Escribo esto mientras miro de reojo el sorteo de los cuartos de la Champions. Un señor exfutbolista, que no sé quién es, remueve unas bolas dentro de un bol de ensalada. Va sacándolas una a una, las abre como un huevo Kinder y dentro hay un papel con el nombre del equipo. He visto sorteos de un jamón en el descanso de un partido de Regional más emocionantes. El fútbol es ese deporte capaz de generar expectación hasta con el sorteo de una eliminatoria. Justo lo contrario que un president de la Generalitat convocando unas elecciones anticipadas.

Estuve el martes viendo el Barça-Nápoles en Montjuïc. He sido de los pocos masocas que no se han perdido casi ningún partido en el destierro de la montaña olímpica. Les juro que ni está tan lejos ni hace tanto frío como les han dicho. Lo digo porque vi a socios que se estrenaban el martes equipados como para coronar un ocho mil. Es verdad que durante la temporada hemos visto cosas que el socio tradicional no creería, como animar hasta cuando se va perdiendo (y no es que hayamos perdido o empatado poco) o hacer una ola con cero a cero en el marcador, que debería prohibirse en los estatutos de un club pesimista por naturaleza.

Como vamos sobrados de alegrías, el pase a cuartos quedó eclipsado por la rueda de prensa de Xavi Paraloquemequedaenelconvento Hernández. Acabó pillando el que menos se lo merecía. El nuestro es un gremio particular. Podemos rajar tanto como queramos, incluso entre nosotros en privado y por la espalda, pero cuidado con que un entrenador se meta en público con uno de los nuestros, nos convertimos en Joe Pesci.

Laporta se encargó de acabar de borrar la felicidad del martes con la rueda de prensa de despedida de su crack del área económica. Algo así como si Cubarsí nos dice que mañana no puede jugar porque tiene el viaje de fin de curso del insti . El directivo en cuestión, Oriol Romeu, lo deja porque se quiere dedicar a su nueva empresa, una consultoría médica relacionada con la clínica del dolor. No se me ocurre lugar mejor que la directiva del Barça para curtirse en dicha especialidad.

Acaba de salir la bola del Madrid, y a continuación la del City. De la que nos hemos librado. Y mientras sigue el sorteo, pienso que para levantar la ilusión de los catalanes deberíamos hacer las autonómicas por eliminatoria. De hecho, ahora mismo me salen ocho equipos, los mismos que necesita unos cuartos de final.

Emparejamiento PSC-Esquerra: los socialistas llegan con la vitola de favoritos, con Salvador Illa buscando vacuna por lo que se pueda publicar en Madrid del caso Koldo, su pandemia particular. Mientras, Aragonès sigue buscando el carisma perdido, que no se sabe si alguna vez lo encontró, y se la juega haciendo un Pedrosánchez sin ser Pedrosánchez. Junqueras sonríe.

Junts-Comuns: los posconvergentes, post-Pedecats, post-Juntspelsí, etcétera, vuelven con el mismo eslogan que llevan utilizando con éxito desde el 2017, “Si votes el president, torna el president… pero ara sí que sí, t’ho juro per Laura Borràs”. Los post-Iniciativa asumen el papel de malos de la película por no haber apoyado unos presupuestos que dijeron que no apoyarían si no había una renuncia explícita del Hard Rock. Y va y lo cumplen. Traïdors.

PP-Ciudadanos: dos equipos que pueden acabar pactando un empate para pasar juntos a la siguiente ronda, con Inés Arrimadas haciendo de Sergi Roberto. Jugarían las semis contra Vox.

CUP-ANC/Ponsatí/Orriols: los cuperos, sin las estrellas de antaño, se la juegan ante los outsiders indepes, que, si se esfuerzan, pueden provocar que sus votos den la presidencia a Illa. La penúltima jugada mestra .

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Catalunya y los cuartos de final

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16.03.2024

Escribo esto mientras miro de reojo el sorteo de los cuartos de la Champions. Un señor exfutbolista, que no sé quién es, remueve unas bolas dentro de un bol de ensalada. Va sacándolas una a una, las abre como un huevo Kinder y dentro hay un papel con el nombre del equipo. He visto sorteos de un jamón en el descanso de un partido de Regional más emocionantes. El fútbol es ese deporte capaz de generar expectación hasta con el sorteo de una eliminatoria. Justo lo contrario que un president de la Generalitat convocando unas elecciones anticipadas.

Estuve el martes viendo el Barça-Nápoles en Montjuïc. He sido de los pocos masocas que no se han perdido casi ningún partido en el destierro de la montaña olímpica. Les juro que ni está tan lejos ni hace tanto frío como les han dicho. Lo digo porque vi a socios que se estrenaban el martes equipados como para coronar un ocho mil. Es verdad que durante la temporada........

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