Todos los artículos que escribimos tienen fecha de caducidad. Pero este tiene más. Porque el debate que pretendo abrir se puede terminar enseguida si Pere Aragonès no logra convencer hoy a Catalunya en Comú para que le apoye los presupuestos y si –este condicional es más improbable– Esquerra reacciona convocando elecciones ante la falta de apoyos para gobernar.

Pero vamos a suponer que Aragonès y Jéssica Albiach encuentran una fórmula imaginativa y se llega a un acuerdo para aprobar los presupuestos. En esta tesitura, el Govern no tendrá excusas para cumplir con la palabra dada a los agricultores que quieren modificar el nombre del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural. Su propuesta es que este nombre sea sustituido o pueda incorporar los conceptos tradicionales de agricultura , ramaderia y/o pesca . El conseller David Mascort, en una de las reuniones mantenidas con los payeses que tenían a sus tractores en pie de guerra, aceptó hacer el cambio. Poco podía imaginarse el conseller que llegaría entonces la reacción furibunda de los grupos ecologistas, que se niegan a ser relegados a un segundo plano en la nomenclatura oficial. La interminable guerra entre el sector económico de la agricultura y el medioambientalista tiene un nuevo frente. La federació Ecologistes de Catalunya y la SEO/Birdlife han firmado un manifiesto que reclama la restitución del Departament de Medi Ambient o la creación de uno de Transició Ecològica, desgajado del de Agricultura. La Generalitat, de hecho, se adelantó en 1991 al Gobierno de España en tener un departamento de medio ambiente.

Se puede opinar que lo importante son las dotaciones económicas que se dedican a cada partida o realizar una buena gestión de cada una de las áreas. Pero creemos que el nombre sí hace la cosa y que el mensaje que se transmite si se elimina cualquier mención al cambio climático es un error. En este sentido, lo es también si se prescinde, como se ha hecho, del sustantivo agricultura . Por tanto, la fórmula sería mantener las dos ideas, aunque el nombre sea kilométrico. Un ejemplo: en las islas Canarias existe la Consejería de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias. Nada se escapa, pero no cabe en un titular.