Un buen amigo, que tuvo asiento en el Consell Executiu y que ha visitado a Carles Puigdemont en Waterloo, me comentó en una ocasión que el ex president tenía un problema, y así se lo hizo saber, que no era otro que quienes le iban a ver no le decían lo que pensaban, sino lo que él quería oír. A Puigdemont no le gustó la precisión, que era bien intencionada, pero una de las dudas que ofrece su figura es que tiene muy presente la Catalunya que dejó en 2017, que no es exactamente la misma de 2024.

Puigdemont, ayer en la presentación de su lista en Elna

Lo escribía ayer en este diario Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas: “Catalunya está encontrando dificultades para recuperarse tras la pandemia, contando con el tercer crecimiento menor del PIB entre 2019 y 2022 de las comunidades autónomas. Si tomamos como referencia el 2017, hemos perdido 3,4 puntos de renta per cápita relativa en cinco años”. A continuación hacía una relación de los grandes retos que Catalunya tiene por delante, como el deterioro del sistema educativo, el estrés hídrico, la falta de energías renovables, las amenazas en materia de seguridad o la falta de competitividad fiscal que perjudica la llegada de inversión.

En el libro Tarradellas, una cierta idea de Catalunya , Joan Esculies reproduce una carta del exiliado de Saint Martin-le-Beau a Ramon Sugranyes de Franch, en la que le decía : “Ya sabéis que mi vida está dentro de Catalunya. Aunque físicamente no estoy, no pasa nada que yo no sepa ni comprenda. Porque vivo allá dentro, no solo por lo que me escribe tanta y tanta gente, sino por las innumerables visitas que continuamente recibo de todos los estamentos sociales”. Puigdemont podría hacer una declaración parecida, pero la realidad siempre es más compleja.

Ahora se ha trasladado al Vallespir, a veinte kilómetros de la frontera, para seguir la campaña tras encabezar la lista de Junts. De la proximidad siempre se pega algo. Pero debería ser consciente que Catalunya necesita más soluciones reales del presente que seducciones mágicas del pasado. Pla escribió que el Vallespir invita a embobarse con el paisaje, pero ahora toca mirar al frente y poner luces largas. Y no volver a tener un accidente.

QOSHE - A tiro de piedra - Màrius Carol
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A tiro de piedra

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07.04.2024

Un buen amigo, que tuvo asiento en el Consell Executiu y que ha visitado a Carles Puigdemont en Waterloo, me comentó en una ocasión que el ex president tenía un problema, y así se lo hizo saber, que no era otro que quienes le iban a ver no le decían lo que pensaban, sino lo que él quería oír. A Puigdemont no le gustó la precisión, que era bien intencionada, pero una de las dudas que ofrece su figura es que tiene muy presente la Catalunya que dejó en 2017, que no es exactamente la misma de 2024.

Puigdemont, ayer en la presentación de su lista en Elna........

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