Las sociedades tienen tanta memoria como las personas, y los freudianos demostraron que, además, un subconsciente como nosotros. Por eso, sufren fijaciones o traumas que las atormentan y condicionan durante siglos o fluyen, como nuestras vidas, cuando los años nos parecen días.

El Reino Unido no estaría tan unido ni sería tan monárquico si no hubiera sufrido al dictador Oliver Cromwell, que decapitó al rey Carlos I y proclamó la república masacrando a escoceses e irlandeses.

Los Estados Unidos tampoco estarían tan unidos sin haber sufrido la guerra de Secesión, que hace hoy que el político que tontee con separatismos sea segregado por tonto.

Y es lógico que Alemania, gran perdedora en dos guerras mundiales, tenga repulsión a las armas y un ejército de pacotilla. Su inanidad militar nos condena, al resto de la UE, a ser gigantes económicos, pero, como los alemanes, enanos geopolíticos.

Putin no seguiría enviando a morir en Ucrania a rusos sin oposición de no haber sufrido el hundimiento de la URSS y las miserias que le obligaron a hacer de taxista en Berlín y a Gorbachov a anunciar McDonald’s.

También Israel sería impensable hoy sin el Holocausto, que convirtió el sueño de un puñado de sionistas en la necesidad universalmente aceptada de un Estado judío que evitara otro por la fuerza de las armas.

Y España, en fin, no sería el país más devoto de las apariencias democráticas, aun reducida a menudo al dirigismo del reparto de poderes entre partidos, si no hubiera llevado antes el humillante sambenito de “última dictadura de Europa occidental”.

Queda por elucidar, en cuanto a fijaciones y fluideces colectivas, cómo nos va influyendo el fracaso de la pulsión identitaria que marcó la agenda catalana durante una década, hoy revisitada a la luz de las chapuzas de Fernández Díaz y su troupe.

Y, al cabo, si prevalece en nosotros la voluntad de país orgulloso de sus mil acentos y construido por la inmigración durante siglos; o prevalece la de quienes cuentan sus apellidos por su origen y olvidan que toda pureza es una mezcla olvidada.

QOSHE - Catalunya: trauma y fluidez - Lluís Amiguet
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Catalunya: trauma y fluidez

10 0
24.01.2024

Las sociedades tienen tanta memoria como las personas, y los freudianos demostraron que, además, un subconsciente como nosotros. Por eso, sufren fijaciones o traumas que las atormentan y condicionan durante siglos o fluyen, como nuestras vidas, cuando los años nos parecen días.

El Reino Unido no estaría tan unido ni sería tan monárquico si no hubiera sufrido al dictador Oliver Cromwell, que decapitó al rey Carlos I y proclamó la república masacrando a escoceses e irlandeses.

Los Estados Unidos tampoco estarían........

© La Vanguardia


Get it on Google Play