Hablar con un amigo es más que una simple interacción; es un acto de aliento para la vida. Cuando conversamos, aprendemos sobre nosotros y sobre el otro e incluso podemos sanar heridas. Durante este intercambio tomas nota de lo esencial, dejas fluir el aire a tu alrededor, reposas tu tempo y, en lugar de hablar, escuchas. Es como hacer esnórquel: hablas con alguien con quien miras el fondo del mar, bellísimo, en silencio, mientras respiras, sin distracciones. Una charla auténtica es como una bocanada de aire fresco que te llena los pulmones y te revitaliza. Un amigo te enriquece al hacerte sonreír, pero también llorar. En el orden de lo práctico, pero no menor, te hace anclar una localización en un lugar, y una cierta gratitud por aquella mesa de ese restaurante en el que has quedado.

Conversar es uno de los poquísimos lujos que nos quedan, reservado para gente que puede rivalizar con cualquiera de los dioses del olimpo. Es un acto que te hace mirar hacia arriba y que nos recuerda la célebre frase de Wilde: “Todos estamos en el fango, pero algunos miramos las estrellas”.

Toda conversación sincera y desnuda genera una energía delicada que, en su mejor versión, puede llegar a combinar lo épico con lo elegíaco: aquello por lo que luchamos, aquello en lo que creemos y la consciencia de que todo esto, tan bello y que ahora es nuestro, se perderá. Esta certeza nos impulsa a valorar cada instante. Sentarse a charlar con amigos me hace sentir como los protagonistas de Anábasis de Jenofonte, cuando vislumbraron el mar y exclamaron: “Thalassa, thalassa” (¡El mar, el mar!). Me da la sensación de estar llegando a casa.

Una conversación con un amigo, cuando es mágica, nos conecta con lo mejor de nuestra vida y, como puntos que se entrelazan, nos lleva a reflexionar sobre nuestro propósito.

Leo con mucha tristeza que los acuíferos de nuestro país se secan. Cada vez que tengo una conversación sincera, siento como si estuviese accediendo a ese hilo fino de agua subterránea desde cuyo subsuelo, como un milagro antiguo, milenario y renovado, se regenera la esperanza.

QOSHE - Conversar con amigos - Jordi Nadal
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Conversar con amigos

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27.02.2024

Hablar con un amigo es más que una simple interacción; es un acto de aliento para la vida. Cuando conversamos, aprendemos sobre nosotros y sobre el otro e incluso podemos sanar heridas. Durante este intercambio tomas nota de lo esencial, dejas fluir el aire a tu alrededor, reposas tu tempo y, en lugar de hablar, escuchas. Es como hacer esnórquel: hablas con alguien con quien miras el fondo del mar, bellísimo, en silencio, mientras respiras, sin distracciones. Una charla auténtica es como una bocanada de aire fresco que te........

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