La noche del 19 de diciembre de 1973, un grupo de jóvenes notarios celebrábamos en el hotel Canciller de Cervera haber aprobado unas oposiciones para mejorar de plaza. La cena de celebración, a la que invitamos a algunos amigos, entre ellos creo recordar al entonces juez de Cervera Juan-Antonio Xiol, fue más que animada. Tanto que, a la mañana siguiente, regresaba a Barcelona, con cierta resaca, en el coche del notario de Cervera Pepe Gómez Pascual. No sé en qué emisora sonaba una zarzuela: La canción del olvido.

Flores en el lugar del atentado contra Carrero Blanco .

De repente, se interrumpió la emisión para dar la noticia de un grave accidente en Madrid que había afectado al presidente del gobierno, el almirante Carrero Blanco. Pepe dijo: “Ha sido un atentado”. Y, a partir de ahí, noticias elusivas hasta que la realidad se impuso: era un atentado. Y así llegamos a Barcelona. Mi madre me abrió la puerta de casa, preguntándome tensa: ¿quién ha sido?

Cincuenta años después, tengo claras tres cosas: 1. El atentado fue obra exclusiva de ETA, pues nadie ha aportado pruebas sólidas de lo contrario. 2. De haber vivido, Carrero no hubiese sido un obstáculo para la transición: no era un intrigante, era un militar con un profundo sentido del orden y de la disciplina que hubiese obedecido al rey. 3. Carrero ocupa un lugar destacado en la historia de España por haber facilitado el acceso a la gobernación del Estado de un grupo de tecnócratas, que ejerció el poder desde finales de los años cincuenta hasta casi la muerte del general Franco, impulsando el desarrollo económico de España y propiciando así la consolidación de una amplia clase media. Esta clase media fue el sustrato social que hizo posible la transición. Sin ella no hubiese sido posible.

Franco conoció a Carrero, entonces alférez de navío, a bordo del guardacostas Arcila la madrugada del 30 de marzo de 1925, en el curso de una operación previa al desembarco de Alhucemas. Desayunaron migas e hicieron buenas migas. Tantas que, en mayo de 1941, Franco le nombró subsecretario de la Presidencia del Gobierno, iniciando así una colaboración que duró hasta la muerte de Carrero en 1973. Ministro subsecretario en 1951, Carrero estuvo detrás de todas las grandes iniciativas del régimen, pero ninguna fue más determinante del futuro de España que la iniciada con el nombramiento de Laureano López Rodó como secretario general técnico de la presidencia del gobierno en 1956.

En aquel momento el sistema de economía autárquica se estaba hundiendo. Y fue entonces cuando un grupo de tecnócratas ofreció un equipo y un programa para salir del marasmo económico en que se hallaba el país. El primer paso fue el nombramiento (el 25 de febrero de 1957) del gobierno que impulsó el Plan de Estabilización, con la entrada de Mariano Navarro Rubio en Hacienda y de Alberto Ullastres en Comercio. Siguieron luego distintos gobiernos con hegemonía tecnocrática, que gestionaron los sucesivos planes de desarrollo, una modalidad de intervencionismo estatal que propició un ciclo de crecimiento industrial y del sector terciario, de declive relativo de la agricultura, de cambios en la estructura social (crecimiento de la clase media asalariada), mejora del nivel de vida y transformación de las costumbres. Todo ello, con un incremento de los desequilibrios regionales.

El general norteamericano Vernon Walters cuenta en sus memorias ( Misiones discretas; 1978) que, en febrero de 1971 y por orden del presidente Nixon, acudió a Madrid para entrevistarse con el general Franco para “indagar lo que podría ocurrir” a su muerte. Y reunidos la tarde del día 24, tras algunas generalidades, Franco le dijo que “lo que más le interesaba al presidente de los Estados Unidos era saber lo que ocurriría en España después de su muerte”. Hablaron de ello y, “en el momento de estrecharme la mano, me dijo con voz muy apagada, casi un murmullo: ‘Mi verdadero monumento no es aquella cruz en el Valle, sino la clase media española. Cuando asumí el gobierno, no existía. La lego a la España de mañana’”. Fuese o no así, lo cierto es que esta España hizo bien la transición.

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Carrero y el tardofranquismo

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30.12.2023

La noche del 19 de diciembre de 1973, un grupo de jóvenes notarios celebrábamos en el hotel Canciller de Cervera haber aprobado unas oposiciones para mejorar de plaza. La cena de celebración, a la que invitamos a algunos amigos, entre ellos creo recordar al entonces juez de Cervera Juan-Antonio Xiol, fue más que animada. Tanto que, a la mañana siguiente, regresaba a Barcelona, con cierta resaca, en el coche del notario de Cervera Pepe Gómez Pascual. No sé en qué emisora sonaba una zarzuela: La canción del olvido.

Flores en el lugar del atentado contra Carrero Blanco .

De repente, se interrumpió la emisión para dar la noticia de un grave accidente en Madrid que había afectado al presidente del gobierno, el almirante Carrero Blanco. Pepe dijo: “Ha sido un atentado”. Y, a partir de ahí, noticias elusivas hasta que la realidad se impuso: era un atentado. Y así llegamos a Barcelona. Mi madre me abrió la puerta de casa, preguntándome tensa: ¿quién ha sido?

Cincuenta años después, tengo claras tres cosas: 1. El........

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