La catástrofe de Gallípoli acabó temporalmente con la carrera política de Winston Churchill en 1915 siendo el primer lord del almirantazgo al comienzo de la Gran Guerra. Anthony Eden perdió el poder en 1956 como consecuencia de la mal calculada operación contra la nacionalización del canal de Suez por parte de Naser. La alianza con Francia e Israel fue un éxito naval y militar, pero resultó ser un desastre político al ser desautorizada por Eisenhower y Jruschov.

Un portacontenedores en el canal de Suez, en verano, antes de la actual contienda

Los conflictos globales pasan necesariamente por las vías navales por las que transcurre el tráfico de personas y mercaderías. El primer ministro británico Macmillan decía que antes de emprender un conflicto había que mirar al Bósforo, Suez, el mar Rojo y el estrecho de Ormuz, que tanto preocupaba a Adolfo Suárez cuando, puntero en mano, estudiaba la importancia estratégica de la entrada en el golfo Pérsico.

Jimmy Carter perdió la reelección de 1980 al fracasar la expedición secreta para rescatar a los diplomáticos norteamericanos secuestrados por los guardias de la revolución iraní en Teherán. La guerra del Golfo de 1991 para expulsar a Saddam Hussein de Kuwait contribuyó también a que George Bush padre no fuera reelegido en 1994, a pesar de haber ganado la guerra fría a los rusos.

Los conflictos en Oriente han hecho y deshecho presidentes y gobiernos democráticos. Los puntos de confrontación en Gaza, Israel, Líbano, Irán, Yemen, Egipto y Siria no son guerras locales, sino explosiones expansivas globales. Suelen ser las chispas de grandes incendios.

Los ataques de las milicias de los hutíes desde Yemen a buques de carga que navegan por sus aguas, para entrar en el mar Rojo y cruzar Suez hacia Europa y América, distorsionan un 15% del comercio marítimo mundial. Una coalición de una docena de países, con Estados Unidos a la cabeza, ha advertido de las consecuencias si no cesan los ataques.

Sorprende que España no esté en esta coalición en la que se encuentran Australia, Bahréin, Bélgica, Reino Unido, Dinamarca, Canadá, Alemania, Italia, Japón, Países Bajos y Nueva Zelanda. El Gobierno Sánchez está con los aliados y tendría que dar explicaciones sobre la ausencia de España, a pesar de la llamada personal del presidente Biden para convencerle.