Carles Puigdemont se comprometió ayer ante los micrófonos de RAC1 a regresar a Catalunya el día del debate de investidura, tanto si ha ganado como si ha perdido las elecciones del 12-M, para estar presente en el Parlament por dignidad institucional. En caso de que no pueda repetir como presidente de la Generalitat, no permanecerá como jefe de la oposición, y abandonará la política activa.

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Puigdemont estuvo escasamente épico y aún menos desvergonzado en su primera comparecencia ante un medio de comunicación, tras la convocatoria de elecciones anticipadas. Quienes conocen al expresident saben que es un político con espíritu de activista, al que le gusta polemizar. Pero en la entrevista que le hizo Jordi Basté no pareció tener demasiado interés en alimentar el mito. Estos seis años y medio como expatriado le han resultado una eternidad, aunque no se le haya escuchado una queja. Seguramente, menos inacabables que los 1.300 días de cárcel que cumplieron otros líderes del procés, como Oriol Junqueras, que decidieron quedarse.

Puigdemont sabe que si gana, le corresponderá administrar una autonomía y que no tiene margen para más aventuras, por más que sea independentista hasta el tuétano. La suerte le ha dado una vida extra, al resultar imprescindibles sus siete diputados para que gobierne Pedro Sánchez. Gracias a eso ha podido conseguir la amnistía, así como renovar su protagonismo, cuando las brumas de Waterloo amenazaban con hacerlo desaparecer en el olvido.

Regresar como cabeza de un partido con dos almas, una pragmática y otra fabuladora, para intentar ganar unas elecciones autonómicas no parece especialmente épico. Ayer, en la radio, repitió que su regreso no podía ser una provocación o una gamberrada. E incluso avisó de que nadie espere que se haga una selfie en Figueres, ni tampoco una aparición magistral en un mitin final en Barcelona. El retorno de Puigdemont no será como el de Tarradellas, ni en el fondo ni en la forma. Como mucho puede considerarlo un acto de reparación personal. No le dolieron prendas en reconocer su deseo de volver a casa, con su gente, en Girona. La nostalgia aún es lo que era.

QOSHE - La última carta - Màrius Carol
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La última carta

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10.04.2024

Carles Puigdemont se comprometió ayer ante los micrófonos de RAC1 a regresar a Catalunya el día del debate de investidura, tanto si ha ganado como si ha perdido las elecciones del 12-M, para estar presente en el Parlament por dignidad institucional. En caso de que no pueda repetir como presidente de la Generalitat, no permanecerá como jefe de la oposición, y abandonará la política activa.

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Puigdemont estuvo escasamente épico y aún menos desvergonzado en su primera comparecencia ante un medio de comunicación, tras la........

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