La casa de subastas Taylor’s Auction Rooms, en Montrose (Escocia), tuvo que devolver al almacén en abril del 2022 dos lotes que iba a poner a la venta en su sesión del 5 de mayo: un cráneo humano y un fémur. El primero, valorado entre las 20 y las 40 libras, era descrito como “cráneo humano, procedente de exhibición médica, completo, con resortes y ganchos”; el hueso de la pierna parecía proceder de un contexto similar. Se armó un buen revuelo, por la falta de ética consistente en hacer caja con restos humanos.

Restos humanos en el Museu de les Cultures del Món .

El director de la Sociedad de Anticuarios de Escocia, Simon Gilmour, recordó que “no es ilegal en Escocia comprar o vender restos humanos” mientras se respeten las leyes sobre tráfico de tejidos humanos y las mortuorias, “pero creemos que no es ético”, remarcó. “Es ilegal traficar con personas vivas, ¿por qué cambiaría esto cuando alguien muere? Todos los restos humanos deben ser tratados con dignidad y respeto”.

Por ello, y pese a que la venta era legal, el director de la firma, Jonathan Taylor, decidió acallar el ruido retirando las piezas de la sesión.

Es algo parecido a lo que ha hecho el Museu de les Cultures del Món, en Barcelona, tal como publicaba el domingo la sección de Cultura. Retirará de la exhibición los restos humanos.

También en Barcelona el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC) organizó hace algo más de un mes el entierro (discreto) de una de sus piezas. Eran los restos momificados de una niña, fallecida en los setenta en el hospital Clínic. Había muerto por hidrocefalia, igual que una niña hallada en una excavación de época medieval, y el MAC de la época estimó oportuno hacerse con el cadáver para hacer estudios comparativos. La historia es macabra, desde luego, y la institución ha tratado ahora de compensarla de algún modo poniéndole el nombre de Estel y enterrándola con la máxima dignidad posible en el cementerio de Montjuïc. El sepelio fue el 21 de noviembre. Es una iniciativa pionera en Catalunya.

La dirección del museo está revisando sus fondos para abordar el debate bioético en profundidad. Aspira a organizar un congreso internacional sobre este asunto central de la museografía moderna, pero carece por hoy de financiación. La pregunta a la que hay que responder es muy sencilla: ¿podemos exhibir un cráneo como si fuera una moneda?