En el Palau de la Generalitat no queda ni rastro de los 850 m2cuadrados de las telas de la época de Primo de Rivera que cubrían el Salón Sant Jordi. Adiós a los Reyes Católicos, a María Cristina y Alfonso XIII y al “Por Dios y por España, un alma, un solo corazón”. Lo que ha vuelto a Palau es la guardia de honor de los Mossos, de nuevo con sus Mauser, para recibir a Pedro Sánchez, una nueva España con voluntad asimétrica, de diálogo y promesas de refuerzo del autogobierno.

El pragmatismo independentista al que apela el presidente del Gobierno para blindar la legislatura ha llegado por la vía de la aritmética parlamentaria en Madrid. Hace cuatro años con ERC y ahora con Carles Puigdemont y Junts. Los posconvergentes pactaron sus diferencias con el PSOE y ahora extienden la sombra de la duda sobre las concreciones que se apunta ERC tras la visita de Sánchez al Palau. En las obras del salón Sant Jordi se han descubierto unas ventanas que fueron tapiadas con la dictadura. Las vidrieras de trencadís ofrecen un extra de luz, y el Govern republicano la aprovecha cuando los problemas de gestión aprietan.

Los acuerdos de Sánchez y Pere Aragonès ahondan en la receta socialista de concordia pero también alimentan a ERC y, por tanto, estrechan el margen de Salvador Illa. Más allá de la escenificación parlamentaria, ERC da por hecho un trueque de presupuestos en el Parlament y el Congreso –si no hay cuentas en Madrid no hay traspaso de Rodalies–. Y si Pere Aragonès es capaz de capitalizar los réditos de la relación fluida con el líder socialista, sin ruido en los mensajes y en la gestión, en ERC creen que los alicientes de la alternativa del PSC se pueden resentir.

La dependencia del independentismo catalán, el PNV y Bildu lleva a Sánchez a alimentar la pluralidad, los hechos diferenciales y acompasar voluntades de autogobierno que alejen las ganas de referéndum en Catalunya. Es la ”España plural. La España Constitucional. La España en positivo” del PSOE de Santillana de José Luis Rodríguez Zapatero, abonado con la declaración de Granada y regado con las actuales necesidades en el Congreso. Alfredo Pérez Rubalcaba defendió en 2013 que “hay derecho a la diferencia, no una diferencia de derechos” y, tras las heridas del Estatut y el procés , la “nueva etapa” en las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat se apuntala exprimiendo el autogobierno… para quien lo quiera.

Sánchez en el Palau de la Generalitat

La ley de plurilingüismo, el traspaso (con dos años de retraso) del ingreso mínimo vital, la quita de la deuda de las autonomías con el FLA o el traspaso de Rodalies son puertas abiertas a todas las comunidades. Las consignas de partido no valen cuando lo que está en juego son los servicios a los ciudadanos y su funcionamiento impacta en las elecciones autonómicas. El PP critica las concesiones al independentismo, Isabel Díaz Ayuso echa leña al fuego, pero Juan Manuel Moreno Bonilla levanta el brazo para gestionar sus Cercanías. La divergencia se reproducirá al abordar la actualización del sistema de financiación y Ayuso no podrá decirle al presidente de la Junta que él también haga dumping. Los ingresos no le dan.

Tras el acuerdo del 2009, los socialistas nunca han ido más allá de aceptar el principio de ordinalidad para regular la financiación de las comunidades. Es decir, que las autonomías que más aporten a las arcas del Estado no vean mermada su posición a la hora de recibir los recursos que les corresponda por parte de la administración central. El sistema de financiación está caducado desde el 2014, pero quedan en el Estatut preceptos por desarrollar sobre la materia, como el consorcio tributario Estado-Generalitat.

Ese consorcio debía transformarse en la administración tributaria de Catalunya con capacidad para gestionar, recaudar, liquidar e inspeccionar los impuestos del Estado. Des­contada la ley de amnistía, “reforzar” la financiación de Catalunya, en palabras de Sánchez, y cumplir con el diálogo bilateral en la materia que establecen los acuerdos con ERC y Junts es el reto de la legislatura. La incógnita es la asimetría que puede tolerar el PSOE y si avanzar hacia un pacto fiscal es tan o más difícil que lograr la independencia.

QOSHE - Sánchez y una nueva España asimétrica - Isabel Garcia Pagan
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Sánchez y una nueva España asimétrica

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23.12.2023

En el Palau de la Generalitat no queda ni rastro de los 850 m2cuadrados de las telas de la época de Primo de Rivera que cubrían el Salón Sant Jordi. Adiós a los Reyes Católicos, a María Cristina y Alfonso XIII y al “Por Dios y por España, un alma, un solo corazón”. Lo que ha vuelto a Palau es la guardia de honor de los Mossos, de nuevo con sus Mauser, para recibir a Pedro Sánchez, una nueva España con voluntad asimétrica, de diálogo y promesas de refuerzo del autogobierno.

El pragmatismo independentista al que apela el presidente del Gobierno para blindar la legislatura ha llegado por la vía de la aritmética parlamentaria en Madrid. Hace cuatro años con ERC y ahora con Carles Puigdemont y Junts. Los posconvergentes pactaron sus diferencias con el PSOE y ahora extienden la sombra de la duda sobre las concreciones que se apunta ERC tras la visita de Sánchez al Palau. En las obras del salón Sant Jordi se han descubierto unas ventanas que fueron tapiadas con la dictadura. Las vidrieras de trencadís ofrecen un extra de luz, y el........

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