Catalunya tiene montes y montañas la mar de pictóricos desde lejos –la autopista o el funicular del Tibidabo, por ejemplo–, pero a su ciudadanía le ha dado por transitar, ascender o incluso escalar por ellas. ¿Y qué puede uno esperar de mezclarse con accidentes orográficos?

Aunque esto no lo digan en voz alta, ya supongo que los Bombers de la Generalitat están moscas con tanto rescate de montaña, que no se presta al lucimiento, a diferencia de los salvamentos en la playa, más eurovisivos. De 696 rescates en el 2013 a 1.443 el año pasado...

No me extraña, la verdad. Subir a la montaña por caminos sin asfaltar sale gratis, estirar las piernas es saludable y siempre puedes darlo todo para conquistar una cima y hacerte una fotografía con o sin bandera.

El problema está en que sube a la montaña gente como yo y uno se pregunta quién les ha metido en la cabeza la idea de que ascender al monte tal que cabras es mejor que contemplarlas desde uno de esos chalets con chimenea, plaza doble de aparcamiento y Movistar por si perpetra el Barça.

Rescatar a la gente que se extravía, se asusta al caer la noche –donde parrandea en el Pirineo el oso Goiat– o tropieza con un pedrusco cuesta dineros al erario, pero tampoco es cuestión de hacerles pagar la factura porque se empieza así y después a los amigos del percebe nos cobrarían el doble por trámite hospitalario. ¡Bastante castigo tienen los pobres! ¡A saber si subieron por iniciativa propia o estimulados por una alpinista divorciada! O por la presión mediática autóctona, que insinúa que ascender por las montañas nevadas de Catalunya es una forma de tocar la independencia, aunque sea un tocamiento sentimental, que es de lo que se trata para lo que queda de decenio.

La montaña es madrugar, un atractivo paradójico si pensamos que muchos excursionistas se levantan pronto para llegar al lugar de trabajo, bien legañosos, bien empujados por la obligación de dar filetes a los hijos. Dedicar el asueto a pelarse de frío, comer barritas energéticas y ponerse crema en el rostro tiene su misterio.¡Con lo bonito que es el parque de atracciones del Tibidabo!

QOSHE - Suben al monte y se extravían - Joaquín Luna
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Suben al monte y se extravían

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09.01.2024

Catalunya tiene montes y montañas la mar de pictóricos desde lejos –la autopista o el funicular del Tibidabo, por ejemplo–, pero a su ciudadanía le ha dado por transitar, ascender o incluso escalar por ellas. ¿Y qué puede uno esperar de mezclarse con accidentes orográficos?

Aunque esto no lo digan en voz alta, ya supongo que los Bombers de la Generalitat están moscas con tanto rescate de montaña, que no se presta al lucimiento, a diferencia de los salvamentos en la playa, más eurovisivos. De 696 rescates en el 2013 a........

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