L a sociedad de la nieve, la obra de Pablo Vierci en la que se basa la peli de Jota Bayona, retrata la pequeña comunidad creada por los supervivientes del accidente de los Andes, donde se regían con sus propios códigos. Cuando explican cómo se organizaron para sobrevivir, no solo cuentan que comieron carne humana, cuentan también que construyeron una sociedad asamblearia, democrática. Porque enseguida entendieron que, entre vivos, no podían comerse, debían cooperar. Hoy, miembros de aquella sociedad de la nieve reconocen que alguna de aquellas decisiones solo se podían entender si estabas dentro.

En la realidad española de nuestros días se hace muy difícil entender la que podríamos denominar sociedad del indepe, donde solo unos pocos comprenden que Junts votara no a la ley de Amnistía, que se perdiera la oportunidad de superar la tramitación en el Congreso antes de adentrarse en el filibusterismo del Senado, donde el PP ya se ha encargado de que se gane tiempo, que juega a favor del bloque antiamnistía.

En la sociedad del indepe, solo unos pocos independentistas toman las decisiones, y lo hacen pasando de la necesaria cooperación con otros actores. En la sociedad del indepe, se sigue actuando como si viviesen en el 2017. Da la sensación de que en sus cabezas la realidad de Catalunya sigue siendo la del 1 de octubre. Los datos dicen lo contrario: la primera fuerza independentista en las últimas generales quedó en cuarto lugar y no hay encuesta, ni las del Govern de la Generalitat, que dé posibilidades a que gane el sí en un hipotético referéndum. En paralelo, la toxicidad de las minorías indepes condiciona sus políticas. Y mientras todo eso ocurre, entre ellos se comen vivos.

Votar que no a la ley de Amnistía es animar todavía más a jueces instructores con muchos conocimientos de derecho y bastante poco conocimiento de derechos, a seguir instruyendo causas delirantes que no pasarían el filtro de un test de primer curso de procesal o penal.

Votar que no es no escuchar que el poder judicial también está compuesto de centenares de jueces que estaban dispuestos, ellos sí, a tener su papel en un Estado de derecho, y aplicar automáticamente esa ley. Ellos y ellas deben ahora fijar juicios y aplicar condenas.

Votar que no es fallar a los cientos de personas encausadas que contaban con acabar con años de incertidumbre, angustia, miedo o rabia, independentistas todos, por cierto. Y sí, se dijo que no se quería dejar a nadie fuera. Pero es que quizás no quede nadie dentro. Porque la sociedad del indepe es la de unos pocos que solo cooperan con los más fieles, que no tienen problema en asumir los riesgos de que nadie quede vivo.

Es la antítesis de lo que, en este país en este momento, se necesitaría. Porque la derecha, la extrema derecha, algunos jueces y los think tanks de la internacional del odio, tiene ahora unas semanas más para apretar ­tuercas. Para seguir linchando a un presidente del Gobierno y a unos socios que han ido más lejos de lo que simplemente hace unos meses muchos hubiéramos podido imaginar.

La sociedad del indepe se empequeñece y ya no atrae ni a los que en su día vivieron de ella. Hablo de los fieles de ese partido llamado Convergència, que en plena descomposición, por pura supervivencia, se subieron al carro indepe. Ese espacio sigue deshaciéndose y ahí reside, en parte, el problema: tienen que esconder detrás de golpes de efecto su propia fragilidad. Solo algunos levantan la voz, recordando a los miembros de la sociedad del indepe que no tiene sentido ir de sobraos , y que sí, que han sobrevivido, pero eso no esconde la catástrofe sufrida por ese vuelo llamado procés.

QOSHE - La ‘sociedad del indepe’ - Jordi Évole
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La ‘sociedad del indepe’

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03.02.2024

L a sociedad de la nieve, la obra de Pablo Vierci en la que se basa la peli de Jota Bayona, retrata la pequeña comunidad creada por los supervivientes del accidente de los Andes, donde se regían con sus propios códigos. Cuando explican cómo se organizaron para sobrevivir, no solo cuentan que comieron carne humana, cuentan también que construyeron una sociedad asamblearia, democrática. Porque enseguida entendieron que, entre vivos, no podían comerse, debían cooperar. Hoy, miembros de aquella sociedad de la nieve reconocen que alguna de aquellas decisiones solo se podían entender si estabas dentro.

En la realidad española de nuestros días se hace muy difícil entender la que podríamos denominar sociedad del indepe, donde solo unos pocos comprenden que Junts votara no a la ley de Amnistía, que se perdiera la oportunidad de superar la tramitación en el Congreso antes de adentrarse en el filibusterismo del........

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