A la ciencia no le importa lo que piensas”, afirma una camiseta que llevaba mi amigo Roberto Colom, un catedrático de Psicología que tiene la cabeza bien puesta.

Si para conversar se recurriese únicamente a los hechos de la evidencia científica, los humanos seríamos innecesarios, porque una máquina nos haría saber cuáles son las verdades demostrables. Confesémoslo: ya sabemos que también esto es una opinión. Pero una cosa parece clara: la conversación es posible –y más enriquecedora– porque hay ideas diversas y nadie, incluyendo a los científicos, conoce la verdad absoluta.

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Opinamos según nuestras razones y motivos mezclando pensamiento e ideología. Y casi nunca tenemos completa certeza de nada. Sabemos que para convivir aceptablemente hace falta asumir lo que formuló Kant: “Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar”.

Theodore Zeldin, un sabio al que tengo la suerte de editar, me contó que una vez escuchó, durante una hora y sin objetar, a un líder de un movimiento religioso que estaba muy enfadado. Sorprendido ante la falta de oposición, el líder religioso le confesó, con una sonrisa de oreja a oreja –que por cierto le asomó al cabo de esa hora–, que nadie le había escuchado nunca durante tanto tiempo.

Daniel Patrick Moynihan (1927-2003), senador por Nueva York, dijo: “Todo el mundo tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos”. Esos hechos podrían ayudarnos a cimentar nuestras opiniones, pero también a dudar de ellas.

Pensemos nuestro mundo evitando esa manera de vivir con exceso de dramatismo por el que cada contratiempo es llegar al faro del fin del mundo. Vivir así podría llegar a ser peligroso y, sin duda, es cansino. Los fanáticos no quieren cambiar ni de opinión ni de tema.

Callemos un rato ante aquellas adversidades que no sean guerras y tengamos siempre presente la sabia afirmación de Francis Scott Fitzgerald: “La prueba de una inteligencia de primer orden es la habilidad de sostener ideas opuestas en la mente al mismo tiempo y aun así mantener la habilidad de funcionar”.

QOSHE - Opiniones y verdad - Jordi Nadal
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Opiniones y verdad

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12.12.2023

A la ciencia no le importa lo que piensas”, afirma una camiseta que llevaba mi amigo Roberto Colom, un catedrático de Psicología que tiene la cabeza bien puesta.

Si para conversar se recurriese únicamente a los hechos de la evidencia científica, los humanos seríamos innecesarios, porque una máquina nos haría saber cuáles son las verdades demostrables. Confesémoslo: ya sabemos que también esto es una opinión. Pero una cosa parece clara: la conversación es posible –y más enriquecedora– porque hay ideas diversas y nadie,........

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