategia pidió ayuda a Qurium, una organización sueca sin ánimo de lucro que se dedica a la investigación forense del entorno digital.

Qurium descubrió que los bloqueos contra Al Manassa estaban siendo ejecutados por una empresa canadiense de tecnología llamada Sandvine. Es una firma poco conocida fuera de los ámbitos especializados, pero los frikis de la tecnología la comparan con NSO Group, la creadora y comercializadora de Pegasus: ¿les suena?

Esta compañía, según una investigación de la revista Wired, es de un grupo llamado Francisco Partners, que surte de tecnología avanzada a proveedores de servicios de Internet y empresas de telecomunicaciones.

La herramienta más potente desarrollada por Sandvine es la DPI (que se traduce como “inspección profunda de paquetes”), que se usa para analizar el tráfico y priorizar unos contenidos en detrimento de otros.

Sirve por ejemplo para dar prioridad a los servicios de streaming para evitar microcortes en las transmisiones. En ocasiones se ha empleado para detectar imágenes de abuso sexual infantil. Nada que no aplaudamos.

Pero los diagnósticos efectuados por entidades de defensa de los derechos digitales como Qurium, Acceso Now o Citizen Lab –canadiense como Sandvine- demuestran que esa tecnología puede usarse para derivar el tráfico hacia callejones sin salida, con lo que lo invisibiliza, y que ha sido vendida a gobiernos como los de Azerbaiyán, Siria, Turquía y Bielorrusia. Todas esas entidades han protestado reiteradamente por la venta de esa tecnología a regímenes de mejorables estándares democráticos.

En 2022, una investigación de Bloomberg descubrió que Sandvine había hecho negocios con… Rusia, donde el gobierno estableció un sistema de espionaje y censura que llegaba hasta Siberia. Es cierto que cuando empezó la invasión de Ucrania la compañía se retiró de ese mercado, pero también lo es que las denuncias de las entidades de defensa de los derechos digitales cayeron en oido roto durante años, y sólo fueron escuchadas cuando se oyó la palabra Rusia.

La portavoz de Sandvine, Susana Schwartz, dijo a Wired que "las soluciones de Sandvine ayudan a proporcionar una Internet confiable y segura, y nos tomamos muy en serio las acusaciones de uso indebido".

Hace pocos días, el gobierno americano ha anotado a Sandvine en su lista de “empresas prohibidas”, aquellas con las que las firmas de su país no pueden hacer negocios. A la práctica, la han fulminado. Qué casualidad que haya sido tras destaparse lo de Rusia…

De manera que la primera información que aparecía ayer en la web de Al Manassa le daba una castaña notable al gobierno de Egipto. Detallaba un 29’7% de la población de Egipto subsiste en los parámetros de la pobreza, resistiendo con 804,5 libras diarias (unos 15 €). También detallaba que esos datos eran de hace cuatro años, porque pese a que la mismísima Constitución obliga a hacerlos públicos, el gobierno lleva desde 2020 sin hacerlo. De manera que ahora a la buena de Younis no le pueden cortar internet –al menos con Sandvine- pero pueden petarse la Constitucón y ocultar los datos. ¿Les suena?

QOSHE - Dos maneras de tapar la boca - Ignacio Orovio
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Dos maneras de tapar la boca

6 0
19.03.2024

Al ver el tamaño de las protestas de Egipto de 2011, su gobierno decidió cortar internet. Una combativa periodista, Nora Younis, entonces redactora del diario Al-Masry Al-Youm , se enteró de que en el hotel InterContinental Cairo Semiramis sí que tenían. Era perfecto, porque tenía vistas sobre la mismísima plaza Tahrir, donde la represión del régimen era salvaje, con las fuerzas del orden disparando y atropellando a la multitud. Younis lo filmó y lo colgó en la web de su medio, y de ahí saltó al resto del mundo.

Internet fue una pieza clave de aquella revolución, y de las que incendiaron algunos de los países vecinos.

En 2016, cuando Egipto volvió al autoritarismo, aquella periodista montó un medio propio, Al Manassa, en el que se combinaban aportaciones espontáneas con periodismo de investigación.

Una protesta de la Primavera Árabe en Egipto

Un año después, Al Manassa desapareció de la red. Aunque sólo en Egipto; en el resto del mundo estaba accesible, pero de poco servía.

De manera que Younis cambió de servidor, hasta que la descubrieron y........

© La Vanguardia


Get it on Google Play