Al acabar la cumbre del clima, el sultán Al Jaber celebra el acuerdo alcanzado in extremis y alaba a los asistentes a la cita de los Emiratos Árabes Unidos (EUA): "Las generaciones futuras tal vez no sepan sus nombres, pero tendrán una deuda de gratitud con cada uno de ustedes".

Quien con toda seguridad sí sabe los nombres de todos los asistentes son sus servicios policiales, que habrán registrado desde el arranque de la cumbre dónde y con quién se encontraban y qué escribían o comunicaban, no ya en sus redes sociales, sino en sus comunicaciones privadas.

¿Habrá influido todo eso de algún modo en el resultado de la cumbre? ¿Habrán jugado con ventaja las posiciones que pretenden alargar (pese al suicidio que impone) el modelo energético actual?

Dos cámaras de vigilancia instaladas en la calle

A la entrada al país, una “puerta inteligente” de uso voluntario sometía al viajero a un control biométrico que permitía su seguimiento físico durante toda su estancia.

No atravesarla no te convertía en invisible: “Se acojan o no a este programa, una amplia red de cámaras de vigilancia repartidas por todo Dubái es capaz de identificar a todos los visitantes a partir de los datos tomados en la aduana”, denunció la organización Human Rights Watch (HRW) al arrancar la cita.

"Desde el momento en que los participantes en la COP28 aterricen en Dubái, estarán expuestos a una vigilancia gubernamental intrusiva", añadió en un comunicado. El investigador principal sobre vigilancia de HRW, Zach Campbell, dijo a Efe que "parece poco probable que las negociaciones encaminadas a lograr el ambicioso resultado que el mundo necesita urgentemente para hacer frente al cambio climático tengan éxito si los delegados no pueden comunicarse sin miedo". Estas dictaduras árabes…

Al otro lado del charco (hacia el este) hay un debate similar.

Una veintena de organizaciones y empresas de servicios de internet acaban de pedir al gobierno de su país una inmediata reforma de la llamada Section 702 of the Foreign Intelligence Surveillance Act.

Es una ley que, dicho en pocas palabras, permite intervenir sin orden judicial cualquier comunicación con un ciudadano extranjero. Sí, sin orden judicial.

Empezó a gestarse tras los atentados del 11-S y debe renovarse antes de final de año. De ahí que sea el momento ara debatir o intentar introducir mecanismos para un mayor control.

Los defensores de la ley prometen que relajarla dejaría al país a los pies de toda clase de delincuencia, y por ello exhiben numerosos éxitos desde que se aplica: descubrieron el origen chino de un componente químico que se emplea para sintetizar el fentanilo, descubrieron atrocidades cometidas por los rusos en Ucrania, identificaron múltiples ataques de ransomware contra algunas de sus infraestructuras críticas o ciberataques contra algunas de sus grandes empresas, entre muchísimos otros.

La plataforma que agrupa a los contrarios advierte que “como proveedores de productos y servicios digitales, tanto con ánimo de lucro como sin él, dependemos de la confianza de nuestros clientes para mantener las comunidades digitales. Si los abusos ampliamente documentados no se abordan en la legislación, las personas seguirán preocupadas por la posibilidad de que su información más íntima sea recopilada por agencias de inteligencia sin rendición de cuentas, deteriorando así el poder económico y social de Internet”.

Ese país al otro lado del charco no es Nicaragua o Bolivia o la República Bolivariana de Venezuela. Hablamos de ese paradigma de libertades que es o dice ser Estados Unidos.

La normativa puede comprarse en Amazon. Tapa blanda, 102 páginas. 16’95 euros.

También puede fusilarse el contenido. Copiarlo, me refiero.

QOSHE - Tonto el que no espíe - Ignacio Orovio
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Tonto el que no espíe

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15.12.2023

Al acabar la cumbre del clima, el sultán Al Jaber celebra el acuerdo alcanzado in extremis y alaba a los asistentes a la cita de los Emiratos Árabes Unidos (EUA): "Las generaciones futuras tal vez no sepan sus nombres, pero tendrán una deuda de gratitud con cada uno de ustedes".

Quien con toda seguridad sí sabe los nombres de todos los asistentes son sus servicios policiales, que habrán registrado desde el arranque de la cumbre dónde y con quién se encontraban y qué escribían o comunicaban, no ya en sus redes sociales, sino en sus comunicaciones privadas.

¿Habrá influido todo eso de algún modo en el resultado de la cumbre? ¿Habrán jugado con ventaja las posiciones que pretenden alargar (pese al suicidio que impone) el modelo energético actual?

Dos cámaras de vigilancia instaladas en la calle

A la entrada al país, una “puerta inteligente” de uso voluntario sometía al viajero a un control biométrico que........

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