La publicación del libro España: el pacto y la furia es una magnífica excusa para abrir el foco y dar una mirada a lo que ha sucedido en España en estos últimos veinte años, el tiempo en el que su autor, nuestro delegado en Madrid, Enric Juliana, lleva escribiendo desde la capital. Han sido dos décadas vividas muy intensamente en que se produjeron el salvaje atentado del 11-M, el final de ETA, la crisis económica provocada por las hipotecas subprime , la abdicación del rey Juan Carlos I, el final del bipartidismo –con la aparición, auge y posterior decadencia de Ciudadanos y Podemos–, la pandemia y un procés en Catalunya con juicio y prisión para destacados líderes independentistas. Demasiada pimienta para un condimento ligero.

Todo ello ha dejado una situación de la política española de enorme crispación y enfrentamiento entre el PSOE y el PP. Cada vez es más difícil que los puentes que se han destruido estos años se puedan volver a construir y, lo que es peor, no parece que haya voluntad de hacerlo por ninguna de las dos partes. Solo hace falta ver la última sesión de control del Congreso, con las acusaciones personales que se intercambiaron Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

Enric Juliana, protagonista del acto, junto a Jordi Juan y Pepa Bueno

La coincidencia de tres convocatorias electorales en los próximos tres meses –vascas el 21-A, catalanas el 12-M y europeas el 9-J– hará aún más grande el lodazal en el que se ha convertido la política española. Analizando los discursos de los políticos, pero también algunos editoriales y comentarios que se leen o escuchan en los medios de comunicación, se detecta una bilis que destila rencor y hasta odio de unos hacia otros y viceversa. Es difícil ser equidistante.

El libro de Juliana es justamente la antítesis de esta tendencia actual. Se podrá o no se podrá estar de acuerdo con sus opiniones, pero siempre están planteadas con rigor, erudición y templanza. En mi opinión, recurriendo al título del libro, ha habido más furia que pacto en estos 20 años, y sobre todo, ha habido muy poco perdón. Cuando escucho algunas declaraciones de dirigentes independentistas o del PP sobre lo que sucedió en España durante el procés lamento que nadie haga el más mínimo acto de contrición. Es posible que cuando se viven tiempos de furia, no cabe la disculpa, ni el perdón, pero a veces tocaría.